Al clásico personaje creado por Edgar Rice Burroughs se le ha adaptado innumerables de veces y en distintos formatos; la pantalla grande no es la excepción. En esta cinta de David Yates y compañía, intentan ir más allá de la historia base del famoso "Tarzán de los monos", aunque con resultados bastante regulares.Al barajarse nombres para la silla de director hace varios años, cuando se vio la posibilidad de una nueva adaptación de este conocido personaje, saltaron nombres como el de Guillermo del Toro y Stephen Sommers; sin embargo, fue Yates quien se quedó al frente de este filme.

El fichaje del reparto es un acierto en teoría, esto porque Alexander Skarsgård, Margot Robbie, Samuel L. Jackson y Christoph Waltz lucen prometedores en el cartel; sin embargo, la fórmula no consigue levantar una historia que aporta poco y que no logra ser verosímil.

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Con tantas versiones del famoso Tarzán, se antoja que los creadores de ésta película buscaban desmarcarse de la misma fórmula al contar la historia de forma distinta a la que contaron los demás: el crío de una pareja de la aristocracia europea se queda al desamparo de los peligros de la selva profunda de África, donde finalmente es criado por una familia de gorilas. Ya de adulto, se encuentra con la civilización y se integra a esta con mayores o menores dificultades según la versión que fuere.

Lejos de dicha versión, la película de Yates se atreve a contar un capítulo distinto y con un enfoque también distinto, pues intenta revertir el discurso de la superioridad de la civilización europea que "salva" del salvajismo a los pueblos originarios de África y al mismo protagonista; enfoque que constantemente está presente en anteriores versiones. Sin embargo, el hecho de utilizar un telón histórico (cuando la región del Congo era saqueada, esclavizada y repartida por Bélgica y Francia), no salva el guión de simplista, ni de ser predecible. alex-la-leyenda-de-tarzanLuego de ver la cinta no se sabe a ciencia cierta qué es lo que no funciona como debería: la historia, el guión, las actuaciones, los CGI, el villano, la narrativa visual... Pero un poco más tarde uno se dará cuenta que es todo esto en su conjunto, es decir: son muchos los detalles a lo largo de la cinta que terminan por formar una película apenas palomera.

La historia se ubica unos ocho años más tarde de lo que ya hemos visto y todos sabemos sobre Tarzán. Entonces vemos que el famoso habitante de la selva se encuentra cómodamente inserto en la Inglaterra victoriana** al frente de su herencia y rebautizado como John Clayton III, Lord de Greystoke. Además de felizmente casado con la bella Jane Porter, interpretada claro, por Margot Robbie.

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Por circunstancias no muy claras, y aunque se intenta justificar pero se queda en el terreno de lo inverosímil, John, Jane y George Washington William (personaje basado su homónimo de la vida real e interpretado por Samuel L. Jackson) regresan a la selva que vio crecer a los dos primeros y en donde su amor nació años atrás.Lo que de ahí se desprende es una aventura en la que se encuentran de cara al villano: el Capitán Rom (interpretado por el genial y esta vez acartonado Christoph Waltz). Los motivos de Rom y de la corona de Bélgica son los preciados diamantes de la ciudad de Opar, ciudad que en ésta versión de Yates es representada como una especie de tierra salvaje entre los salvajes y que recuerda, sin querer, a la zona en sombras del Rey León, donde las sin vergüenzas hienas viven y reinan.

Por otro lado, la nueva historia está salpicada de flash-backs que intentan refrescar la historia de amor entre Jane y el entonces Tarzán. Solo que de tantos y con el mismo formato en donde se usa un recurso narrativo que, con sus secuencias congeladas y un sonido sordo antes de la acción, decae en su objetivo por ser repetitivo.

A pesar del atractivo de ambos protagonistas, la sexualización de ambos y sobre todo Jane, que aunque intenta ser un personaje aguerrido y empoderado, no deja ser una damisela en peligro durante toda la cinta. Y sobre todo, un villano tan poco creíble, dejan un ambiguo sabor de boca.

El personaje de Samuel L. Jackson busca exponer la cara fea de la colonia belga en el Congo tal como haría el personaje real; también lleva a la historia las pocas escenas en la cinta aderezadas con humor, pero estas son tan pocas, que se sienten como una salida sin mucho sentido.

Conclusión

Así pues, David Yates, pese a que intenta abonar a la historia del famoso personaje de Tarzán, su aportación está confeccionada con elementos que no logran convencer. Su fuerte radica en el reparto y en su intento de una versión más obscura y real, sin que se logre el objetivo. Cabe mencionar que pese al gran presupuesto que tiene esta película, no logrará (tampoco) convencernos en lo visual: la calidad de los CGI no están a la altura de lo que hemos visto en otras cintas cargadas de este tipo de material.

Pros

  • El sonido es lo más convincente de todo y lo que, en todo caso, aporta más drama en las escenas de acción.
  • El reparto, aunque no se le saque provecho.

Contras

  • Desarrollo simple y predecible
  • Personajes poco profundos y poco elaborados
  • CGI que dejan mucho que desear
  • Villanos acartonados
  • La primera parte de la cinta es increíblemente lenta

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