En La singular vida de Ibelin, el nuevo documental de Netflix, los juegos en línea, ocupan un lugar de considerable importancia. Pero lugar de ser uno de los habituales relatos acerca de los peligrosos de experiencias semejantes, la producción dirigida por Benjamin Ree, explora en un ángulo único, el de Mats Steen. Lo hace como una reflexión acerca de cómo las grandes plataformas online pueden ser un espacio ideal, para una visión del mundo más amplia, sensible y personal. Lo que, de hecho, ocurrió con un joven jugador de Oslo que encontró en los grandes escenarios digitales, un espacio para comprender la vida a un nivel por completo nuevo. 

Mats Steen, murió el 18 de noviembre de 2014 a causa de la distrofia medular de Duchenne. Un gravísimo cuadro médico que lo confinó a una silla de ruedas. De hecho, durante los últimos años de su vida, el joven se recluyó en el sótano de la casa de sus padres, intentando atravesar lo más duro de la enfermedad en privado. En medio del dolor, el agotamiento y, a menudo, la completa inmovilidad, Mats dedicó buena parte de su tiempo a jugar World of Warcraft (WoW en sus siglas en inglés), un juego de rol de fantasía en línea. Más tarde, su familia calcularía que había dedicado alrededor de 20 000 horas al videojuego durante la última década de su vida. 

Al momento de fallecer, Mats Steen tenía 25 años y apenas había abandonado la casa paterna. Por lo que sus padres, Robert y Trude, lamentaron que la vida de su hijo se viera reducida a los espacios del sótano que ocupaba, en un intento de independizarse. En especial, temían que su hijo, jamás hubiese experimentado la vida normal de un adulto de su edad.

Por lo que les sorprendió que, luego de publicar la noticia de la muerte de Mats en el blog de este, comenzaran a llegar cientos de mensajes de personas de todas partes del mundo. Todos, se identificaban como amigos cercanos de su hijo, al que descubrían como un hombre excepcional que había cambiado la vida de muchos de ellos. Para desconcierto de los Steen, Mats había vivido una vida plena, alejada de los rigores de su enfermedad, en el escenario de un juego de rol online.

Una historia que conmueve y emociona

El documental de Netflix, cuenta lo anterior desde un punto de vista generoso y conmovedor. Por lo que profundiza en la capacidad de las grandes plataformas de juegos para ser lugares de encuentro e incluso, relaciones cercanas entre los participantes. Mats Steen, cuya movilidad reducida apenas le permitía mover los dedos de la mano, compartió no solo todo tipo de experiencias intelectuales y espirituales con un grupo de jugadores. También y según lo que escribió en su blog, disfrutó del amor, del compañerismo e incluso, rebasar la idea de ser considerado distinto debido a su cuadro médico. Dentro de los escenarios de World of Warcraft, solo era un jugador más. Uno, además, respetado, admirado y parte de una comunidad numerosa. 

Lo anterior, sorprendió a los padres de Mats, quienes solo descubrieron el alcance e importancia del videojuego en la vida de su hijo después de su muerte. De hecho, su padre comentó en una entrevista en Times que, en una de las últimas conversaciones que sostuvo con el joven, este insistió en darles su contraseña, tanto de su usuario en el juego como el de su ordenador personal.

La vida más allá de una grave enfermedad

Una precaución que, más tarde, resultaría vital para que la familia Steed y su forma de conocer a Mats. En especial, que pudieran profundizar en todo lo que había ocurrido en un aspecto desconocido en la vida de su hijo fallecido. Mucho más, que les brindaría la oportunidad de ponerse en contacto, con un grupo de personas que habían conocido a Mats de una manera profunda y sentida. Y de la que, hasta entonces, no habían tenido noticia.

Por ese motivo, cuando las respuestas a la publicación que anunciaban la muerte de Mats comenzaron a llegar, no supieron cómo comprender lo que sucedía. Por un lado, se trataba de una multitud de amigos virtuales, que explicaban una dimensión del fallecido por completo nueva.

