La historia de Jean Grey no cumple con las expectativas generadas y cuenta un relato trillado, con un guion pésimo que destroza el potencial de la película.X-Men: Fénix Oscura es el gran final de la última era de los X-Men. Se trata de un estreno particularmente importante, ya que es la última película de los mutantes que producirá Fox antes de ser absorbida por Disney. Gracias al imperio del ratón de las grandes orejas rendondas, los Vengadores y los mutantes pertenecen por fin a la misma empresa, y eso nos abre un mundo de posibilidades de cara a producciones futuras. Todo esto, sumado a la expectación que habían generado los tráilers, hace de ‘Fénix Oscura’ un arma de doble filo: podía salir muy bien o podía salir muy mal. En este caso, desgraciadamente, la balanza se inclina más hacia el desastre.

La película nos devuelve a la escuela del Profesor X, donde nos centramos en Jean Grey, la poderosa telépata interpretada por Sophie Turner. Sus poderes nunca habían sido muy estables, pero, después de una temeraria misión, parece que están fuera de control. El objetivo de la película era desarrollar esta problemática y darnos un trasfondo más completo sobre Jean, pero no lo han conseguido del todo. Recordemos que la historia de Jean y Fénix Oscura ya había sido llevada al cine en X-Men: La decisión final, pero fue un absoluto fracaso. Introdujeron tantas tramas paralelas que, al final, la Jean Grey de Famke Janssen quedó desdibujada.

En esta nueva adaptación, Sophie Turner consigue atraer todas las miradas, pero la sensación general es la de estar viendo otra película sobre Charles Xavier. Es un fallo común a muchas entregas de esta saga: el protagonismo siempre acaba recayendo en los personajes masculinos. En esta ocasión, aunque la transformación de Jean en Fénix Oscura sea la motivación principal de toda la película, tiene casi más peso cómo afecta esto al Profesor que cómo le afecta a ella.

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No obstante, la actuación de Sophie Turner es impecable, como también lo es la de James McAvoy, Michael Fassbender y Jessica Chastain. El reparto de los X-Men siempre se ha caracterizado por contar con grandes nombres, y este grupo de actores no se queda atrás. Es la película la que no está a su altura. Las fluctuaciones en la motivación de Magneto es algo a lo que nos hemos ido acostumbrando con la nueva generación de mutantes, pero en esta última entrega se hace demasiado patente. Y no solo él: todos los personajes cambian varias veces de parecer e, incluso, de bando. Como resultado, tenemos un puñado de personajes poco definidos y que deambulan sin rumbo fijo por la película.

No es un buen comienzo para Simon Kinberg como director, que se ha visto superado por las exigencias de una historia coral. Solo llegamos a conocer a tres o cuatro personajes principales, y su desarrollo ni siquiera es mérito de esta película, sino de entregas anteriores. Los demás quedan relegados a un segundo plano que casi parece un décimo. No conocemos nada de lo que mueve a Tormenta, Quicksilver ni NightCrawler, cuando en otras películas sí tenemos, al menos, algunos detalles de los personajes secundarios. Ni siquiera la intrigante Jessica Chastain consigue dejar huella.

No obstante, el principal problema es el guion: plano, obvio y casi meramente expositivo. Tiene un comienzo bastante potente, con varios diálogos entre Charles y Jean que presagian algo grande y emotivo. Pero es su único momento de brillantez. Durante el resto de la película tenemos que contentarnos con líneas tan absurdas que llegan a generar momentos inintencionadamente cómicos. Por culpa de esta falta de cuidado en el guion, la película es mucho menos disfrutable de lo que debiera, teniendo en cuenta lo espectacular de los efectos especiales y la banda sonora. Simplemente, no es creíble y no consigue conectar con el público.

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Por otro lado, el propio desarrollo de la premisa no permite hacer grandes maravillas con los diálogos. A pesar de ser un “segundo intento”, no han explotado al máximo el potencial de Fénix Oscura. Tanto las motivaciones de los personajes como las exhibiciones de poder son las de siempre. Esto no tiene por qué ser intrínsecamente malo. *Capitana Marvel*, por ejemplo, ha demostrado que se puede trabajar con argumentos trillados y obtener un buen resultado. Jean Grey no será ni la primera ni la última en recorrer el viaje del héroe que se debate entre las fuerzas del bien y del mal, pero si a esto no le añades nada nuevo acabas dejando al público con la sensación de estar viendo más de lo mismo.

También ocurre con las escenas de acción. Ya conocemos los poderes de todos los mutantes, y no hay nada que nos llame la atención. Tanto es así, que incluso se nota una falta de esmero en la coreografía de algunos momentos, en los que la batalla es demasiado mecánica. No ocurre siempre: otras peleas son épicas, fluidas y creíbles, pero es como si hubieran perdido las ganas a mitad de la producción. La diferencia entre unas escenas y otras es apabullante.

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Un punto a su favor es que han conseguido una cohesión que a veces falta en las películas de superhéroes. No son muchas imágenes pegadas entre sí, sino una historia completa, aunque el ritmo es demasiado lento. El único golpe de efecto ocurre en el primer cuarto de película, así que lo demás se nos hace eterno. Tal vez hubiera sido menos pesada si contaran con ese punto gracioso que tienen las películas de Marvel y que ayuda un poco a compensar el drama. Además, las promociones han sido demasiado reveladoras: sabemos lo que va a pasar, incluso aunque no tengamos conocimientos sobre los cómics. Cuando por fin llega el conflicto que nos prometía el tráiler se disuelve sobre sí mismo sin mayor importancia.

Como es costumbre en esta franquicia, los personajes femeninos son los que salen peor parados. Si no mueren para disparar la trama de los hombres, las emparejan con cualquiera sin que tenga mucho sentido argumentativo. Tenemos que dar las gracias, eso sí, de que no hayan introducido el triángulo amoroso de Jean Grey con Cíclope y Lobezno. Aún así, su relación con el primero es muy poco creíble: los actores no tienen química y nada en el argumento nos hace pensar que Jean pueda quererle como algo más que un amigo. Igual que sucedió en Vengadores: Endgame con la escena que reúne a todas las superheroínas, en esta saga parece que también creen que un momento así basta para compensar todo lo demás. Pero por mucho que Mística bromee sobre las “X-Women”, aún les queda mucho por recorrer para aprender a tratar bien a sus personajes femeninos.

Conclusión

***X-Men: Fénix Oscura es la suma de muchos errores pequeños y un guion insalvable que destrozan las grandes expectativas de los fans*. La historia es lo bastante decente como para convencer a los menos exigentes, y tal vez influye que en esta saga no estamos acostumbrados a producciones brillantes. Tenemos un producto solvente para los amantes de los X-Men, pero ni de lejos la joya que nos prometía Fox. Al salir de la sala ya no estamos tan seguros de querer que estos mutantes se unan al MCU.

Pros

  • Un reparto de lujo. Los efectos especiales y la escenografía.

Contras

  • Un guion ridículo. La historia se centra demasiado en Xavier. * No hay un buen desarrollo de personajes.

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