El pasado 5 de febrero de 2024, la casa real británica hizo público el diagnóstico del rey Carlos III con un cáncer de próstata. Desde entonces, muchas personas se han mostrado sorprendidas por su decisión de someterse a quimioterapia, ya que siempre ha sido un gran defensor de las mal llamadas terapias alternativas. No malinterpretamos esta sorpresa. Era una sorpresa positiva, pues cambiar la quimioterapia por las terapias alternativas hubiese sido muy peligroso. Ahora, en cambio, a muchos no les resultan tan sorprendentes las declaraciones de la escritora española Concha Calleja, quien asegura que el monarca ha decidido abandonar la quimioterapia por los enemas de café.
Estos componen una de las piezas de la que se conoce como terapia Gerson, que consiste también en el consumo de 13 zumos de frutas diarios y la inyección semanal de vitaminas y extracto de bacalao. El rey Carlos mostró su apoyo a dicha terapia en 2004, generando un gran revuelo entre los médicos ingleses. Ahora, no parece que haya más indicios que las declaraciones de Calleja, aunque la casa real inglesa no ha desmentido nada y sus andaduras del pasado hacen que no parezca demasiado inverosímil.
Sí es importante destacar que hace unos días el rey Carlos estuvo visitando un centro de investigación del cáncer, compartiendo impresiones con pacientes y dando a conocer el trabajo de los investigadores. Resulta raro que un día apoye a la ciencia y poco después la sustituya con un tratamiento que no sirve de nada. Por eso, no podemos afirmar que sea cierto. Pero sí podemos explicar en qué consisten los enemas de café y por qué no son, de ninguna manera, un buen tratamiento contra el cáncer.
El riesgo de los enemas de café
Los enemas de café consisten, a grandes rasgos, en la inyección a través del ano de esta bebida con el objetivo de limpiar el hígado, el intestino, eliminar dolores e, incluso, devolver la claridad mental. Se han usado durante más de 150 años para todos estos fines, por lo que era cuestión de tiempo que llegase un momento en el que se asociase con el tratamiento del cáncer. Fue en los años 90 cuando proliferaron una gran cantidad de estudios hablando de su posible vinculación. No obstante, no estaban bien diseñados ni arrojaban resultados sólidos. Desde entonces, muchísimos científicos han desmentido que sirva para nada. En su momento, incluso Kathy Perry se interesó por el enema del café.
De hecho, hay algo importante que debemos tener en cuenta y es que, si algo funciona para muchísimas cosas, posiblemente sea mentira.

Pero eso no es todo. No solo no existe la más mínima evidencia de que los enemas de café sean realmente efectivos contra el cáncer. Tampoco son tan buenos como los pintan. Puede causar efectos graves, como la proctocolitis, que se caracteriza por la inflamación e irritación del colon y el recto. Esto puede provocar dolores, problemas digestivos y evacuaciones sanguinolentas. Además, los enemas de café también pueden causar úlceras, agravando aún más todos estos síntomas.
Lógicamente, la quimioterapia también tiene muchísimos efectos secundarios, algunos aún más graves. Pero la diferencia es que sí tiene evidencia científica de su eficacia. Si alguien la abandona a cambio de los enemas de café, como se dice que ha hecho el rey Carlos III, puede irle la vida en ello.
Otros tratamientos alternativos defendidos por el rey Carlos
Como ya hemos visto, no sabemos con seguridad si el rey Carlos III ha abandonado la quimioterapia por los enemas de café. Pero sí es seguro que hace más de 20 años lo defendió como parte de la terapia Gerson. Esta incluye también el consumo del mayor volumen posible de 13 zumos de frutas al día. Puede parecer algo mucho menos peligroso. Al fin y al cabo se trata de fruta. Sin embargo, hay muchos motivos por los que no es nada aconsejable.
El primero es el exceso de azúcar que supone. Los azúcares que se encuentran en las frutas, cuando estas se ingieren enteras, se metabolizan poco a poco. El motivo es que la pulpa a su alrededor supone una matriz de fibra que impide que todo el azúcar se libere de golpe. En cambio, cuando exprimimos la fruta, incluso si dejamos parte de la pulpa, esos azúcares quedan libres y pasan de golpe a la sangre. Para que las células puedan incorporarlos, debe liberarse mucha insulina, generándose uno de esos famosos picos de esta hormona que, a la larga, pueden ser peligrosos. Si dichos picos de insulina son recurrentes, nuestras células se vuelven resistentes. Necesitan cada vez una dosis mayor para poder incorporar la glucosa. Con el tiempo, pueden producirse diabetes y enfermedades cardiovasculares. No es bueno para nadie, pero aún menos para alguien con cáncer.

Por otro lado, beber el mayor volumen posible de líquido puede ser mucho más perjudicial que beneficioso. Las sales necesarias para el buen funcionamiento del organismo quedan muy diluídas, de modo que las células pueden llegar a tener que absorber una gran cantidad de agua para igualar la concentración de sales. Eso puede ser perjudicial para ellas, por lo que beber el mayor volumen posible de agua o zumos es una malísima idea.
No sabemos si es cierto que el rey Carlos III se ha sometido a todo esto y, para colmo, ha dejado la quimioterapia. Esperamos que, si es el caso, recapacite y vuelva a la única medicina que existe. Porque las terapias alternativas puede que sí sean alternativas, pero de terapia tienen bastante poco.