Al otro extremo, la evidencia de que la mayoría de esas relaciones, habían sido suficientemente profundas y entrañables, como para que Mats fuera recordado con respeto y amor. Para Robert y Trude, que solo sabían que Ibelin Redmoore, el alter ego de Mats en la plataforma, formaba parte Starlight, uno de los tantos gremios de WoW, la revelación fue toda una sorpresa.

El largo legado de un jugador

Mucho más, al comprobar que Mats había cultivado una comunidad de amigos e incluso, romances en la plataforma online. Nunca había conocido en persona a ninguno de los integrantes, pero eso no impidió que se relacionara a nivel profundo con muchos de ellos. Una noticia que impactó a su familia, que hasta entonces, había considerado la devoción de Mats por los videojuegos, como una forma de diversión al alcance de su limitada movilidad y precaria salud. 

Según comentaron en una entrevista a la BBC, los padres al principio desconfiaron de la avalancha de mensajes que recibieron en apenas unos pocos días. Pero pronto, descubrieron que cada corresponsal, insistía en haber conocido a Mats desde un ángulo nuevo y emocionante. Algo que les demostró que su hijo había logrado vivir a plenitud la experiencia y, además, convertirla en una forma de superar sus limitaciones. Mats se había convertido en mentor de un adolescente problemático, disfrutado de, al menos, dos relaciones románticas y hasta entrado en conflicto con varias personas. Eso, a través de chats y de la plataforma inmersiva del juego.

Todo lo anterior, salió a la luz con su muerte y fue recopilado por Norwegian Broadcasting Company. La publicación del medio de comunicación estatal le dedicó un extenso reportaje que honró, no solo, la vida de Mats Steen. También, exploró en las posibilidades y ventajas del ámbito de los videojuegos. A la vez, destacando experiencias parecidas para personas en condiciones similares a las que vivió el joven. El impacto de la publicación fue tal, que el documentalista Benjamin Ree, decidió filmar lo acontecido. Todo, en un intento de rendir tributo a la memoria de Mats y su querido alter ego. Hacerlo, además, desde una perspectiva por completo novedosa. 

Un experimento visual y de guion sorprendente

Para descubrir la inusual vida social de Mats a través de WoW, Benjamin Ree recurrió al gremio al que pertenecía. Lo que le permitió acceder al registro de transcripciones reales de las conversaciones y cada situación en la que el jugador participó. Una decisión que, además, le permitió narrar, en el mismo escenario en que lo vivió el joven fallecido, su vasta y emotiva experiencia como parte de una numerosa comunidad. 

Para eso, el director recurrió a un grupo de animadores, que utilizaron el material a disposición. Eso, para recrear varios de los momentos más importantes de Mats en el ambiente del juego. Un giro que, además, les dio la oportunidad de explorar en la estigmatización de los videojuegos como plataformas y la desconfianza que suelen despertar. Además, las oportunidades que muchas de las plataformas brindan. Para el director, se trata de un punto esencial para comprender la experiencia de Mats. En especial en un mundo en el que el ámbito digital es cada vez más importante en la vida diaria.

Una visión poco común de una vida extraordinaria

De modo que el documental combina videos caseros de la familia de Mats, junto con largas secuencias de su experiencia en línea. Lo que brinda a la producción un aire de homenaje póstumo desde una perspectiva respetuosa y feliz. A la vez, siempre enfocada a la idea de que Mats fue feliz, de una forma curiosa. Mucho más, que demostró, que sus limitaciones físicas jamás impidieron que pudiera mostrar su generosidad e inteligente a los que le rodeaban. 

“Querían conocer mejor a su hijo, porque todavía estaban pasando por el proceso de duelo. Pero también estaban reevaluando quién era realmente su hijo”, explicó el director Benjamin Ree a Time. “Mi propuesta fue que quería que todos fueran invitados a este mundo. Nunca había jugado a World of Warcraft antes y quería presentarlo de una manera en la que mi abuela de 94 años se sintiera incluida”. Algo que el realizador logró en uno de los documentales más interesantes y emotivos del catálogo de Netflix.