Curiosa manera de funcionar tiene la humanidad. Echando un repaso sencillo de historia, nos daremos cuenta de que desde siempre nos ha encantado alinearnos a uno u otro bando identificándonos con un grupo. Primero tribus, luego naciones, pasando por religiones, cruzando organizaciones políticas, y en una era un tanto más civilizada, el motivo por el que nos gusta odiarnos los unos a los otros, no hace mucho había sido el equipo deportivo que más nos gusta.

Pero ya todo eso es cosa del pasado. Para el tecnófilo de a pie, que desperdicia horas y horas detrás de la pantalla de un ordenador y se gasta buena parte de sus ingresos mensuales en adquirir ese gadget de culto, lo que lo hace sentir identificado es la marca en la que decide invertir su dinero, y el objeto de su desprecio son todos aquellos que se atreven a comprar el producto de la casa rival.

Recientemente en Alt1040 nos hablaban del inmenso sin sentido en el que se ha convertido en esto de defender a capa y espada, sin argumentos, una determinada marca, que a final de cuentas, no es más que eso, y cuya única finalidad real es hacerse con nuestro dinero (en la mayoría de los casos).

Marcas tecnológicas de culto

En la actualidad, no son pocas las marcas que se han creado un culto encima simplemente porque sí. Me refiero a esas empresas que tienen defensores que por lo menos en Internet están realmente dispuestos a pelear a puño limpio para defender que el producto que ha comprado es mejor, la mayor parte de las veces, sin tener argumentos validos con los que sostener su afirmación.

Imagen de: William Hook
Imagen de: William Hook

No hace falta ponerse a pensar demasiado para que se nos vengan un par a la mente, y siempre en el eje de todo este asunto ha estado Apple, empresa que ya contaba con su propio grupo de evangelizadores incluso antes de que fuera una moda ponerse de un lado u otro.

Pero no solamente en Cupertino son capaces de levantar pasiones. La industria de los videojuegos es una de la que más caldea los ánimos, y así como en vísperas de un nuevo iPhone las tiendas de Apple se llenan de gente, en las afueras de muchos locales de videojuegos y electrónica de consumo podemos ver grandes files cuando una nueva Xbox o PlayStation va a ser presentada. Y claro, en lo que a fidelidad abnegada respecta, el núcleo de seguidores de Nintendo es tan o más radical que el de aquellos que podrían dar su vida por un iPad.

Google no queda exenta, y aunque sus fanáticos son mucho más pasivos, con la llegada de Android nos hemos encontrado que se ha creado una nueva fila de seguidores radicales dispuestos a luchar a capa y espada por si plataforma favorita.

No se trata de la marca, sino de un buen producto

El problema con el apoyo radical a una u otra marca, es que en algún punto se nos pierde el sentido común. Y es que, aunque a todas luces está mal guardar rencor a alguien públicamente solo por apoyar un articulo rival del que se ajusta a nuestras necesidades, digamos que puede ser pasado por alto argumentando que es lo más humano del mundo unirse a un grupo para atacar a otro. Lo que no es en lo absoluto justificable es que defendamos una marca en contra de nuestros propios intereses.

Por qué Nintendo debería estar trabajando en nuevas consolas

Un ejemplo claro de todo esto es Nintendo y su Wii U. Aún teniendo una consola que claramente se ha quedado muy por detrás de sus rivales tanto en términos de potencia, como de ventas, y que incluso sus directivos han admitido públicamente tener problemas, el Internet está lleno de hordas de fanáticos dispuestos a defender esa máquina que se quedará sin juegos de calidad.

Despegándonos un poco del extremo radical en el que los usuarios defienden un mal producto solo por tratarse de su marca de culto, tenemos otros muchos artículos que son tan buenos, que no necesitan el respaldo de grandes casas para obtener éxito. Y el caldo de cultivo para ese éxito ha sido el crowdfunding, que tiene como principal bastión Kickstarter.

Volviendo al terreno de los videojuegos, nadie puede negar el rotundo éxito que fue la campaña de Kickstarter de Ouya. Estamos hablando de un planteamiento tan bueno, que pese a no traer a sus espaldas un gran nombre, logró vender en un mes alrededor de 60.000 consolas. Y no cualquier consola, sino una que ni siquiera existía. Sí, el producto no fue lo que los usuarios esperaban, pero eso no quita que un planteamiento correcto logró tener un empuje asombroso.

Sidekick, el dock para Pebble logra el éxito en Kickstarter

La hazaña lograda por Pebble fue idéntica a la del OUYA, solo que esta vez los compradores no resultaron decepcionados. De nuevo tenemos un producto lo suficientemente asombroso como para poder hacerse un nombre y hueco en el mercado a pesar de no estar apoyado por Apple, Samsung, Google o Microsoft.

Por último, también debemos acotar que a veces una gran marca es necesaria para hacer despegar buenos productos a los que el mercado no ha sabido dar una oportunidad. Es ese el caso de Windows Phone, una plataforma impecable de la que muchos terminan enamorados nada más probarla por lo estable y robusta de la misma. Lamentablemente, de no ser por el enorme apoyo que Nokia le ha dado en los últimos meses, seguramente el sistema operativo para móviles de Microsoft se habría estancado hace mucho.

Extrañamente, los dispositivos Nokia-WinPho más exitosos no son los que tienen cámaras y pantallas impresionantes firmadas por el otrora fabricante de Finlandia, sino los más básicos, que se venden por un precio aceptable pero también tienen la marca Nokia para respaldarlos. Por tanto, al final no necesariamente ha sido un producto diferente a lo ofrecido por otras casas, sino que es la marca lo que ha hecho despegar las ventas.

Nos puede gustar más o nos puede gustar menos, pero las marcas se han convertido en un aspecto crucial, en muchos casos más importantes que un gadget que realmente satisfaga nuestras necesidades. Quizás deberías pensar en eso la próxima vez que te toque desembolsar algo de dinero para hacerte con un determinado gadget.

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