La princesa Elodie (Millie Bobby Brown), vive, quizás, en el peor reino de un mundo lleno de magia, pero con territorios bastante feos y despiadados. El suyo está a punto de caerse a pedazos. Por lo que un matrimonio arreglado con un candidato opulento, parece la mejor opción. Damsel, comienza su historia como una fantasía digna de un libro para niños. Pero en medio de las secuencias que narran lo que parece un giro predecible, hay un mensaje a subtexto. Su protagonista va a enfrentar a varios monstruos. No todos reales, algunos definitivamente capaces de matar, pero otros, parodias de lo que una mujer atraviesa a diario. 

La premisa de la película de Juan Carlos Fresnadillo es interesante y comienza con buen pie. De hecho, uno de los mejores puntos de la producción, es convertir un mundo medieval genérico, en un territorio incómodo y lleno de problemas. En la fantasía imaginada por el guion de Dan Mazeau, las maravillas de la magia están más cercanas a conflictos que resolver con pocas herramientas. Lo que convierte a la premisa en una evidente alegoría a elementos más complejos.

Pero más allá de su mensaje central, la cinta es un recorrido a través de un tipo de género que resulta tan entretenido como curioso. El que mezcla un mensaje de fondo con un escenario fantástico que se hace más elaborado a medida que avanza. Te dejamos tres buenas razones, para disfrutar del más reciente estreno de Netflix. Desde su moraleja bien narrada hasta su punto de vista sobre la fantasía. Una nueva mirada sobre una historia conocida que te sorprenderá.

Una historia con moraleja bien contada

Damsel. (L-R) Millie Bobby Brown as Elodie and Brooke Carter as Floria in Damsel. Cr. John Wilson/Netflix ©2024

Eloide, tiene la obligación de lidiar con la responsabilidad sobre sus hombros y lo que implica ser mujer — y ser una figura de aparente poder — en una época que no lo aprecia. Y no solo no lo hace, sino que, además, la condena, de origen, a tener que sacrificar sus sueños y expectativas en favor de un bien mayor. El mensaje de emancipación feminista es obvio y Damsel, lo desarrolla sin disimulo.

Pero también lo hace con habilidad, evitando dar discursos moralistas. Eloide va a luchar contra un monstruo enorme, feroz y del que posiblemente no escape con vida. Una circunstancia que otras tantas mujeres de su época han vivido y que ella intentará enfrentar con pocas armas a su disposición.

La alegoría al patriarcado se repite, pero en lugar de hacerse repetitivo, se profundiza. En específico, porque la película tiene todas las herramientas para llevar su trama hacia lugares poco comunes y mucho menos frontales. Cuando lo hace, la cinta alcanza sus mejores momentos. En particular, al mostrar que Eloide, es algo más que una princesa en medio de una situación que la sobrepasa. También, es una heroína.

Érase una vez, un reino en problemas

Utilizar la premisa de los cuentos de hadas para contar historias mayores, es un riego. Pero Damsel lo supera sin problemas. De la misma forma que las historias tradicionales — y esta lo es, en una versión cruel — todo comienza por un conflicto mayor. A saber: Eloide deberá contraer matrimonio para evitar que su reino en desgracia se desplome en la pobreza. Millie Bobby Brown brinda a su personaje una vitalidad y carisma, que la acerca mucho a su Enola Holmes y buena parte del primer tramo de la película se beneficia de eso. En particular, cuando el argumento depende de la capacidad de la actriz para marcar el ritmo y el tono de la historia. 

La intérprete puede con esa responsabilidad y Damsel, se sostiene en la capacidad de Brown para ser apasionada, vulnerable y fuerte, todo a la vez. La cinta, es, de hecho, una exploración a la forma en que Eloide es capaz de enfrentarse a un mundo que la supera. Que, además, la considera una víctima digna de ser sacrificada. El guion resuelve el tema, prestando interés a la idea de cómo esta princesa es capaz de escapar del peligro, con todo el desparpajo de su juventud. 

Todo lo anterior, convierte la película en una sólida historia de crecimiento. Una vez que Eloide sale de su reino destartalado para contraer matrimonio con un príncipe vecino, Damsel analiza la responsabilidad, el amor y el deber desde ángulos interesantes. Por lo que, gradualmente, esta combinación poco usual entre drama fantástico y tropo de crecimiento, encuentra su personalidad e intrigante punto de vista.

De hecho, el personaje Brown representa el corazón mismo de una película que analiza la lealtad desde varios puntos de vista. Del rey interpretado por Ray Winstone hasta la malvada reina Elizabeth, encarnada por Robin Wright. Damsel aprovecha la oportunidad de profundizar en la energía de su primera media hora y lleva su premisa a una nueva dimensión. Por lo que termina en un tramo final en el que Eloide tendrá que demostrar que, mucho más que una figura trágica, es, también, símbolo de esperanza.

Un final que profundiza en la aventura

Así que cuando llega el anunciado enfrentamiento de la doncella con el dragón, es mucho más que un puñado de escenas de acción. La moraleja acerca de cómo un evento violento puede aplastar a una mujer sigue allí y el guion la explora. Por lo que la película termina por contar dos historias a la vez. Una fábula bien intencionada y también, una perspectiva acerca de cómo es ser una mujer joven en un mundo duro.

Para su final feliz — lo hay, por supuesto,  y tan parecido a Juego de Tronos que emocionará a los fanáticos — , Damsel intentó demostrar que la vida de las mujeres — en cualquier época y lugar — es complicada. Esta versión de Cenicienta, aderezada por un dragón, es entretenida, pero también, es significativa y bien narrada. Lo mejor de una cinta que solo pudo ser una aventura, pero que termina por ser, también, una reflexión sobre temas de importancia.

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