Estamos ante uno de los grandes problemas de la fotografía digital: la suciedad del sensor de las cámaras réflex. Nadie pensó en estas cosas hasta que los sufridos usuarios empezaron a quejarse. La solución que buscaron los fabricantes no era muy buena: llevar la cámara al servicio técnico y pagar mucho dinero. Pero las cosas han cambiado.

El problema viene por la acumulación del polvo sobre la superficie del sensor, a causa de un descuido o, sobre todo, por la electricidad estática. Es algo que siempre ha pasado, pero a la hora de pasar el carrete el polvo desaparecía y solamente afectaba a un fotograma. El resultado son visibles manchas en las fotografías, notables sobre todo en las superficies uniformes como los cielos azules y con diafragmas cerrados. Son fáciles de quitar, sobre todo con la ayuda de la herramienta Parche del Ps, pero imaginaos tener que hacer la operación en las quinientas fotos que hemos hecho en el último viaje...

Poco a poco fueron surgiendo más soluciones y las más diversas leyendas sobre el tema, que si el sensor se estropeaba con sólo pensar en tocarlo, que era una cosa que había que asumir sin contemplaciones, que si en los talleres tenían cámaras de vacío para limpiar en condiciones óptimas las partículas de polvo... También empezaron a vender carísimos dispositivos de limpieza con complicados manuales y con la particularidad de conseguir atraer más polvo. Incluso los fabricantes de cámaras idearon soluciones para paliar el problema, como el sistema de vibración por ultrasonidos de Olympus, que más tarde o más temprano han empezado a copiar Canon y Sony, con resultados poco claros. Muchos se preguntan cómo afectará tanto movimiento a una estructura tan delicada como un sensor. Con lo fácil que sería aislar con una cortinilla el sensor y el espejo réflex, tal como hacen las cámaras de formato medio...

Pero siempre aparecen soluciones prácticas y se caen muchos rumores que circulaban por internet. Uno mismo puede hacer la limpieza del sensor de su cámara sin muchos gastos y sin muchas complicaciones.

El sensor nunca está al aire. Siempre está protegido por una fina lámina de cristal, que es lo que se podría estropear si lo manipulamos mal. Nunca vamos a tocar el sensor en sí, algo que sería realmente una imprudencia. Por supuesto que hay que tener mucho cuidado, y cualquier cosa la tenemos que hacer bajo nuestra responsabilidad. Los únicos responsables somos los que hacemos la limpieza a nuestras propias cámaras.

El material es muy sencillo, y muy barato. Además podemos comprarlo en la farmacia del barrio, o a lo mejor lo tenemos ya en casa:

Pasos a seguir

  1. Alcohol isopropílico. Es muy puro, lo que significa que no deja residuos ni cercos, y se evapora enseguida.
  2. Bastoncillos de algodón. También sirve una lámina de 1 cm x 4 cm con uno de los extremos cubiertos por una gasa. Limpian la suciedad una vez impregnados de alcohol.
  3.  Una perilla grande. Para usarla como soplador. La clásica que vendían en las tiendas de fotografía para quitar el polvo a los negativos sería perfecta.

Una vez que tenemos el material vamos a ver los pasos a seguir:

  • Nos metemos en un sitio sin polvo ni corrientes de aire. El cuarto de baño reúne estas características.
  • Dentro de los menús de la cámara existe una opción que se suele llamar Limpieza del sensor. Hay que activarla. Es fundamental que la batería esté a plena carga. ¿Por qué? Porque esta opción sube el espejo réflex, y si cae durante el proceso de limpieza encima de la perilla o de los bastoncillos, ya podemos buscar ofertas para comprarnos una nueva cámara. Nadie ha dicho que esto sea fácil.
  • Apoyamos la cámara sobre el respaldo, más que nada por comodidad y por tener buena iluminación. A continuación, con la perilla, soplamos sobre el sensor sin tocarlo, con más maña que fuerza, varias veces, para eliminar todas las motas de polvo.
  • Apagamos la cámara, ponemos el objetivo, la encendemos, cerramos el diafragma al máximo (f22) y disparamos a una superficie uniforme, como el azul del cielo. Probablemente, no hará falta hacer nada más, pues no veremos ni una mota.
  • Si todavía se aprecian manchas, humedecemos levemente el bastoncillo en el alcohol, y lo pasamos con suavidad por el sensor varias veces. Es muy importante no empaparlo. Cuando se seque (prácticamente instantáneo), volvemos a soplar con la perilla y volvemos a hacer la prueba del punto 4.

En cinco pasos, solucionamos un problema que nos puede costar hasta 200 €. La mejor solución al problema es evitarlo. Por lo tanto, hay que tener las precauciones de siempre, tener cuidado, proteger la cámara en todo momento y evitar  cambiar los objetivos en situaciones comprometidas. Y poner siempre el objetivo con la bayoneta de la cámara orientada al suelo. Y no cambiar de objetivo en medio de una tormenta de arena, de polvo....

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