Uno a veces se pierde. Aunque no quiera, termina perdido. Tantos son los smartphones que copan la gama media con tan similares características entre sí, que comienza a ser complicado distinguir si este o aquel son nuevos conceptos o simplemente una media vuelta de tuerca de algo ya visto. Algo así me ha pasado con el Honor 9 Lite, un envite más de la filial de Huawei a la gama media y que es objeto de análisis hoy.
Honor es una de esas marcas que cuesta cada vez más posicionar en el mercado por el carácter más y más caníbal que está tomando en lo referente a su hermana mayor en los últimos tiempos, arañando ventas de esta y –me gusta pensar– comenzando a formar un concepto cada vez mejor entre los usuarios que no están tan pendientes de los lanzamientos de unas y otras. Con unos productos de características similares en la mayoría de los casos (cuando no idénticas) a los comercializados por Huawei, en la actualidad es una buena opción para el segmento medio y medio-alto del mercado.

El Honor 9 Lite es una buena prueba de ello. Un smartphone que llega con las pretensiones de ponerse a la cabeza de la gama puramente media con unas características acordes a tal fin pero con un par de retoques para que el atractivo termine de convencer al cliente. A primera vista, desde luego, lo logra.

Es el uso diario quien realmente delata una calidad que podría haber sido mejor en varios escenarios, repitiendo unos sinsabores que ya vimos hace unos meses. Un teléfono de 229 euros que en algunas ocasiones parece que podría valer más... y en otras, menos.

¿Cristal solo para la gama alta? Nunca más

La hegemonía del aluminio se ha ido extendiendo durante el último lustro, más o menos, hasta hacerse omnipresente en el terreno de los dispositivos móviles. Lo que antes era símbolo de exquisitez y refinamiento en la gama alta, ahora se encuentra a espuertas en la parte media del mercado, desprestigiando su encanto. Ante esto, un nuevo material preferido resurge del averno para coronarse como la nueva asociación al lujo en las traseras de los terminales: el cristal. Este es el que encontramos en el Honor 9 Lite (lo que puede darnos una pista de cómo serán los smartphones de gama media a partir de ahora) y que, francamente, le sienta muy bien.

Le sienta muy bien porque se agradece en mano, teniendo un tacto agradecido que conjuga a la perfección con lo liviano que es este terminal. Como es la norma, le confiere un aspecto ciertamente elegante, el cual solo se ve roto por el plástico del que está compuesto el marco del dispositivo. Aunque aparenta ser aluminio –y ciertamente pueda engañar a la vista en un primer momento–, este material es más que evidente cuando se sujeta el terminal, lo cual nos aleja de manera instantánea de esa apariencia premium.

Por lo demás, es un teléfono con una pantalla de grandes dimensiones pero que no se hace incómodo en mano debido a lo esbelto de su forma, haciendo que no sea especialmente ancho. El lector de huellas está cómodamente situado y, como viene siendo habitual, cuenta con determinados gestos integrados que hacen más cómoda la experiencia (como deslizar hacia abajo para desplegar el centro de control y notificaciones).

Un P Smart camuflado

Puede que la apariencia haya cambiado, pero el Honor 9 Lite no deja de ser un Huawei P Smart camuflado bajo un nuevo chasis. Mirando las especificaciones, estas coinciden prácticamente punto por punto entre uno y otro, lo cual dice mucho de Honor como marca y esta dinámica que se traen entre las dos marcas, comercializando Huawei un producto y, tras dos o tres meses, apareciendo otro en las filas de su hermana pequeña prácticamente calcado al primero. En esencia, eso es el 9 Lite, un P Smart que ha pasado por quirófano para ponerse una trasera de cristal.

