Acabas de llegar de tus vacaciones. Hermosas vacaciones en la playa, ciudad o montaña y has disparado una enorme cantidad de fotografías. Miles, tal vez. Varias tarjetas de memoria revientan por escupir toda esa información. Foto tras foto, revelas y procesas para sacar el mayor detalle de estas. Una vez finalizado el proceso, las vuelves a mirar con detalle, admirando tu trabajo. Ahora, ¿cuántas de esas fotografías estarías dispuesto a publicar en tu porfolio?

Publicar nuestro trabajo no es fácil. Son en cierta manera un reflejo de quiénes somos, qué hacemos y qué nos gusta; y además son una puerta abierta a la critica, lugares comunes para que cualquiera con algo de malicia (o buenas intenciones) nos haga creer que la fotografía no es lo nuestro. Pero algo hay que publicar, ¿verdad? Si no hiciésemos público el trabajo que tanto nos costó, nuestras fotografías morirían en los discos duros, sin más espectadores que nosotros mismos.

Personalmente, la razón de imágenes tomadas a imágenes publicadas debe ser cercana a 1:100. Elegir que es lo que voy a mostrar es un proceso bastante tedioso y cansador, salvo las raras excepciones que veo una imagen en la calle, la fotografío y llego a mi casa pensando que realmente quiero publicar esa pieza. Tan solo una de cada cien imágenes llega a los ojos de los demás, mientras que el resto lo juzgo como "no digno".

Una vieja regla del fotoperiodismo decía que debes utilizar un rollo completo por cada fotografía que el editor quiere. ¿Una foto de un evento social? Un rollo completo. ¿Dos fotos del mismo evento? Dos rollos completos. Esto seria, vagamente, un ratio de 1:36 aunque es preciso recordar que esta regla aplica a la época de la fotografía analógica, donde disparar usualmente venia acompañado de unos cuantos minutos de planeamiento previo.

En esta era digital ir a la casa de un primo o festejar un cumpleaños supone cientos de fotografías - sino miles dependiendo de si eres adolescente o no - por lo que un ratio de 1:100 me parece más que adecuado para las épocas que vivimos. Es claro que un cumpleaños no es material publicable, pero no quita que apenas se vea algo ligeramente fotografiable, los contadores de disparos se eleven en unos cuantos números.

Aunque la verdad, la verdadera verdad acerca de cómo saber si realmente estas creciendo en el aprendizaje de la fotografía, es poder publicar una sola fotografía de cada solo evento. Si puedes mostrar una sola fotografía de tus vacaciones, tu cumpleaños o tu último trabajo pago; si esa sola imagen cuenta todo lo que viviste (o al menos una buena parte de ello), alcanzaste el zen de la imagen. El objetivo, entonces, no es publicar más. Es publicar menos, muchísimo menos.

Toma el desafío. Tus próximas vacaciones, tu próxima sesión de fotos o tu próxima caminata urbana debe poder ser representada en una sola imagen. Espero tus ejemplos aquí debajo.

Foto: Christian Senger

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