Los recortes de Trump siguen afectando a un sinfín de sectores en Estados Unidos. En lo que a ciencia se refiere, fueron muy comentados los que atañen a la sanidad o al control de entrada de especies invasoras. Ahora, se unen al candelero los recortes que han dado un cambio radical a los planes de la NASA para los próximos años. Hay muchos detalles que se pueden comentar; pero, en resumen, las grandes víctimas de estos recortes de Trump serán las agencias espaciales extranjeras, así como Boeing y Lockheed Martin, las compañías que hasta ahora se encargaba de suministrar los vehículos para el próximo viaje de los humanos a la Luna. Al contrario, el mayor beneficiado, para sorpresa de nadie, será Elon Musk.
Y es que, según la Solicitud de Presupuesto Discrecional para el año fiscal de 2026 presentada el pasado 2 de mayo, el cohete SLS y la cápsula Orión, protagonistas hasta ahora del Programa Artemis, dejarán de recibir financiación y serán sustituidas por “sistemas más rentables”.
Además de los dos vehículos encargados de llevar a los humanos a la Luna, los recortes de Trump también dejan fuera a Gateway. Este es un laboratorio espacial que albergaría el trabajo colaborativo de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA), Japón, Canadá y los Emiratos Árabes Unidos. Sin la financiación de Estados Unidos, será imposible llevar a cabo esta colaboración, por lo que el papel de todos estos países en esta nueva era de los viajes espaciales se queda en el aire. En el aire en el peor de los sentidos.
¿A cuánto ascienden los recortes de Trump para la NASA?
Según el documento presentado recientemente, el presupuesto anual dirigido a la NASA pasará de 24.800 millones de dólares a 18.800 millones de dólares. Eso supone una reducción de más del 24 %.
SLS y Orión seguirán adelante, pero solo hasta finalizar con Artemis III. De momento solo se ha llevado a cabo el primer paso de este proyecto: Artemis I. Tras este primer vuelo no tripulado, en abril de 2026 llegará el turno de Artemis II, donde la nave se enviará por primera vez tripulada, pero solo orbitará alrededor de la Luna. Un año después se llevará a cabo Artemis III, donde sí que se llevará a cabo un alunizaje tripulado.
Una vez finalizada Artemis III, SLS, de Boeing, y Orión, de Lockheed Martin, dejarán de formar parte del programa Artemis. La NASA de momento no ha manifestado cuáles serán sus sustitutos. No obstante, tras los recortes de Trump, la mayoría de apuestas señalan, como mínimo, a la Starship de SpaceX, la compañía espacial de Elon Musk.

Esto se basa en que el presidente de los Estados Unidos ha referido que SLS y Orión son elementos muy costosos. Además, el cohete es desechable y encarece mucho el coste del proyecto. SpaceX trabaja en el desarrollo de cohetes reutilizables y sus pruebas han dado ya muy buenos resultados. Pero, sobre todo, las apuestas se basan en el simple hecho de que Elon Musk es un buen amigo de Donald Trump, como bien demostró durante la campaña electoral.
Adiós a la participación internacional
Con el cambio de gobierno en los Estados Unidos decimos adiós a la que parecía una carrera espacial renovada, basada en la colaboración internacional en vez de en la competición. Con los recortes de Trump y sus declaraciones sobre la NASA vemos que quiere volver a la época en la que Estados Unidos competía con la Unión Soviética por conquistar el espacio. Aunque esta vez los oponentes no serán los rusos, sino China. Trump ya manifestó que quiere que los estadounidenses vuelvan a la Luna antes de que lo hagan los chinos.
Pero eso no es todo. También ha cancelado el proyecto para la construcción de Gateway, dejando fuera de sus planes a un gran número de socios internacionales. Muchos países soñaban con que sus astronautas tuviesen un asiento en el próximo viaje a la Luna, pero es un deseo que se antoja cada vez más complicado.
Por si fuese poco, los recortes de Trump perjudican otro de los grandes proyectos de la ESA: el lanzamiento del rover Rosalind Franklin del programa ExoMars. El proyecto estaba programado para 2020, pero debió posponerse como otros tantos planes en aquel año fatídico. Más tarde se programó para 2022, pero los problemas con Rusia llevaron a una nueva cancelación.
Ahora, la retirada de la contribución de la NASA por culpa de los recortes de Trump pone en riesgo el lanzamiento que estaba programado para 2028. La contribución de la NASA, según explica el astrofísico Daniel Marín en su blog de Naukas, era modesta, pero muy necesaria, ya que incluye los calefactores RHU a base de plutonio. Por lo tanto, la misión tendrá muy difícil seguir adelante para la fecha propuesta.

Los recortes de Trump no afectan a Marte (al contrario)
Los gastos en los que no ha escatimado Donald Trump son los referentes a viajar a Marte, la obsesión que comparte con Elon Musk. Se ha añadido un presupuesto adicional de 1.000 millones de dólares para llevar a Estados Unidos al planeta rojo cuanto antes. Esto es solo el principio, pues posiblemente otras muchas misiones se vean afectadas. No deja de ser una forma de colonialismo, donde la obsesión es que ELLOS conquisten un lugar inexplorado. Todo lo demás pasa a un segundo plano.
