Ocho años después de la original, Moana 2 llega por fin a los cines. La querida película de Disney se ha convertido en la última década en uno de los grandes clásicos contemporáneos de La Casa del Ratón. Su éxito entre los más pequeños y su impresionante buen hacer en Disney+ (es una de las películas más vista semanalmente) la sitúan como el nuevo gran estandarte del estudio. No en vano, la compañía también prepara un remake live-action que llegará muy pronto a los cines. Pero antes, es turno de la ansiada secuela.
En Moana 2, la joven Vaiana ha crecido. Ya no es una adolescente sino que ha llegado a los primeros años de edad adulta. Además, en su pueblo de Motunui, sus habitantes la tienen como una gran líder, una leyenda viviente. Pero después de devolverle el corazón a Tefiti y demostrar que se puede salir a mar abierto, su nueva aventura es aún mayor. Ahora, la protagonista recibe la llamada de los ancestros para que encuentre la isla perdida de Motufetu. Antaño, ese lugar conectaba todos los pueblos del mar, pero el temible dios Nalo la escondió en una monstruosa tormenta, aislando a toda la humanidad. Solo Vaiana puede encontrarla y reconectar con sus vecinos.

Moana 2
La ansiada Moana 2 no consigue trascender y ponerse a la altura de su predecesora, aunque sí que mantiene el espíritu de acción y aventura. La secuela juega sobre seguro, con un mensaje menos profundo y un desarrollo más vacío que sobre todo lamenta la falta de buenas canciones. en cualquier caso, cumple y entretiene sobradamente.
Una ambiciosa aventura
Moana 2 nació como una serie destinada a Disney+. Sin embargo, hace unos meses la compañía confirmó el cambio de rumbo para convertirlo en película para cines. Esto levantó mucho escepticismo sobre todo por su estructura. Por fortuna, los creativos han conseguido amoldar a la perfección la historia para que apenas se note ese origen episódico. La trama es coherente en todo momento y esas costuras quedan muy bien camufladas en su hora y media de metraje.
Y es que, en resumen, Disney ha querido ofrecer una aventura por los mares mucho más ambiciosa que la primera cinta, aunque replicando punto por punto su estructura narrativa. Ahora Vaiana ya es una experta navegante, por lo que la cinta puede centrarse en los diferentes peligros a los que debe enfrentarse en el mar. Cocos salvajes, moluscos gigantes, brujas tramposas, monstruos horripilantes, tormentas asesinas... A medida que la trama de Moana 2 avanza, el viaje se vuelve más y más peliagudo y emocionante.

Hay que señalar que el ritmo, eso sí, es bastante más irregular de lo que cabría pensar. Todo es muy frenético y va in crescendo, por lo que no aburre. Pero la lógica falta de originalidad con respecto a la primera se nota y es fácil desconectar en ciertos momentos. Tampoco los nuevos personajes son tan carismáticos como los viejos conocidos (a excepción de la pequeña Simea), y es la inquebrantable química de Vaiana y Maui lo que salva el conjunto. En cualquier caso, el clímax final sí está a la altura. Moana 2 tiene un potente desenlace que permite salir del cine con buen sabor de boca. Pero su gran pecado viene más en el apartado emocional.
Moana 2 no conecta
La primera entrega de la intrépida navegante ofrecía una profunda y acertada reflexión acerca de encontrarse a sí misma y abrazar el destino. Disney abogó entonces por un clásico pero eficaz mensaje universal que caló muy hondo y que ha convertido la película en un mito. Ahora, necesitaban reinventarse. Y con Moana 2 han apostado por dotar de madurez a su historia. Ya desde el propio cambio en el diseño de la protagonista se evidencia que la compañía busca una meditación algo más compleja.

En esta ocasión, Moana 2 nos habla sobre la necesidad de ir siempre más allá. Vaiana se convirtió en navegante y salvó a su pueblo en la primera película. Pero su vida no podía haber tocado techo tan pronto. Siempre hay nuevas metas, nuevos caminos por recorrer. Todo el mensaje de la cinta se encuentra en su canción Beyond (Qué hay más allá en español). La premisa es interesante, pero por desgracia el guion no es tan sólido como el de su predecesora.
Moana 2 es una aventura muy ambiciosa pero carente de la enorme conexión emocional que ofrecía la primera. Su moraleja está tratada de una manera mucho más superficial y generalista. El mensaje está ahí, es palpable, no es que sea inexistente ni mucho menos. Pero no llega tanto ni tan lejos. Y tras la excelencia que se le presuponía a la anterior, la "simpleza" de esta secuela es un llamativo bajón.

Hay que dejar claro que no es para nada un tiro errado. De nuevo, insisto, es un filme muy entretenido y con algunos momentos brillantes. De hecho, Moana 2 probablemente sea una de las mejores secuelas animadas de Disney. Aunque eso no signifique demasiado porque el estudio tradicionalmente cuenta con una calidad inexplicablemente baja en sus continuaciones. Pero una vez más, el proyecto queda a años luz de la magia y la solidez de la original.
Ausencias notables
Donde sí que triunfa nuevamente Moana 2 es en su apartado visual. La primera cinta sorprendió al mundo con un basto y rico universo lleno de color y un cuidado extremo en lo relativo al océano. Aquí el nivel de la animación no baja un ápice y, aunque ese factor sorpresa no está, es inevitable quedarse embobado viendo las impresionantes imágenes de la película. Es un espectáculo visual deslumbrante.

La otra cara de la moneda son las canciones. Para Moana 2, Disney prescindía de Lin Manuel Miranda y su ausencia es más que evidente. La mencionada Beyond es un tema bonito, heredero de How Far I'll Go. Pero el resto carecen por completo de la fuerza y garra necesarias para trascender. Hay un par de números, el de Matangi y el nuevo de Maui, que son divertidos y pegadizos, siguiendo los esquemas del mencionado creativo que tanto triunfaron en la anterior. Pero esta vez no van más allá y su letra hará difícil que los niños las tarareen dentro de unas semanas, quedando en un triste olvido.
En definitiva, Moana 2 cumple como secuela del clásico de Disney, aunque se queda lejos de la original. La falta de magia de sus canciones y una moraleja mucho menos profunda y lograda lastran una película que, en cualquier caso, es de lo más entretenida y disfrutable, con algunos momentos memorables y un clímax sensacional. Si todo va como se espera, será un nuevo éxito para Disney.