Durante el Mobile Unpacked 2012 de ayer en el IFA de Berlín, Samsung presentó un dispositivo sobre el que ya había bastante rumores levantados a partir de un par de patentes y que por fin podemos confirmar junto a otras apuestas vistas anteriormente como la de Nikon, una cámara compacta con Android que permite la ejecución de aplicaciones y con conectividad total, tanto como WiFi como móvil con 3G y LTE.

La Galaxy Camera se concibe por tanto como una apuesta tan innovadora como arriesgada. La idea en sí de una cámara que prescinda totalmente de cualquier tipo de control físico y recaiga únicamente en una gran pantalla táctil donde gobierna Android no es precisamente nueva y de hecho después de estar probándola no puedo menos que preguntarme cómo es que a nadie se le había ocurrido antes, o al menos cómo nadie la había lanzado.

En cuanto a cámaras con conectividad a internet Samsung tenía una breve experiencia en este sentido con la WB150F presentada hace unos meses y que vale casi como ensayo de lo que es la Galaxy Camera. Teorías y explicaciones aparte hay que reconocer que la cámara se ha comportado bastante bien en nuestras pruebas, sobre todo en esos puntos más flojos a priori como pueden ser el control y la fluidez e la interfaz y lo que es el control en sí de la cámara a través de una interfaz exclusivamente táctil.

En cuanto a lo primero aunque no es sobresaliente y quizá sea un campo que merezca la pena analizar después de haberla probado de manera intensiva sobre el terreno y no en un stand atada a un cable de seguridad, la fluidez y el rendimiento parecen bastante buenos, o como mínimo aceptables. En cuanto al control a través de una interfaz que es táctil exclusivamente Samsung ha sabido dar en el clavo con algunas cosas y se ha dejado en el tintero otras cuantas.

Por ejemplo, el diseño de la misma hace que sea sencilla y fácil de utilizar pero en otros aspectos como la intuitividad y el encontrar "qué tipo de función necesito para este tipo de foto" fracasa miserablemente. Encontramos así cuatro modos de cámara, que van desde el más creativo al creativo casual pasando por el totalmente automático y el totalmente manual.

Afortunadamente los menús vienen acompañados de imágenes explicativas que permiten saber en todo momento, o al menos intuir, para qué sirven o al menos en qué situaciones es buena idea utilizarlos y en qué situaciones no. Junto a todos estos modos también se incluyen directamente sobre la interfaz de la cámara mediante una flecha en la parte inferior unos filtros al más puro estilo Instagram que podremos utilizar en cualquier foto.

El resto de funciones se complementan con disparos en ráfaga, fotos HDR, de larga exposición, macros y otro gran grupo de prestaciones más. Cómo comentábamos una vez tenemos el menú enfrente podemos adivinar gracias a la descripción y la miniatura que lo acompaña para qué sirve exactamente pero a su vez no es fácil encontrarlas si lo que queremos es una función en concreto, como por ejemplo el disparo en ráfaga, un fallo que podría solventarse rápidamente reduciendo el número de modos automáticos disponible por ejemplo y reduciéndolos a uno sólo aparte del modo manual.

Dejando la cámara aparte otro detalle que sorprende bastante es el hecho de poder instalar casi cualquier tipo de aplicación en el teléfono. Por suerte (o por desgracia) pese a tener conectividad móvil no podemos llamar por teléfono a través de ella pero sí que podemos en cambio utilizar aplicaciones VoIP como Skype o Viber con total normalidad.

En las pruebas efectuadas sobre el terreno la Galaxy Camera parece poder con casi cualquier aplicación, desde un Angry Birds a un cliente de Twitter o incluso WhatsApp sin dar el más mínimo problema. La pantalla trasera es, a efectos prácticos, exactamente igual que si tuviésemos un teléfono móvil con Android en la mano, podemos navegar, jugar y utilizarla cómo si de un smartphone de última generación se tratase.

Pasando a un terreno más peliagudo, una de las preguntas esenciales es si es viable la utilización de una compacta madiante Android. Pese a los detalles anteriormente comentados como que a la interfaz le faltan varios puntos de intuitividad y manejo nada más cogerla en las manos queda claro que el futuro de las compactas de gama media-baja pasa por prescindir precisamente de todo tipo de control físico e incorporar en su lugar una pantalla táctil, cada vez más baratas de producir, que puede manejarse y controlarse con el dedo gracias a un sistema Android incluido.

Aunque la grabación de vídeo ha sido un aspecto minoritario en nuestras primeras impresiones con la Galaxy Camera y esperamos a tener una experiencia más completa con ella para poder elaborar un juicio con fundamento hay que reconocer que la calidad y el aspecto del mismo a priori prometen bastante y el hecho de venir integrada en una interfaz así puede beneficiarlo bastante sobre todo desde el punto de vista creativo.

La Galaxy Camera es, en resumen, probablemente la primera de muchas que estamos por ver tanto de Samsung como de otras marcas y que llegarán en los primeros meses, Android ha llegado para quedarse en las cámaras y sólo nos queda esperar a ver si da tan buenos resultados como en los teléfonos móviles.

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