Los modelos de negocio cambian, y la industria muchas veces busca excusas para que esto no pase. La industria cultural es el más claro ejemplo de cómo las tecnologías proporcionan nuevos medios de consumo que, en algunos casos, pueden chocar frontalmente con los modelos establecidos y que fuercen a la industria a tener que adquirir y utilizar nuevos modelos y plataformas, que hasta hacía un tiempo eran impensables para ellos. Véase, por ejemplo, el reciente caso del libro electrónico, donde una industria artesanal como el libro, ahora es obligada a saber de tecnología, formatos, dispositivos y ofrecer sus contenidos en un medio completamente desconocido para él, y en algunos casos y según qué opiniones, hasta profano y malavenido.

Ahora, una pregunta rápida, ¿cuántos de ustedes, fieles lectores, tienen tiempo en su vida para ajustarse a un horario de emisión, como tiempo antaño, para seguir su serie o programa de TV favorito? No muchos, ¿verdad? Los cambios de hábito en nuestra vida nos están obligando a unos cuantos, y cada vez más, a abandonar nuestras costumbres de estar toda la familia reunida a las 10 de la noche, delante del TV, para ver la película, programa o serie de turno. Ahora ¿para qué hay que hacer eso? ¿Para ver una película de 90 minutos aumentada en 40 más por publicidad? ¿Una serie de 40 que dura 20 más de publicidad? Para la nueva generación tecnológica que viene pisando fuerte, y de la que muchos de nosotros somos miembros, es más cómodo ver los contenidos en las webs de las cadenas, o bajarse los episodios por bittorrent, eMule o descarga directa, para verlo cuándo y dónde queramos. Además, ahora ya no hay que esperar que pongan tal o cual película, porque ya estamos hartos de verla en DVD, Bluray o descargada de internet y borrada tras su visionado, calidad SD o HD, sonido 5.1 (porque un screener no es ver cine, es una falta de respeto a la calidad). Hemos descubierto la comodidad de hacernos la cena tranquilamente, acostar a los niños (si se da el caso) y sentarnos sin prisa, lejos del estrés del día, a ver nuestra serie favorita o nueva película, pudiendo parar si lloran los niños porque nos piden agua. Eso es calidad de vida.

Esto tan sencillo que se ha planteado se ha convertido en una necesidad, que en muchos casos toca peligrosamente los límites de lo considerado "legal" (otra cosa mucho más larga de debatir es si lo es o no). Esta necesidad es lo que Apple, Google, Amazon o los propios generadores de contenido (productoras americanas) se han dado cuenta que existe y que hay que generar un modelo de negocio, actual y asequible, que cubra la demanda de un sector que cada vez es más amplio. Dicho modelo ya existe, en una parte importante en USA, pero hacía falta un dispositivo (o dispositivos) que permitieran consumirlos de la mejor manera y allí donde han de consumirse: en la TV.

Y para eso Google ha presentado su Google TV, para eso Apple presentará (o no) el próximo día 1 de septiembre su nuevo iTV, para eso Sony ha presentado su Sony NetBox y para eso ya hay TVs en nuestras casas equipadas con cosas como Bravia Internet Vídeo, Viera Cast, NetTV o Internet@TV, por citar algunos de marcas como Sony, Panasonic, Philips o Samsung, respectivamente, que todas ellas han presentado o presentarán, formas de integrarse con los mayores proveedores de contenidos online del mercado.

En lo que atañe a Apple, si ellos presentaran finalmente este nuevo iTV para el día 1 de septiembre en su keynote musical, sería el pistoletazo de salida para esta nueva generación de dispositivos, a precios asequibles, que irían un paso más allá de los actuales Networked Media Tank o similares, que no dejan de ser reproductores de contenidos offline proporcionados por nosotros mismos desde "diversas fuentes". En este caso cambiaríamos el concepto pasando, no sólo a ofrecer contenidos online consumidos directamente de internet (por ejemplo, con el nuevo servicio que permite a youtube ver películas gratuitas o el futuro que permitirá que alquilemos películas para ver online en el propio portal, en el mismo momento en que estas salgan en DVD) sino a consumir contenidos offline obtenidos de fuentes legales de venta en la red, como la Apple iTunes Store, pero con un dispositivo versátil, que nos sirva para todo y que nos permita ver el contenido donde realmente ha de ser consumido. Y no me refiero a una pantalla de 9,7", o un iPhone, o en el ordenador... esos contenidos han de ser consumidos en el TV.

Si a eso, dentro del ecosistema Apple, le mezclamos un sistema operativo iOS, de probada usabilidad y con una enorme comunidad de usuarios acostumbrados a él, al que podamos añadirle aplicaciones pensadas para ser consumidas en un entorno como el TV de cada hogar, y donde las posibilidades de implementar servicios audiovisuales de una manera fácil y sencilla a través de más aplicaciones sea una realidad, estaremos hablando del futuro de la TV y del principio del fin del actual modelo de negocio de la TV. Servicios que distribuyen contenidos audiovisuales en España, como los canales LaSexta, Antena 3 o RTVE, podrían hacer sencillas aplicaciones que consumieran sus contenidos para este nuevo dispositivo, y podríamos ver sus programaciones o series en el momento que quisiéramos, con una publicidad más selectiva y sin que nos agote, y proporcionando incluso una nueva vía de negocio por el que cobrar precios especiales por contenidos especiales (por ejemplo, un 1€ por ver el último episodio de "El Internado" antes de su emisión, por citar uno de miles de posibles ejemplos). Sería un negocio millonario que potenciaría el consumo de contenido a todos los niveles, gracias a este nuevo dispositivo. Además, todo esto, completamente aplicable (por supuesto) a dispositivos como Google TV u otros que salieran posteriormente. Un sistema operativo como iOS que no se cierra a otros posibles modelos de otras compañías (véase la aplicación Kindle para iPad por citar un ejemplo), posibilitaría que la compra de contenidos legales no tuviera que ser exclusiva en la iTunes Store, sino que pudiera haber tantos proveedores como se quisiera, y por lo tanto el mercado sería mucho más abierto.

Y ahora, tras exponer todo esto, y viendo la necesidad de consumo de ancho de banda en conexiones domésticas que se avecina, tenemos que escuchar a personas como el director general de Telefónica, que se supone que entiende del negocio que dirige, diciendo que el modelo de negocio de internet es insostenible, que el 5% de los usuarios consume el 75% del ancho de banda total, y que hay que empezar a pensar en eliminar las tarifas planas domésticas y empezar a cobrar cuotas según consumo... ¡Viva España!

Viñeta de: ehtio.es dibujada por Morán

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