El NY Times publicó ayer una columna editorial donde proponen que se instauren estándares de “neutralidad de búsqueda”, donde el gobierno pueda intervenir en cómo Google modifica su algoritmo de búsqueda. Ridículo, ¿verdad? El gobierno después de todo no se mete en cómo los editores del Times seleccionan y tratan la información que difunden. Y por sobre todo, ¿quién puede decir cual es el “mejor” resultado de búsqueda? Ni el gobierno, ni Google pueden. Pero sin dudas el motor de búsqueda es por algo el más elegido, porque han pasado años mejorándolo para ayudarnos a filtrar el ruido de los contenidos valiosos en Internet.

La postura del NY Times apunta a que Google interviene en el algoritmo para orientarlo a los resultados que le son más beneficiosos para sus otros negocios, y que no debería hacer esto porque la búsqueda es gratis... pero en eso se basa el modelo de negocios de este y todos los buscadores, en ofrecer un gran servicio y sobre él vender publicidad (similar a como obtienen sus ganancias los periódicos). Y al igual que con los periódicos, si no nos gusta como uno maneja la información, hay muchos motores de búsqueda de los cuales elegir con sólo unos clics, Google es grande pero no maneja un monopolio. Marissa Mayer, SVP de Google, contestó a esta controversia diciendo lo que todos pensamos, que esto es ridículo, entre otras razones, porque:

Los motores de búsqueda utilizan algoritmos y ecuaciones para producir orden y organización online donde el esfuerzo manual no puede. Estos algoritmos incorporan reglas que definen qué información es "mejor", y cómo medirla. Es evidente que definir cuál producto o servicio es el mejor es subjetivo. Sin embargo, en nuestra opinión, el concepto de "neutralidad de búsqueda" amenaza la innovación, la competencia y, fundamentalmente, la capacidad como usuarios para de poder mejorar la forma en que los usuarios encuentran la información.

El experto en motores de búsqueda, Danny Sullivan, escribió extensivamente sobre el tema, y para sumar argumentos, cita un caso judicial donde se reconoció que los motores de búsqueda están amparados por la Primera Enmienda de la Constitución de Estados Unidos, que contempla la libertad de expresión: “Los PageRanks son opiniones de la importancia de un sitio web en particular en relación a una consulta de búsqueda, por lo tanto, la corte concluye que los PageRanks de Google tienen derecho a una completa protección constitucional”. Imaginene si el gobierno tuviera que regular el "algoritmo" que usan los editores del NY Times para su información el escándalo de libertad de expresión que se generaría.

Pensemos además lo que sería si Google tuviera que explicar so complejísimo algoritmo de búsqueda (que no es tan secreto) a interventores gubernamentales, y tuviera que reportar cada vez que hace un cambio, estaríamos ante una traba molesta en un proceso que debe fluir con los ritmos veloces de la web. Mayers también resalta que si existiera un estándar, entonces todos los motores de búsqueda arrojarían resultados similares, anulando la posibilidad de innovación en formas de diferenciarse, además de que exponer el funcionamiento del algoritmo les daría a los spammers muchos datos para poder abusar de él e invadir los resultados. Con esto se suma un nuevo manotazo de ahogado de los viejos medios tratando de sobrevivir entre los nuevos medios que Internet hace posibles.

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