Cuando hablamos de excelencia de la mano de Samsung, hablamos de gama alta, esa que en Android reina bajo el nombre de Galaxy S o Galaxy Note. Lejos de ese terreno, la compañía produce grandes smartphones, pero cuyo hueco en el mercado suele ser muy complicado por no brillar en la relación calidad precio. Veamos que tal encaja el nuevo Samsung Galaxy A8 2018.Como con Kevin Roldán para el FC Barcelona, todo lo bueno de la actual Samsung comenzó con el Samsung Galaxy Alpha, el progenitor de la exitosa familia A. Con ellos, Samsung dijo adiós al plástico y abrazó el aluminio, "contaminando" más tarde a terminales como el Galaxy Note 4 o el Samsung Galaxy S6. Por último, con ellos Samsung cambió para siempre su imagen en la gama media.

De relacionarse su gama media con terminales como el Galaxy Ace, uno de los primeros Android superventas, pero sinónimo de mal rendimiento y materiales que dejaban que desear, Samsung pasó a ser vista como una compañía que en ese segmento ofrecía una gran contrucción, cámaras algo por encima de la media y, antes que nadie, pantallas AMOLED en un cuerpo accesible. El cambio de mentalidad fue bueno hacia arriba, como hemos visto, pero también hacia abajo, haciendo mejores a terminales de entrada como los J.

El año pasado, el Samsung Galaxy A5 2017 gustó mucho, pero llegando al mercado por 429€, no tuvo competitividad durante muchos meses. Sus argumentos, basarse en la calidad y ofrecer resistencia al agua pueden no ser suficientes para alguien que sólo busca un buen gama media, y a la vez podrían quedarse algo cortos para quien busca gama alta. Ese vuelve a ser el dilema con su sucesor más directo por el momento, el Samsung Galaxy A8 2018. Esta ha sido nuestra experiencia con él.

Hardware

La primera sensación al sacar el Samsung Galaxy A8 2018 de la caja y tenerlo por primera vez en la mano, es que de gama media sólo tiene el nombre. Recuerda mucho más a un Galaxy S8 o Note 8 que a terminales como los Moto G o los P Lite de Huawei, y por supuesto, deja en el barro a terminales de hace poco más de tres años como el Note 4, por cómo el marco de aluminio se une con una parte trasera de cristal curvado en los bordes y una delantera con cristal plano que los que no nos llevamos muy bien con los "edge" de Samsung agradecemos. En resumen, en cuanto a sensación (perfecta) en mano, podría ser ese Galaxy S8 plano que nunca existió, sólo ligeramente menos refinado en lo que a marcos se refiere.

De sus hermanos mayores gana la nueva proporción de moda, **18,5:9, que ayuda a ganar espacio diagonal a costa de recortar contenido visible de lado a lado. Con esta novedad también llega el adiós al botón de inicio en el frontal, pasando a tener botones en pantalla. La buena noticia, es que esta vez, a diferencia de los S8 y Note 8, el lector de huellas está en una posición mucho más accesible para el dedo, lo que hace que acertemos más a menudo. Eso sí, sigue demasiado cerca de la cámara y como apenas hay diferencia al tacto, es normal tocar (y ensuciar) la lente.

A diferencia de muchos de sus rivales, el Samsung Galaxy A8 2018 ofrece botones de muy buena calidad** en los marcos laterales donde se sujetan con firmeza. Encima del botón de encendido, en la parte derecha, encontramos el altavoz de notificaciones y música, y aunque su sonido es alto (y carente de riqueza, como Samsung acostumbra), es muy frecuente taparlo, al menos en la forma en la que pongo mis dedos al coger un smartphone de tamaño medio, como este. Me ha llegado a ocurrir que, teniendo el volumen a la mitad mientras escuchaba música, no supiera por qué no sonaba nada. Resulta que estaba tapando el altavoz.

Su pantalla SuperAMOLED de 5.6" y resolución FHD+ ofrecen 440 píxeles por pulgada, algo corta frente a las QHD de sus hermanos mayores, pero suficiente para modelos de gama más baja. En cuanto a calidad general, el panel es, como esperábamos, el mejor de su segmento. Ya el año pasado Samsung integró un gran panel en el A5 2017, y el de este año es incluso mejor. Reproducir contenido multimedia en ellas siempre es una experiencia placentera, incluso en ambientes de mucha luz, donde se visualiza adecuadamente, sobre todo si activamos el brillo autómatico.