Por tanto, y tal y como ocurría en el anteriormente analizado, el rendimiento no llega a ser espectacular, pero sí es suficiente con 3GB de RAM y el procesador propietario Kirin 659 que es ya sobradamente conocido en este segmento medio. La batería cumple el día de manera ajustada si no le rendir de manera excesiva y, aquí sí, se echa de menos no contar con una carga rápida que ayude a recuperar porcentaje de la manera más rápida posible. Hablando del sistema de carga, se hace obligatorio mencionar que tampoco vemos un conector USB de tipo C, cualidad que comienza a ser imperdonable a estas alturas.

No es necesario comentar nada acerca de EMUI, la capa de personalización con la que la marca personaliza sus teléfonos y que, desafortunadamente, sigue sin aportar más de lo que resta. Es de agradecer –y mucho– que un teléfono de estas características cuente con Android 8 de serie, algo que se ve empañado no solo con la mencionada capa de personalización, sino también con la enorme cantidad de aplicaciones precargadas que acompañan al terminal nada más lo sacamos de la caja. Se pueden eliminar, sí, pero esa sensación de estar "sucio" al segundo de haberlo encendido por primera vez es algo que penaliza.

Cuatro ojos ven más que tres

Que tener cuatro lentes es mejor que tener tres es, sin duda, lo que han debido pensar en Honor al lanzar este 9 Lite. Es una de las principales diferencias sobre el papel con el P Smart, aunque se traslade únicamente a la cámara frontal. La trasera cuenta con una doble lente de 13 y 2 MP (la última de ellas para el archiconocido efecto de desenfoque) que replica de manera idéntica en la destinada a los selfies, permitiendo trasladar ese bokeh o fondo difuminado a la misma.

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Puedes ver estas y otras fotografías a tamaño completo en esta galería.

Un movimiento curioso, sin duda, cuando se tiene en cuenta que el Huawei P Smart ya podía realizar el efecto de desenfoque en la cámara frontal mediante software con resultados que se antojan casi idénticos. Ayudan un poco esos 13 megapixeles en lugar de los 8 del anterior modelo, pero nada más. Tanto en la cámara trasera como en la frontal, el efecto de desenfoque del Honor 9 Lite se comporta de manera desigual y es frecuente encontrar fallos. La sensación general sigue siendo que los fondos quedan demasiado desenfocados, tanto que el resultado es demasiado irreal, aunque lo cierto es que la cámara frontal se comporta razonablemente bien si comparamos resultados con teléfonos de gama alta.

Los resultados con escasa luz son mejorables en su mayoría, con un exceso de ruido que en ocasiones es muy molesto, y es frecuente apreciar errores en el propio software de la cámara al ir a disparar, algo que no ocurría con su competencia directa, el Xiaomi Mi A1. Por lo demás, resultados a la altura de lo que cabría esperar de un terminal de sus características. Como apunte final, el modo HDR suele ser necesario más necesario de lo que debería, pero los resultados son sensiblemente mejores si dedicamos un par de segundos a habilitar esta opción.

Conclusión

El Honor 9 Lite es un terminal que habría podido brillar mucho más si se hubiese concebido como un teléfono singular y no como un refrito del P Smart. Bajo una apariencia francamente buena se esconden los mismos errores y la misma experiencia sin retocar del anterior, lo cual desmerece bastante a un terminal que, como digo, pudo ser mejor.

A pesar de esto, es una buena opción para quienes busquen personalización por un lado y muchas características por otro, ya que hay poco que se deje en el tintero. A pesar de esto, el Mi A1 sigue siendo complicado de superar en términos de rendimiento y experiencia de usuario, donde se ha convertido en una apuesta segura. Si se está dispuesto a sacrificar aspectos como unos marcos de pantalla mayores, el de Xiaomi sigue estando un escalón por encima en la clasificación absoluta.

Pros

  • El diseño con la trasera de cristal le sienta muy bien
  • La cámara frontal ofrece un desenfoque más que aceptable

Contras

  • La ausencia de USB tipo C es inexcusable
  • Las imágenes nocturnas son mediocres
  • El marco de plástico no convence en mano

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