Como cada fin de semana, un lector de ALTFoto participa en esta sección, ALTFoto edita tu foto. Todos podeis participar enviando una fotografía, preferiblemente en formato RAW, para que aquí la analicemos y revelemos. El objetivo es que todos aprendamos y mejoremos nuestro trabajo. A muchos les servirá para coger un camino, y a otros para desviarse de él. Este fin de semana es el turno de Gerardo Ricardo López. Veamos que nos ha enviado.

Gracias por la oportunidad de participar de ALTFoto. Soy Gerardo, tengo 30 años, soy psicólogo y comparto mi pasión por la psicología con la fotografía.
La foto está tomada el 2 de Febrero del 2011, en la celebración de Yemanyá que se hace cada año en la Playa Ramírez de la ciudad de Montevideo en Uruguay. Llegué a la playa cerca de las 5pm y comencé a observar la celebración sin tomar una sola foto. Habían muchas personas con cámaras para todos lados y me sentí que podía, al sacar mi cámara y comenzar a disparar, profanar el acto solemne que para muchos, estaba teniendo lugar. Así que el motivo por el que fui, fue mutando desde la curiosidad y la admiración por la fe. Al comenzar a obscurecer comenzaron las velas, los cánticos y los tambores se animaron, los movimientos de los cuerpos eran más rápidos y me sentí más en confianza. Quise registrar el momento, la sensación de contagio, admiración y fe, comencé a fotografiar....
Fueron pocas las fotos y casi al comenzar a retirarme, se coloreó de naranja el horizonte, la playa bajó su nivel de agua y quedaron franjas de arena mojada, pequeños charcos y sombras, esas sombras son las que plasmé en una foto. Ese momento duró poco, lo disfruté y ahora miro mis fotos de ese día y disfruto de nuevo el atardecer mágico.
Comparto el raw original tomado con una Canon 450D y un lente Canon 38-76mm f/4-5.6.
La fotografía, de entrada, es espectacular. Es una fotografía muy buena, realizada con una cámara de gama media y uno de los peores objetivos que Canon ha fabricado nunca. Había oído hablar de él, pero creía que era una leyenda urbana. Lo increíble del caso es que Gerardo echa por tierra esos comentarios negativos y reafirma uno de mis principios fotográficos: la fotografía la hace el fotógrafo, nunca la cámara. Es verdad que tiene un viñeteado muy evidente, pero cumple con creces su cometido y respecto a la nitidez en el centro - en las esquinas se pierde-, le veo mejores resultados que el más popular 18-55 mm. Según he estado leyendo, la fotografía representa una celebración yoruba, una de las religiones de origen africano con gran presencia en el continente americano. La primera vez que oí hablar de esta religión fue en el excelente documental de Fernando Trueba El milagro de Candeal, que analiza la figura del músico brasileño Carlinhos Brown, seguidor de esta creencia. Esta fiesta reúne a mucha gente en la playa, donde se celebran diferentes ritos, además de espectáculos, reuniones y bailes. Gerardo ha optado por mostrar un momento tranquilo, en el atardecer, donde la gente pasea y se relaja contemplando una puesta de sol clásica.
Pero vamos a analizar la fotografía, que me ha recordado a los momentos finales de una de las mejores películas de la historia, El árbol de la vida de Terrence Malick y hacer una previsualización para el revelado que haremos en la próxima entrega.
  • El horizonte está centrado, y el ocaso del sol también. Y esa simetría, de la que muchas veces hay que huir en la fotografía de paisaje, funciona bastante bien en esta ocasión. Refleja un momento tranquilo, y se rompe gracias a la disposición anárquica de las personas que pueblan la playa. Intentar romper la simetría, destrozaría la fotografía.
  • Las siluetas de las personas, un complemento ideal y único para que una puesta de sol deje de ser una postal, son un acierto, pero no tanto la superposición de ellas, que desde el punto de vista del que escribe estas líneas, crean un pequeño caos de formas que nada ayudan a la fotografía. El autor estuvo ante una situación única que tendría que haber registrado muchas veces, hasta encontrar esa fotografía en la que todos están colocados en su sitio, como si estuviéramos viendo una coreografía. Las tres figuras más adelantadas están perfectas, pero la masa central, lo abigarrado de la izquierda y ese barco que aparece por la derecha rompen un poco la magia del instante.
  • El revelado de esta fotografía no es en absoluto complicado, pues la mayor parte está hecho. Para acentuar esa simetría, voy a probar el formato cuadrado.
  • Voy a dar volumen a las siluetas, a jugar con sus contornos para intentar individualizarlas, a través del uso de Curvas.
  • Y por último, darle más fuerza aún a esa orgía de tonos dorados que Gerardo ha captado.
Mañana veremos cómo quedará la fotografía final.

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