Personalmente, siempre acudo a los ajustes de pantalla para elegir un modo menos saturado que el que viene por defecto, y mi opción favorita es Cine AMOLED, que simula el espacio de color amplio DCI-P3. Como pega, los ángulos de visión que no son malos, sí dejan entrever en ángulos cercanos a lo extremo que no estamos ante la última generación de paneles de Samsung, aunque lo que importa es que sí **es superior al de otros terminales de igualdad de precio, como el OnePlus 5T y el Honor View 10**.

Por último, llegamos a la parte inferior del terminal, donde encontramos un puerto jack que brinda un sonido potente y de calidad. A su lado se sitúa el ya común y deseable puerto USB-C, por el que el Samsung Galaxy A8 2018 puede alimentarse con carga rápida. No es, sin embargo, la más rápida del mercado, y pese a contar con tan sólo 3000 mAh no llega al 50% de carga en 30 minutos, quedando incluso algo por debajo del 40%.

La autonomía es otro punto a resaltar del terminal. La mayoría de días de mucho uso del terminal hemos alcanzado las 6 horas de pantalla, que es una cifra a partir de la cual suelo considerar que estamos cerca del sobresaliente. Queda lejos, eso sí, de su antecesor, pero lo cierto es que su procesador sólo estaba formado por núcleos de bajo consumo, mientras que aquí a esos sumamos dos de alto rendimiento. Lo único que he echado de menos aquí es menor consumo en reposo, un aspecto donde chips como este Exynos aún están muy lejos de cualquier gama alta de hace un par de años.

Como ya he argumentado en numerosas ocasiones, lo que a día de hoy marca mayoritariamente la diferencia entre la gama media y la alta o premium es la cámara. Hay muchos más factores, por supuesto, pero la cámara sigue la siendo prueba de fuego que ningún terminal que sea promocionado como gama media puede superar. Superarla es, pues, el gran reto del Samsung Galaxy A8 2018.

Con un sensor de 16 megapíxeles y una apertura de f1.7 (similar en luminosidad a la del Galaxy S8), se las prometía muy felices. Y de día es así. Viendo resultados, podrían pasar por fotos hechas con un gama alta. Los colores quizá se saturan algo a veces (algo que también le sucede al Galaxy S8), pero al balance de blancos suele ser acertado. El punto donde se comienzan a notar las diferencias es el rango dinámico, donde móviles de categoría superior son capaces de mantener más detalle en las sombras sin sobreexponer. El Galaxy A8 2018 no tiene mal rango dinámico, pero ni con HDR (que frente al del A5 2017 es autómatico) equilibra tan bien.

**Todas las fotos están disponibles en tamaño completo y sin edición en este álbum**.

El drama llega cuando queremos hacer uso del Galaxy A8 2018 en fotografía nocturna. Lo primero que echamos de menos es estabilizador óptico, que la compañía incluyó en el A5 2016, pero que no ha estado presente desde aquel año. Para intentar captar luz, el Galaxy A8 tiende a sobreexponer escenas, incluso en HDR. A ello suma una medición de balance de blancos que tiende a tomar tonos muy cálidos o rojizos en las imágenes. No hay nitidez y en muchas ocasiones tomar fotografías que salgan sin trepidación es todo un reto.

A todo ello no ayuda un procesado que abusa mucho de la reducción de ruido y destruye el detalle, suavizando toda la escena e insertando además un patrón de artefactos clásico en Samsung. Esperaba mucho de este terminal, esperaba un ¡Por fin! teniendo en cuenta su precio y que Samsung es uno de los dominadores de la fotografía, pero de noche o en interiores no alcanza, como veremos en las pruebas, el rendimiento del viejo iPhone 6, un terminal de 2014 sin OIS que a día de hoy tendría que estar muy superado. Esto me lleva a pensar que también perecería contra el Samsung Galaxy S6, que superaba en su momento al terminal de Apple salvo por procesado.

Galaxy A8 (izquierda) - iPhone 6 (derecha). Fotos a tamaño completo en el álbum.

Los problemas ya estaban presentes en el Galaxy A5 2017, y un año después se han reducido, pero también ha crecido el precio del terminal y ha subido el nivel general de sus competidores. Su cámara frontal sí que ha ofrecido buenos resultados (muy vistosos con el desenfoque), con dificultad para salir enfocados, eso sí, pero por su precio o menos hay opciones mejores en este campo como el LG G6, el Huawei P10, el OnePlus 5T o el Honor View 10. Frente a ellos, echamos de menos, además, una doble cámara o, al menos, un modo de enfoque selectivo que ha estado presente en la gama alta desde el Samsung Galaxy S5.

Rendimiento y software

Antes de hablar de cómo se comporta el terminal en el día a día, es necesario aclarar que pese a comercializarse desde el 18 de enero, el terminal llega con Android 7.1.1 Nougat, en lugar del esperado Android 8.0 Oreo, disponible en el mercado desde finales de agosto. Se actualizará, por supuesto, y desde Marshmallow no hay cambios enormes, pero dado el precio que se está pagando, no hay mucha excusa.

