Las pandillas de El Salvador solían imponer un reino de terror sobre el país. Por muchos años su tasa de homicidios fue la más alta de todo el mundo. Una guerra civil había dejado a la nación en ruinas. Para el año 2000, cinco de cada diez salvadoreños vivían en pobreza extrema. En un contexto como ese es que las pandillas, carteles, guerrillas, etc., suelen florecer. Ya que ofrecen dinero y poder, en un lugar en donde aquello parece inalcanzable.
Por el 2017, se reportaba que los políticos tenían que pedirle permiso a las pandillas para acceder a ciertas comunidades en las que querían hacer campaña. Negociar con estos grupos criminales era esencial para obtener poder político, porque ofrecían servicios como suprimir los votos de tus oponentes o producir votantes para tu partido. Así podemos ver que lo que solía existir en El Salvador era un conflicto entre pandillas, en el que el gobierno era la más débil de ellas.
Nayib Bukele llegó a la presidencia en el 2019 prometiendo seguridad, lo más codiciado en un país que estaba totalmente sometido por grupos criminales. Para lograrlo instauró un estado de excepción en el que se suspendían las garantías constitucionales, permitiéndole al presidente ejecutar encarcelaciones masivas. El método era simple, como los criminales se tatuaban todo el cuerpo para demostrar su alianza a su pandilla, la policía y el ejército tenían la tarea de arrestar a cualquiera que ostentara esas marcas de tinta.
El plan de Bukele para El Salvador
La operación de seguridad fue un éxito rotundo. Mientras que la tasa de homicidios en el 2018 era de 56,1 por cada 100.000 habitantes, para el 2022 había bajado a 7,8. Aunque no solo se trata de cifras, ya que muchísimos salvadoreños afirman que actualmente se sienten más seguros que nunca. Por eso es que mientras que en el 2019 70,4% de los salvadoreños reportaban que su problema más grave era la delincuencia, en 2023 esa cifra había bajado a un 4,3%. También hay que tomar en cuenta que se reportaron negociaciones entre el gobierno de Bukele y la pandilla MS-13, lo que también debió influir en estos números.
La crítica principal que se le hace a Nayib Bukele es que, para garantizar la seguridad de su población, ignoró los derechos humanos de los delincuentes al encarcelarlos en masa (a más de 70.000 personas). Realizando juicios colectivos en los que muchas personas fueron condenadas a pasar toda su vida en la cárcel, basándose en pruebas bastante débiles.
Si una de las prioridades clave de cualquier Estado es la seguridad y eres incapaz de garantizar la condición principal que le permite prosperar a una sociedad, que tus ciudadanos tengan miedo de salir a la calle, tu legitimidad como gobierno se debilita. Hasta el punto que las personas prefieren aliarse de alguna manera con esos grupos criminales, en vez de confiar en que la policía los pueda proteger.

Cómo es la vida dentro del CECOT
El operativo masivo de seguridad culmina en el CECOT, el Centro de Confinamiento del Terrorismo. Una prisión gigante con capacidad para 40.000 presidiarios. El recinto se ha hecho viral por su escala, su máxima seguridad y por su filosofía carcelaria. Es una cárcel en la que no se contempla para nada la reinserción social. La crueldad de las maras está bien documentada, por lo que aquí no tratan de reformar a estos terroristas. El CECOT solo alberga a los peores criminales de El Salvador, todos los que residen ahí han matado, violado, secuestrado, o una combinación de los tres. Entre ellos sicarios con decenas de víctimas y condenas de 700 años. La única prioridad es que los delincuentes cumplan sus condenas, todas ellas de por vida.
Los reos duermen sin colchón ni sábana, se acuestan directamente sobre el metal de las literas apiladas dentro de las celdas. Las luces blancas nunca se apagan, por lo que los presos suelen taparse los ojos con un pedazo de tela para poder dormir. Igual tienen que levantarse a las cuatro de la mañana para bañarse y luego recibir su chequeo de salud diario. Solo abandonan sus celdas treinta minutos al día para hacer ejercicio en el pasillo central. Se come exactamente lo mismo tanto para el desayuno como para la cena, dos tortillas de maíz, frijoles y crema. Para el almuerzo suelen agregar pasta o algo de arroz.
Para que este experimento de seguridad funcione, los reos tienen que mantenerse completamente aislados del mundo exterior. Por eso no se permiten visitas, teléfonos ni cualquier otra forma de comunicación externa. Las dos pandillas principales, cuyos miembros antes solían ser albergados en cárceles diferentes por las autoridades, en el CECOT tienen que convivir. Están forzados a mantener la paz con sus enemigos mortales. Existe el riesgo de que puedan aliarse contra el gobierno, por lo que es prioridad que nunca salgan y que jamás se comuniquen con nadie de afuera.

La solución a la catástrofe de seguridad de El Salvador ha sido radical y por eso controversial. Se estima que el 10% de los apresados son inocentes. También han muerto cientos de inocentes dentro de las cárceles. Son el daño colateral del operativo de seguridad. Aun así, Nayib Bukele ganó de nuevo la elección presidencial con casi un 83% de los votos.