Si el año pasado fue el año de los netbooks, cada día está más claro que esté será el año de los lectores de libros electrónicos y en los laboratorio de Gizmología hemos tenido acceso a uno de los eReader que está pegando fuerte: de la mano de la empresa española Grammata probamos el Papyre 5.1.

Primera impresión

No puedo negarlo, lo primero que dije cuando encendí el aparato fue algo así como: “¡Dios! ¡Que bien se ve!” Tenía mucha esperanza en la tinta electrónica y para nada me ha defraudado, la pantalla se ve de maravilla, incluso con luz solar directa. Así que en cuanto ha comodidad en la visión, impecable. Y sus 5.1” son más que suficientes para una lectura cómoda, además el dispositivo no es mucho más grande que un libro de tamaño “estándar” y el peso es lo suficientemente ligero como para que no moleste, al menos, no más de lo que molesta el peso de cualquier libro.

La funda protectora, la pantalla y los controles me dejaron, antes de probarlo a fondo, una muy buena impresión, aunque no pasó lo mismo con la velocidad de respuesta del aparato, que puede ser peor que ver una carrera de caracoles según qué estés haciendo. Es realmente lento, sobre todo al abrir un libro con muchas páginas, puede tardar desde unos pocos segundo hasta un minuto que tardó en abrirme un libro.

Usando un lector de libros electrónicos por primera vez

Una vez visto su funcionamiento general (ayudado por unas breves, pero no por ello escasas, instrucciones) decidí ponerme a “leer en serio”. Me descargué (no se lo digáis a nadie...) la versión electrónica del libro que estaba leyendo, lo cargué en la tarjeta SD, me tiré en la cama y me puse a leer. Tarde menos de 2 páginas en volver a la versión impresa, mi experiencia fue nefasta.

Tenía la esperanza de que leer en un libro electrónico y en papel iba a ser lo mismo, pero no, para nada, no se parece en nada. Mi primera reacción fue preguntarme dónde estaba el resto del libro, parecía que hubiera arrancado las páginas del libro y las estuviera leyendo una a una. “¿Dónde está lo que me queda? ¿Y lo que ya he leído?” Está, pero no lo ves y eso te hace parecer que no avanzas, que siempre estás en el mismo sitio, como si leyeras un pergamino infinito, no sabes donde está el principio, ni donde está el final. Me sentí perdido en el texto.

Una vez que superé este problema y conseguí aceptar que eso tiene que ser así, que nunca vas a poder ver lo que no estás leyendo, me encontré con el otro problema: “¿Este no era el que apareció antes misteriosamente? A ver estaba dos páginas más atrás...”. Pero no puedes meter el dedo en la página que estás leyendo, volver dos páginas atrás, releer el trozo que no recuerdas bien, volver a la página que estás leyendo y retomar la lectura rápidamente, no. Tienes que pasar por todas las páginas anteriores, de forma secuencial (con muchos cambios de pantalla si estás usando un nivel alto de zoom) e ir buscando por el texto lo que quieres a medida que avanzas y ten cuidado de no pasarte: “Esto estaba más hacia atrás o más hacia delante”. Mi conclusión fue clara: no se puede. Y yo no sé vosotros, pero yo eso lo hago constantemente, a veces, hasta en dos o tres ocasiones con el mismo texto.

Relacionado con esto hay otro problema. Supongo que depende de la forma de leer de cada uno, pero, ¿no os encanta estar en medio de un capítulo, que pase algo importante y leer el título del siguiente capítulo a ver si nos desvela algo? Quizás yo sea un poco raro, pero cuando leo siempre estoy página arriba, página abajo, para entender lo que leo y para conocer un poco que va a pasar. Esto con un libro electrónico es imposible, quizás si tuviera tres pantallas...

En cualquier caso, hice de tripas corazón e intenté continuar leyendo, aunque a menudo volvía a la edición impresa hasta la noche siguiente. Finalmente me acostumbré, aunque ahora recuerdo lo que leí en el Papyre como si hubiera sido de mentira, como si fueran unos apuntes o un artículo de un blog y no una novela, no lo recuerdo como si hubiera estado leyendo un libro, al fin y al cabo, no era un libro.

El lío de los formatos

PDF, DOC, RTF, TXT, HTML, EPUB... Grammata anuncia su lector de libros electrónico como compatible con una docena o dos de formatos diferentes, ¿puedo usar cualquier formato y obtendré siempre los mismos resultados? Desgraciadamente, la respuesta es que no. Así que elegir el formato adecuado en el que leer nuestros libros puede ser un dolor de cabeza y de hecho, lo es.

