Este tipo de historias son interesantes no por su contenido, sino porque nos revelan el papel que las redes sociales están teniendo en nuestras vidas. En este caso, lejos de ser una anécdota divertida, la noticia es bastante triste. Maryanne y Angela Vourlis, mellizas, cumplieron años ayer, pero cuando se dirigieron a Facebook para revisar las felicitaciones de sus amigos, se llevaron la desagradable sorpresa de enterarse, por ese medio, que su hermano de 17 años había muerto en un accidente automovilístico.
Al principio ni ellas ni su madre entendían lo que estaba sucediendo al leer por todos lados mensajes de condolencias y que "en paz descanse" con el nombre de su hermano. Nadie había ido o llamado a su casa para darles la noticia; de hecho, la madre de los jóvenes debió llamar a la estación de policías para preguntar y enterarse de la terrible noticia.
No podemos descartar el hecho de que la policía no se haya comunicado con la rapidez que estos casos exigen. Sin embargo, también es impactante la velocidad con la que las redes sociales difunden información. Facebook o Twitter son canales que pueden hacer llegar mensajes a millones de personas en solo minutos, y más rápido aún si se trata de círculos cercanos como en este caso. ¿Cuántas veces nos hemos enterado algo en Twitter antes que en el noticiero de la TV?
Personalmente no deja de conmoverme esta situación, que no es la primera ni será la última, pero que es un caso paradigmático de los tiempos en los que estamos viviendo.