Nd Cube, compañía encargada de la franquicia Mario Party desde hace más de un lustro se estrenan en Nintendo Switch con una de las entregas más variadas de la saga. Te contamos todo sobre ella en nuestro análisisNintendo tiene dos caras o, más bien, dos formas de afrontar sus franquicias: es realmente difícil encontrar entregas mediocres y, mucho menos, fallidas de sagas de la talla de Mario (ya sea en 2D, 2,5D o 3D), The Legend of Zelda o Mario Kart al tiempo que, por desgracia, parece que la compañía es mucho más laxa en su control de calidad a la hora de desarrollar otras sagas y subsagas como Mario Tennis, Paper Mario o, la que nos ocupa, Mario Party.

Así pues, uno no suele saber muy bien qué va a encontrarse ante cada nuevo lanzamiento de estas marcas, si una entrega que dé un paso adelante y marque un hito en la saga o una que se limite a cumplir y su único objetivo sea el de llenar el catálogo de una plataforma determinada. Con Super Mario Party, la entrega de la festiva saga desarrollada para Nintendo Switch, la comunicación de la compañía nos hacía ser optimistas.

Un importante peso en el pasado E3 2018, así como antes y después de la feria, hacía presagiar que este no sería un mero trabajo alimenticio y que la saga se estrenaría en la consola híbrida de Nintendo demostrando buen hacer. Algo que, dado el notable bajón de cantidad y calidad de lanzamientos first party a lo largo de 2018, no podía venir mejor a la plataforma.

Y sí, Super Mario Party tiene el empaque de una producción relativamente ambiciosa, un título de peso, y no “la entrega que tocaba lanzar en Nintendo Switch”. Se nota en un aspecto gráfico detallado y mimado, a la altura de lo que hemos podido ver en videojuegos como Mario Tennis Aces, por ejemplo, y también en un enfoque que deja los menús en un segundo plano y nos mete en una suerte de hub que recorrer, el bautizado como Party Plaza.

Y es que hay mucha tela que cortar en Super Mario Party: si empezamos por lo tradicional, toca hablar del clásico modo que gira en torno a las partidas de tablero. Serán cuatro, tres de serie y uno desbloqueable, los escenarios a recorrer en cada partida, incluyendo eventos y “amenazas” únicas. En este sentido, eso sí, todo es más o menos como siempre: los jugadores tiran el dado y se mueven por el tablero en cada ronda y, al concluir cada una de ellas, se ven las caras en un minijuego.

El añadido de mayor peso y más publicitado es el de los nuevos dados de personaje: en cada tirada, el jugador podrá elegir entre tirar el dado clásico o el nuevo y característico de cada personaje; por ejemplo, el de Wario mezcla la pérdida de monedas con números muy altos y el de Mario es uno de los más equilibrados. Es una ligera capa de estrategia que, eso sí, está claramente desequilibrada, habiendo mejores dados que otros, y mal explicaba pues, incomprensiblemente, no podremos saber qué dado tiene cada personaje antes de elegirlo.

Más allá, como decimos, todo transcurre sin grandes novedades y la frescura viene dada por los minijuegos que, en esta ocasión, son todos debutantes. Huelga decir que no estamos a favor del reciclaje pero sí que, antes de entrar en materia, sorprende que Nintendo y Nd Cube no hayan apostado por traer de vuelta clásicos de la saga para complementar los ochenta nuevos minijuegos.

Todos contra todos, dos contra dos, una contra tres, cooperativos… Los minijuegos son de lo más variado y, de nuevo, hay para todos los gustos. Cierto es que, tras varias sesiones, será fácil haber repetido en más de una ocasión muchos de ellos (sobre todo los de 1vs3, pues hay menos) y quizá quede la sensación de que Nintendo, igual que incluía 100 minijuegos en su último título de 3DS, podría haber sido algo más generosa.

https://www.youtube.com/watch?v=6-tK_FhJ2ic

Sea como fuere, lo que termina siendo el núcleo de Super Mario Party cumple, no sin altibajos: hay pruebas originales, divertidas y frescas, como en la que nos tenemos que guiar por la vibración del mando para identificar a un personaje, la que nos obliga a dorar un cubo de carne por todas sus caras o en la que tenemos que pelearnos para salir en una foto, pero otras son demasiado sencillas, poco imaginativas y faltas de emoción.

Pero, y ahí está la gran virtud de Super Mario Party, puedes mirar hacia otro lado cuando el modo clásico o su variante por parejas no sea suficiente; el modo Torrente de aventuras, la experiencia cooperativa del título, ofrece partidas más cortas y con mucho más ritmo, al tener que combinar el remo acompasado encima de la balsa con el completar minijuegos cooperativos para añadir segundos al reloj y poder llegar al final de un recorrido que va bifurcándose y ofreciendo distintos retos que lo hacen bastante rejugable. Un gran añadido.

Y hay más: Mariotlón, un modo en el que completar cinco minijuegos concretos uno tras otro y ver qué jugador consigue más puntos y se alza con la victoria (la única y limitada modalidad que se puede disfrutar online); otro en el que ganar minijuegos nos permite ocupar una casilla de un tablero, alzándose con la victoria el que más tiene en su poder al llenarse por completo; A todo ritmo, uno de los más curiosos y divertidos, apuesta por diversos minijuegos rítmicos que sacan partido a los Joy-Con. Incluso Camino de los retos, un modo para un jugador en el que ir superando distintos objetivos. Son, en su mayoría, modos con menor entidad pero que, no cabe duda, completan un título profundo y variado, añadiendo una capa de extra de rejugabilidad.

Por si fuera poco, esa Plaza Party en la que nos podremos mover (y que puede ser confusa al principio) irá añadiendo nuevos elementos y zonas conforme avancemos en el videojuego y acumulemos unos puntos Party que podremos gastar en desbloquear consejos y más contenido. Ahora bien, ese contenido, que va desde la posibilidad de utilizar stickers en algunas imágenes o disfrutar de algún minijuego adicional, suele quedar en mera anécdota. Por suerte, hay ciertos desbloqueables a largo plazo que sí terminan siendo más satisfactorios.

Conclusión

No cuesta recomendar Super Mario Party a todo aquel que vaya a jugarlo asiduamente y con amigos. Es una digna entrega en una irregular franquicia que, aunque en ningún momento es excelente, sí tiene mucho que ofrecer. Algo para casi todo el mundo.

Cooperativo, competitivo, por parejas, partidas cortas, partidas largas, 1vs3, 2vs2 o todos contra todos… Será difícil no encontrar algo que hacer en el título ni un buen puñado de minijuegos que nos hagan pasar un buen rato. Solo ciertos elementos algo injustos y desequilibrados y detalles como el poco peso del juego online y la imposibilidad de jugar con nuestro mando Pro empañan un título que apasionará a todo aquel aficionado de la saga o jugador con la intención de disfrutar de su enfoque festivo. Un acertado añadido al catálogo de Nintendo Switch.

Pros

  • La cantidad y variedad de modos de juego. Hay de todo y para todos.
  • Los Joy
  • Con se aprovechan mucho y bien en la mayoría de minijuegos.
  • El modo Torrente de aventuras, un gran añadido cooperativo.
  • Completo y profundo, con desbloqueables y secretos.

Contras

  • Lo limitado de sus posibilidades online.
  • No poder jugar con el mando Pro.
  • Hay muchos minijuegos mediocres y poco imaginativos.
  • Los nuevos dados están claramente desequilibrados.

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