Año 1999. La marca Ericsson no lleva el prefijo Sony delante de su nombre original todavía y se movia como pez en el agua en un mercado en el que, aún estando dominado por Nokia, se posicionaba como una de las marcas más influyentes. Las pantallas eran en blanco y negro, los politonos descargables vía WAP se anunciaban por televisión y el popular juego Snake de Nokia se empezaba a convertir en una leyenda. El teléfono más vendido aquel año fue el popular Nokia 3210 aunque hubieron dos que destacaron por su tamaño, el Nokia 8210 y aquel que se convirtió en objeto de deseo de cualquier yuppie, el Ericsson T28.

El Ericsson T28 destacaba por su diseño, convirtiéndose en estandarte del diseño industrial sueco, como la mayoría de los productos desarrollados por el gigante tecnológico que acabó siendo absorbido por Sony. No sólo era un móvil extremadamente pequeño para la época, pesando sólo 81 gramos** que, en comparación con los 153 gramos del Nokia 3210 suponían una revolución; también era bonito, minimalista y elegante, con algunas características que, quizás superfluas, lo convertían en un alta gama innovador y diferente.

Características técnicas

@joncho" width="800" height="450" class="size-large wp-image-152535" /> Foto @joncho Como hemos comentado antes, el Ericsson T28 pesaba 89 gramos y tenia unas dimensiones de 97x50x15 milímetros, muy reducidas y empaquetadas en un formato que por aquel entonces marcaba tendencia: clamshell. No tenía una pantalla colosal ni juegos, si no que estaba concebido para un uso muy concreto: llamar y enviar mensajes. Y para ello, el Ericsson T28 montaba una pantalla monocroma de 3 líneas muy pequeña que quedaba siempre destapada para acceder a la información rápidamente sin necesitar de mostrar el teclado. En la tapa del Ericsson T28 se montaba el micrófono que quedaba enfocado hacia la boca del que estuviera hablando.

Pero el punto más fuerte del Ericsson T28 fue la adaptación de baterías de polímeros de litio, convirtiéndose en el referente del mercado a cuanto baterías implementando una tecnología aún vigente en el mercado de la telefonía móvil. Además, existían tres modelos de batería: una batería ultra delgada que reducía el tamaño y el peso del Ericsson T28 hasta los 83 gramos y 15 milímetros de anchura, la batería delgada por defecto del terminal y una batería de alta capacidad que doblaba la vida de la batería ultra delgada y engordaba a nuestro pequeño Ericsson T28 hasta los 114 gramos y 22 milímetros de anchura, dándonos a cambio hasta 10 horas de conversación ininterrumpida.

La magia del Ericsson T28

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A veces es sorprendente cómo de efectivas son las ideas más simples. En el caso del Ericsson T28, la tapa del terminal era la magia que lo diferenciaba de la competencia. Concretamente, el Ericsson T28 disponía de un botón en el lateral que al ser pulsado desplegaba la tapa. No añadía demasiada utilidad y, de hecho, generalmente estas son las piezas que antes se rompen en productos electrónicos. Pero era elegante, era la seña de identidad del diseño smart de este terminal, los fuegos artificiales de un producto muy bien cuidado y probablemente una de las características clave para que el Ericsson T28 se convirtiera rapidamente en un objeto de deseo.

Sobriedad escandinava

ericsson t28Justo cuando Nokia y la competencia empezaba a añadir más servicios a los teléfonos móviles, tratando de evitar limitarse a ofrecer SMS y llamadas, Ericsson realizó movimientos en el mercado para dirigirse a un público que buscaba lo que había hasta el momento pero minimizado al máximo. En 1999 Ericsson también sacó al mercado el Ericsson T10, con unas características similares al Ericsson T28 pero un precio muy inferior a costa de tener un producto más grande y con una batería mucho menos eficiente. El Ericsson T28 se proclamó por tanto como el teléfono insignia de la compañía y el referente para un sector muy amplio de usuarios.

Pero si los suecos sabían sacarle partido a la tradición escandinava de diseños minimalistas, sus vecinos finlandeses también podían contraatacar con la misma moneda. Y aquella moneda fue el Nokia 8210. Aquel mismo año, Nokia presentó el Nokia 8210, un teléfono más pequeño, con una pantalla más grande y con una batería polímeros de litio que nada tenía que envidiarle a la del Ericsson T28. Además, el Nokia 8210 no tenía antena externa, estilizando el diseño mucho más y aprovechando unas líneas que -aunque redondas- se antojaban agresivas. Y fueron estos dos teléfonos móviles los estandartes de ambas filosofías a la hora de comprender la tecnología móvil por aquellos tiempos: por un lado Nokia tratando de convertir los teléfonos móviles en algo más que un aparato diminuto para recibir llamadas y por el otro el Ericsson T28 como referente en teléfonos minimalistas.

Del legado del Ericsson T28 tenemos que destacar la implementación de las baterías de litio y el hecho de servir como referente en el diseño de toda una generación de teléfonos móviles. Si hay algo que desmerezca las bondades de este maravilloso teléfono es la competencia a la que se enfrentó, en un momento en el que todo eran novedades en un mercado más que vivo y muy competitivo. Buenos tiempos del “siglo pasado” que sirvieron para sentar los cimientos de la tecnología móvil actual.

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