Decidí armarme de valor y olvidando los formatos que no son de texto (imágenes y música) probé un par de libros con cada formato, ¿el resultado? una ensalada de funciones de la que nunca puedes coger de todo. Por ejemplo, si lees en PDF tienes disponibles 5 niveles de zoom y puedes usar la pantalla en formato vertical u horizontal, además podrás usar la búsqueda e incluso el aparato podrá narrarte (en inglés) lo que ponga en el texto, a cambio tendrás saltos de líneas de forma aleatoria en medio de las frases si usas un zoom distinto del nivel más bajo (en el que, por cierto, no se puede leer nada) y, aunque no lo parezca, resulta muy incómodo leer así (tenéis una imagen de eso en la galería del final). Si usamos un simple TXT este problema se soluciona, pero entonces pasamos de tener 5 niveles de zoom a tener tres y el último es únicamente con el aparato en horizontal, por no hablar de que perdemos la búsqueda y la posibilidad de narrar el texto. Si usamos MOBIPOCKET perderemos muchas funciones, pero podremos cambiar la fuente del texto. Si usamos EPUB ganamos un índice, pero tardaremos una eternidad en pasar de página.

Grammata ha intentado incluir todos los formatos posibles, pero lo que ha conseguido ha sido un revuelto de funciones y cada formato coge alguna de ellas y ninguno las tiene todas, por no hablar de que cada formato trata cada función de forma diferente. El resultado es que cada vez que abras un libro electrónico las funciones que incluirá serán sorpresa. Bueno, puede darle un toque divertido a la experiencia.

Otras funciones

¡Que se levante quien no ha deseado alguna vez poder hacer búsquedas en un documento en papel! Creo que todos nos quedaríamos sentados. Por suerte, eso con los lectores de libros electrónicos está solucionado (al menos con algunos formatos) y por fin podemos buscar, aunque todo depende de lo cómodo que sea y, desgraciadamente, en el Papyre es muy incómodo. Introducir el término que queremos buscar es toda una odisea y ya ni hablar si se trata de una frase completa, la organización de los botones hace que sea imposible, no están hechos para eso.

Una de las funciones más interesantes que incluye el dispositivo es la posibilidad de escuchar música mientras leemos, una función que me interesó mucho en cuanto descubrí su existencia (me encanta escuchar música mientras leo) y que lo cierto es que funciona perfectamente, acepta MP3 y va de maravilla, aunque es un poco complicado pillarle el tranquillo a los botones cuando se usar el reproductor de música y nunca sabes cuando vas a salir dejando el reproductor funcionando o sin funcionar. Los auriculares (necesarios para escuchar música) que vienen en la caja no son nada del otro mundo, pero se escuchan bien, suficiente si no sois muy exigente y si sí lo sois, tiene una entrada mini jack estándar donde podréis enchufar vuestros auriculares.

Mencionar que también se pueden visualizar imágenes, aunque al tratarse de una pantalla de tinta electrónica en blanco y negro su inclusión es casi anecdótica.

Conclusiones

7/10

Obviando el hecho de que leer en un libro electrónico no es lo mismo que leer en papel (algo que debemos tener muy claro y que no he tenido en cuenta al poner la nota, ya que pasa con cualquier libro electrónico), creo que el Papyre es un gran producto, como ya he dicho, resulta cómodo, tiene el tamaño perfecto y se ve perfectamente. Quizás en alguna actualización del firmware solucionaran el problema con los formatos, que es el único problema real del aparato y entonces sería prácticamente perfecto.

Pasar los libros entre el ordenador y el aparato no podría ser más sencillo, lo conectamos con el cable USB que trae en la caja y se montará la tarjeta SD, pasamos los libros que queramos y listo. Un pequeño detalle que puede resultar incómodo si usas Mac OS X es que el sistema te dejará un archivo .nombredelarchivo por cada archivo que tengas dentro de la SD y el Papyre no lo reconocerá como archivo oculto, así que verás por duplicado cada fichero, aunque solamente uno sea el válido.

Y si a todo esto le añadimos que el aparato viene precargado con 1000 libros (clásicos), la cosa mejora mucho. La única pega, como siempre, el precio: 219 € Aunque es el precio al que están actualmente los lectores de libros electrónicos y hasta que bajen, es lo que hay.

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