Una de las sagas literarias más aplaudidas de las últimas décadas, obra del celebérrimo narrador estadounidense Stephen King, ha llegado al cine con la batuta del danés Nikolaj Arcel.Si bien este cineasta tiene más experiencia como guionista que como director, habiendo coescrito por ejemplo Los hombres que no amaban a las mujeres (Män som hatar kvinnor, Niels Arden Oplev, 2009) con Rasmus Heisterberg, en verdad ha conseguido hacerse con el puesto de mando de La Torre Oscura (The Dark Tower, 2017) tras llamar claramente la atención de la Academia de Hollywood*. Analizando su aún escasa filmografía, podemos decir por lo pronto que le interesan los relatos de manejos gubernamentales y las historias de fantasía. Se estrenó con el thriller de periodismo político El juego del rey (Kongekabale, 2004), siguió con la magia oscura de La isla de las almas perdidas (De Fortabte Sjæles Ø, 2007) y la comedia dramática The Truth about Men (Sandheden om mænd, 2010).

Más tarde, logró varios premios y una nominación a los Oscar por la histórica Un asunto real o *La reina infiel (En Kongelig Affære, 2012), un filme bastante interesante de intrigas cortesanas que le abrió las puertas de las productoras para conseguir el encargo de esta última adaptación, la que hace ya la número sesenta y uno de la obra de Stephen King entre numerosos largometrajes, como El resplandor (The Shining, Stanley Kubrick, 1980), Cuenta conmigo (Stand by Me, Rob Reiner, 1986), Misery (Reiner, 1990), Cadena perpetua o Sueños de libertad (The Shawshank Redemption, Frank Darabont, 1994), Eclipse total (Dolores Claiborne, Taylor Hackford, 1995) y La milla verde o Milagros inesperados (The Green Mile, Darabont, 1999), y varias miniseries poco destacadas.

la torre oscura

La saga de ocho libros de La Torre Oscura extendió sus publicaciones durante tres décadas, y la película de Arcel ha arribado a los cines cinco después del último, y tras visionarla, uno se pregunta si de veras hay intención de continuar su historia con una serie televisiva y las secuelas o precuelas correspondientes, no sólo porque no da la impresión de que se trate del primer paso de un desarrollo narrativo progresivo, sino que a esto hay que sumarle la tibia acogida que ha cosechado entre la crítica internacional y a que no se ha rendido la taquilla ante ella ni mucho menos. Lo cual resulta de lo más lógico si consideramos que este filme es una especie de continuación de lo acontecido en las novelas, algo incomprensible por completo para los que se esperaban una adaptación decente de las mismas.

“Va a ser genial”, ha comentado Arcel. “Lo interesante es que con la película hemos tratado de crear una especie de introducción pero que aguante por sí sola y hemos trabajado en la serie al mismo tiempo”. Ningún espectador debe escandalizarse si decimos que la fidelidad a la obra de partida en una adaptación al cine no es una virtud ni un requerimiento para que esta salga bien, pero ponerse así de creativos sólo se respalda con razones narrativas, es decir, justificando cada decisión por su conveniencia o su brillantez, que hayan sido unas ideas provechosas más que nada, viendo los resultados. Y no parece que sea así en La Torre Oscura.la torre oscura

El trabajo de Arcel en la dirección es irreprochable; no esplendoroso ni lo más mínimo, pues no destaca por ninguna de sus decisiones visuales ni supervisando el montaje discreto de Alan Edward Bell y Dan Zimmerman, pero sí digno de aceptación; y el tono que le ha impreso es diferente al de La isla de las almas perdidas a pesar de su argumento mágico y el protagonismo de chavales: salvando las evidentes distancias, el uno recuerda en cierto modo al de los compases columbusianos de la saga cinematográfica sobre Harry Potter (Chris Columbus, 2001-2002), y el otro es más como el de los últimos (David Yates, 2009-2011), de mayor oscuridad y madurez pero austero y sin surrealismo ni tantas maravillas hechiceras.

El mayor problema de La Torre Oscura es la falta de entidad del Mundo Medio y, un tanto, de fortaleza en el drama de Jake Chambers, al que interpreta muy convencido Tom Taylor, y el enfrentamiento entre Roland de Gilead, encarnado por un eficiente Idris Elba, y el Hombre de Negro, al que da vida un prototípico Matthew McConaughey. Es indiscutible que esta adaptación se ha vaciado de la complejidad de la mitología ideada por Stephen King en sus novelas, un temor que ya despertaban sus escasos noventa y cinco minutos de metraje, y no sabemos muy bien por qué lo han preferido así. De tal forma que este filme carece de la fascinación mítica que en su momento despertaron los inicios de otras sagas, como la de Matrix (Lilly y Lana Wachowski, 1999-2003) o la de El Señor de los Anillos (Peter Jackson, 2001-2003).

la torre oscura

Lo mejor que le podría pasar a la película y a los espectadores que se dispongan a verla sería que no hubiesen leído aún los libros de Stephen King pues, si ya los lectores acudimos al cine con nuestra propia composición mental de la historia y sus personajes en las adaptaciones —o sea, con prejuicios—, cuando carecen de la personalidad arrolladora de los originales como en este caso, les va a saber a muy poco a los cinéfilos que siguen las publicaciones del escritor de Maine.

Sin esos prejuicios, uno puede sentarse y pasar un buen rato con las sencillas peripecias de Jake y Roland contra el implacable Walter Padick, con su buen ritmo, la adecuada banda sonora de Tom Holkenborg y su carga emocional y las chulísimas habilidades del Pistolero; y un tiempo después, olvidarlas por completo.

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Conclusión

Con La Torre Oscura, Nikolaj Arcel nos ofrece una adaptación superficial del universo creado por el novelista Stephen King en su única saga de novelas, que no resplandece pero sirve como un grato entretenimiento pasajero.

Pros

  • La labor irreprochable del director Nikolaj Arcel.
  • Su buen ritmo y su carga emocional.
  • La adecuada banda sonora de Tom Holkenborg.
  • Las habilidades chulísimas del Pistolero encarnado por Idris Elba.

Contras

  • Que se la ha vaciado de la complejidad de la mitología ideada por Stephen King en sus novelas.
  • La falta de entidad del Mundo Medio y, un tanto, de fortaleza en el drama y el enfrentamiento.
  • Que carece de la fascinación mítica que en su momento despertaron los inicios de otras sagas.
  • El villano prototípico de Matthew McConaughey.

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