Symbian debe ser salvado del imperio americano sea como sea. Así lo veo yo (aunque no lo digan) tras enterarme de la noticia en la que la Comisión Europea y un consorcio (Symbeose) aportarán 22 millones de euros para rescatar a la Fundación Symbian y convertirla en una especie de sistema operativo de desarrollo en Europa. Detrás de esta polémica decisión, con argumentos bastante discutibles, se encuentra darle un impulso al único sistema operativo libre móvil que existía por territorio europeo y evitar su total desaparición.

El dinero recaudado (22 millones) por los impuestos de cada uno de los europeos irá a parar a este proyecto del que ya se han encargado de dar las primeras explicaciones. Symbian, como la mayoría sabréis, es el sistema operativo que ha estado detrás de los móviles de Nokia. En su tiempo era el único, por lo que no podemos valorar si era bueno o malo en su momento. La llegada de nuevos protagonistas (iOS y Android) supuso para el arcaico sistema operativo algo así como una vergüenza en público. Se demostró que su desarrollo había abusado de la soledad en la que se encontraba y se había quedado anclado en el pasado.

Vista la situación, Nokia creó la Fundación Symbian, liberaron el sistema operativo e intentaron darle un vuelco a su desarrollo. Ahora, como el tiempo, sigue sin darles algo positivo pero han conseguido esta nueva ayuda con un mensaje diferente. Esta vez no se tratará de impulsar al sistema operativo como tal, sino que se buscará el desarrollo de tecnologías de nueva generación para la plataforma. Se trata de hacer llegar Symbian a otros ámbitos que no sean un móvil como son la eficiencia energética o la computación en nube.

Symbeose, nombre del consorcio y del proyecto que aportará parte del capital, son 24 compañías tecnológicas de ocho países europeos. Así las cosas, tenemos a Nokia por un lado, que no sabe si definitivamente quedarse con Meego (actualmente en los dispositivos de gama alta de los finlandeses) o quedarse con Symbian, 22 millones de euros para el desarrollo de un sistema operativo en desuso para "otros proyectos" del futuro, y por último, los propios ciudadanos europeos, quienes con sus impuestos aportan el dinero para el desarrollo de un "sistema operativo europeo del futuro" mientras corren a comprarse un dispositivo con Android o iOS. ¿Alguien lo entiende?

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