El reducido club de cámaras de carrete en producción pasa a tener un miembro menos. Cosina, actual fabricante de las Zeiss Ikon, ha confirmado que abandona la producción. Se cierra así este breve capítulo en la historia de Zeiss Ikon, comenzado cuando Carl Zeiss y Cosina decidieron en 2004 resucitar la marca creando una cámara telemétrica digna de rivalizar con las Leica, con las que compartía montura.

Historia de Zeiss Ikon

La marca Zeiss Ikon que vuelve a desaparecer ahora, fabricó cámaras desde 1926 hasta 1972. Nació fruto de la fusión de Carl Zeiss con los principales productores de Europa -Heinrich Ernemann AG, ICA AG, C.P. Goerz AG y la Contessa-Nettel AG- para convertirse en el mayor fabricante mundial de cámaras fotográficas. Carl Zeiss siguió existiendo aparte como fabricante de objetivos, siendo lo que ahora es Carl Zeiss AG.

La enorme capacidad de Zeiss Ikon se plasmó en un ingente catálogo de cámaras de todo tipo: de 35 mm, de formato medio e incluso de cine. Muchos de estos modelos eran los que hasta el momento producía cada una de las marcas, ofreciendo en 1927 un catálogo en de 104 cámaras. Durante los años 30 empezaron a aparecer los nuevos modelos de la marca, que seguía abarcando todos los tipos de cámara posible, incluyendo cámaras estereoscópicas -antecesoras de las actuales 3D-, y las célebres cámaras de fuelle plegable Ikonta y Nettar.

En ese momento su mayor rival era la también germana Leica, dedicada en exclusiva a hacer cámaras de 35 mm. Como reacción a estas aparecieron las históricas Contax, cuyo concepto heredaban las ZM que ahora desaparecen.

Se trataba de unas cámaras telemétricas de 35mm, con un obturador mecánico vertical, a diferencia del horizontal de tela de Leica, capaz de llegar a velocidades de 1/1000. Además su telémetro era más preciso en el enfoque, y tenían a su disposición el extenso catálogo de los superlativos objetivos Carl Zeiss del momento. Como desventaja el disparador, por su complejidad, era más delicado y difícil de reparar. Un buen aval del buen hacer de Zeiss Ikon lo supone el haber acompañado a Robert Capa durante gran parte de su vida, aunque usó también Leica y Nikon.

Esta época dorada de la rivalidad entre las dos marcas germanas llegó a su fin con la Segunda Guerra Mundial. La división de Alemania entre los dos bloques dio con parte de la maquinaria y los trabajadores a cada lado del telón de acero, y la marca dividida. La parte soviética siguió con la producción de las Contax (renombradas como Kiev) y otros modelos, también renombrados.

La parte de la RDA desarrolló nuevos modelos, algunos actualizaciones de la Contax y otros realmente innovadores como la reflex Contaflex. A partir de los años 60 su situación económica comenzó a ser complicada, rivalizando en Alemania con Leica y Rollei y todas ellas a su vez con las marcas niponas, que comenzaban a convertirse en el gran rival. Durante esta época compró Vöigtlander, pero fue perdiendo volumen de negocio, principalmente por el auge nipón, y en 1972 se vieron obligados a cerrar.

Reaparición de la marca

Mientras tanto Carl Zeiss tuvo una historia mucho más tranquila, dedicada a la producción de objetivos de todo tipo e instrumental médico. En 2004 se decidieron a revivir la vieja marca Zeiss Ikon. La marca Contax era propiedad de Yashica (productores de las reflex Contax RTS, pero eso es otra historia) y por ello no cogieron el nombre. Carl Zeiss confió la fabricación en el fabricante japonés Cosina, que también produce gran parte de los objetivos fotográficos Carl Zeiss.

Como resultado aparecieron las Zeiss Ikon ZM y SW, con idénticas características a excepción del visor: la ZM con visor telemétrico y la Zeiss Ikon SW sin visor integrado, diseñada para su uso con ultraangulares. Sobre el papel dignas rivales de la Leica M7, con un precio aunque elevado -en torno a los 1.500 €- muy inferior a la M6 -4.000 €-.

Las características de la cámara son extraordinarias, y recuerdan a aquellas con las que la Contax planto cara en su momento a Leica: A semejanza de ella monta un obturador metálico, que permite sincronizar con el flash a 1/125 -por 1/60 de la Leica-. Tiene un visor más grande que el de la Leica, y sus ventanas están más separadas para hacerlo más preciso. Cuenta con medición TTL ponderada al centro y tiene un botón dedicado para el bloqueo de la exposición. Además comparte montura con las Leica, por lo cual la gama de objetivos disponible es la misma, pudiendo usar tanto los Leica M como los Carl Zeiss ZM, además de terceras marcas.

Este breve experimento no llegará ni a los seis años, ya que si bien se anunció en 2004 no fue hasta 2006 cuando se presentó y llegaron las primeras unidades, coincidiendo con la Photokina. Durante este año dejaron de producirse la SW y la ZM plateada. Sólo se estaba produciendo la ZM negra, ahora descontinuado.

La propia Cosina sigue fabricando las también telemétricas de carrete Vöightlander Bessa, las únicas de esta clase que quedan junto la Leica M7.

De esta forma el concepto de cámara telemétrica queda casi exclusivamente en manos de Leica. Afortunadamente parece que la transición a la fotografía digital le ha ido bien a la marca, que este año ha presentado nuevos modelos en Photokina, la Leica M y la Leica M-E, mientras sigue manteniendo en catálogo las M7 y MP de carrete. Mientras tanto ya ha visto desaparecer dos veces a su principal rival en cámaras de carrete, Zeiss Ikon, y a las telemétricas digitales de Epson.

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