La experiencia con Nougat es buena, sin demasiadas diferencias en tareas normales con el Samsung Galaxy S8, pero recordemos que éste, a diferencia del Galaxy Note 8, no era de los mejores optimizados del mercado. El Galaxy A8 llega con un Exynos 7885 que, gracias a sus núcleos A73 de alto rendimiento, puede presumir de aventajar por mucho a rivales con Snapdragon 625 o 630 en actividades que dependen de CPU, como nevagación web intensa. En general el día a día es fluido, pero la experiencia no se encuentra carente de ralentizaciones cuando, por ejemplo, hay que manejar un número de notificaciones grande.

El problema es que su rival, tanto en CPU como en GPU, debería ser el Snapdragon 660, con el que solo logra competir en lo primero, y se nota. Aunque de momento la Mali G71 (de menos núcleos que la del Galaxy S8) que monta es suficiente para mover juegos bien, resulta triste ver que no rinde más en la práctica que la Mali-T830 del A5 2017. Así, pese al tiempo que ha pasado, el rendimiento gráfico se encuentra por debajo de la Adreno 420 del Galaxy Note 4, por poner en perspectiva. Queda aquí a la par del rendimiento de terminales con Snapdragon 630, que este año veremos por debajo de 300€. Lo positivo es que mientras se juega con títulos como Asphalt apenas se calienta.

Además, al activarlo y comenzar a instalar aplicaciones, se nota mucho que la memoria que integra no es UFS 2.0 ó 2.1, sino que Samsung sigue apostando por eMMC. Mientras hay un uso exigente de escritura en el almacenamiento, las tareas no se pueden realizar con soltura, y hablamos de mucho tiempo la primera vez que encendemos el terminal o mientras se actualizan aplicaciones. No es ningún drama en gama media, pero volvemos a recordar: por el mismo precio, OnePlus 5T y Honor View 10 sí cuentan con memoria NAND de alta calidad.

No podemos decir al apartado de hardware sin hablar del reconocimiento facial para desbloquear el teléfono. Yo lo calificaría como de ayuda, es decir, que viene bien tenerlo si alguna vez falla el lector de huellas de la parte trasera. Al no tener infrarrojos no es capaz de identificar cuando hay poca o mucha luz, y adolece, como el resto de propuestas, de las distancias cortas. Configurarlo sí, depender de ello, no.

Conclusión

La historia ha vuelto a repetirse, y a un precio más alto este año. Si el año pasado el Galaxy A5 destacó por traer resistencia IP68 y una calidad de materiales y acabados de gama alta a la gama media, este año el Galaxy A8 2018 nos recuerda lo que pudo ser el Galaxy S8 plano de haber existido. Nos recuerda lo que ha cambiado Samsung y los grandes terminales que fabrica desde finales de 2014.

Sin embargo, los fabrica a un precio muy elevado, perdiendo el equilibrio entre lo que el público quiere y lo que está dispuesto a pagar. El Galaxy A8 2018 se mueve en la liga de los "gama alta low cost" si es que existe algo así, pero por el camino pierde potencia bruta, memoria de calidad, doble cámara, y gana marcos. Lo peor y más palpable es que, sin duda, pierde mucha calidad de cámara en baja luz.

La parte buena es que hablamos de un gama media potente y equilibrado, con buen rendimiento en general y buena autonomía, y que a un precio rebajado será una compra genial. Sin duda, hay que esperar para comprar este terminal, pues por 40€ más es posible adquirir un Samsung Galaxy S8 y por el mismo precio un Galaxy S7 edge, también superior en cámara, potencia y almacenamiento.

Pros

  • Pantalla: el negro puro y el brillo de las AMOLED buenas siempre son bien recibidos
  • Construcción y diseño: algo menos refinado que el Samsung Galaxy S8, pero igualmente gama alta.
  • Autonomía: Samsung sigue tomándose en serio la autonomía en su gama media.
  • Resistencia IP68 a polvo y agua: inédito en muchos terminales de gama alta. Un lujo tenerlo un peldaño por debajo.

Contras

  • Cámara en baja luz: pese a su apertura, el Galaxy A8 no resiste comparación con ningún terminal de su nivel de precios, recordando a resultados de hace unos años. Se echa de menos contar con estabilizador.
  • Precio: será un terminal muy recomendable cuando reduzca su precio entre 150 y 200€.
  • Especificaciones: Samsung queda algo por detrás de las propuestas de Qualcomm y apuesta por memoria algo lenta frente a lo esperado.

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