Steven Spielberg, que no necesita presentación, ha optado por una de las novelas infantiles del socorrido Roald Dahl para adaptarla en su nueva película, una historia que por primera vez llega a los cines en imagen real, montones de efectos visuales mediante.**No se trata en absoluto del único filme de este director estadounidense en que la fantasía entra en el mundo de un niño o un grupo de niños, rompiendo su rutina, y les lleva a vivir estimulantes aventuras: ya estaban ahí la recordadísima y conmovedora E.T., the Extra-Terrestrial (1982), la fallida Hook (1991) y, de cierta manera más atenuada e inquietante, la sugestiva Close Encounters of the Third Kind (1977), la asombrosa Jurassic Park (1993), la irregular Artificial Intelligence (2001) y la escalofriante War of The Worlds (2005); y sin fantasía pero con la correspondiente peripecia juvenil, la ligeramente extenuante Empire of the Sun (1987).

mi amigo el gigante

Por otro lado, The BFG es la décima tercera película que traslada al cine comercial una narración de Dahl tras, por ejemplo, la desaprovechada The Witches (Nicolas Roeg, 1990), la grotesca James and the Giant Peach (Henry Selick, 1996), la irreprochablemente surrealista Matilda (Danny DeVito, 1996), la variable Charlie and the Chocolate Factory (Tim Burton, 2005) y la sobrevalorada Fantastic Mr. Fox (Wes Anderson, 2009), que probablemente sean las más conocidas de todas.

Esta es, además, la segunda obra de Spielberg en la que actúa el británico Mark Rylance, que encarna al gigante amistoso con la técnica de captura del movimiento y que parece haberse convertido en uno de sus intérpretes fetiche, como ya podría serlo antes Tom Hanks, después de la liviana Bridge of Spies (2015), cuyo adecuado trabajo en la misma le reportó un Oscar, poco comprensible en cualquier caso; y tendremos que aguardar casi dos años para para verle en la esperada Ready Player One (2018), también de Spielberg. Pero, por fortuna, podemos decir que el fetichismo actoral del Rey Midas de Hollywood no es la razón preponderante que ha llevado a que Rylance fuese escogido para el papel, porque su usual aspecto sereno y resignado resulta idóneo para su grandullón.el buen amigo gigante El verdadero descubrimiento de este filme es la jovencísima Ruby Barnhill, que encarna a la intrépida Sophie con mucha credibilidadOtros dos habituales en el equipo de Spielberg son el director de fotografía Janusz Kaminski y el reputado compositor de música John Williams; el primero efectúa otra de sus intachables labores fotográficas, y el segundo cumple con su partitura, pero no nos acordaremos de una sola de las melodías de la banda sonora que ha elaborado para la ocasión. No obstante, hay que dejar claro que el verdadero descubrimiento de este filme es la jovencísima Ruby Barnhill en la piel de la intrépida Sophie, a la que aporta una gran credibilidad sin la que, visto lo visto, el conjunto acabaría por no sostenerse.

La solvencia de Spielberg para la narrativa cinematográfica no se puede negar a estas alturas de su carrera. Casi siempre sabe cuál es la planificación que una escena necesita para que resulte eficaz y contribuya al buen ritmo de la película, y aunque aquí esto sigue percibiéndose con claridad meridiana, se aprecia, no una cierta desgana que prácticamente nunca le ha atenazado, sino más bien un quiero y no puedo que le ha impedido ofrecer una de las brillantes muestras de su oficio.

La dinámica de cada escena, con sus respectivos enfoques y movimientos de cámara, que revela las muchas tablas de su responsable y que no se puede criticar demasiado, y el modo en que construye la sucesión de secuencias sirven para que el resultado sea aceptable. Pero se nos antoja tan rutinario, tan poco personal y tan poco inconfundible que uno puede hasta llegar a imaginarse que cualquier otro cineasta, hábil pero sin el caché ni la trayectoria de Spielberg, habría sido capaz de conseguir algo parecido.

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Si sólo fuera esto, asumiríamos el producto señalándolo como una de las obras menores de su director. El problema es que, por algún motivo que se nos escapa, la guionista, Melissa Mathison, no ha podado las ridiculeces humorísticas que ya encontrábamos en la novela de Dahl y que no conducen a ninguna parte. Y no me refiero a los detalles de buen humor que siempre se pueden espolvorear, sino a una escena completa que no sirve para nada más que divertir a los más pequeños sin rumbo alguno, cuando lo cierto es que en un guion pulido no caben páginas así.

Y que el público objetivo del filme sea, indudablemente, los espectadores más chiquitos no es excusa. De hecho, son escenas semejantes, las de puro divertimento pueril e inmotivado, las que impiden que atraiga a un público de mayor amplitud; y la fidelidad al material de partida no es una virtud evaluable, sobre todo si lastra la adaptación de esta manera.

Conclusión

Así que, en definitiva, The BFG es una película correcta pero una de las menos destacadas de Steven Spielberg, quien pierde la oportunidad de entregar algo con mayor valentía, algo que trascienda lo que Dahl escribió y satisfaga a espectadores que ya no jueguen con amigos imaginarios.

Pros

  • La acertada elección de Mark Rylance para encarnar al gigante amistoso.
  • La creíble interpretación de Ruby Barnhill.
  • La intachable labor fotográfica de Janusz Kaminski.

Contras

  • El quiero y no puedo de Steven Spielberg.
  • Las ridiculeces humorísticas que le sobran al guión de Melissa Mathison.
  • Una banda sonora de John Williams que no recordaremos.

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