Las biografías — ya sean en la pantalla grande o pequeña — suelen pecar de apresuradas, edulcoradas o inexactas. En el mejor de los casos, de esconder como pueden los lados oscuros y los matices de los personajes cuyas vidas relatan. Al contrario, la miniserie Cristóbal Balenciaga, de Disney+, dedica tiempo y esfuerzo en mostrar a la figura del célebre diseñador español, desde varios escenarios a la vez. La producción de seis episodios de Jon Garaño, Aitor Arregi, José Mari Goenaga y Lourdes Iglesias, es una travesía a través de la vida de un hombre creativo. Uno que, además, marcó un hito en la moda y el mundo del espectáculo de España y después Europa.
Pero la serie no se limita a eso e incluye, tanto el escenario político en que se movió el diseñador, como su dura vida personal. El resultado es una historia que, sin ser un homenaje, sí muestra los puntos más altos de una carrera larga y prolífica. Al mismo tiempo, explora en los lugares incómodos, que van desde la inevitable relación de Balenciaga con el poder e incluso, su orientación sexual. Este último, un elemento debatido en voz baja por buena parte de sus biógrafos y que la serie profundiza sin caer en sensacionalismos.
Cristóbal Balenciaga
La miniserie de seis episodios ‘Cristóbal Balenciaga’ de Disney+, es más profunda que la mayoría de las biografías. En especial, porque logra llevar a un mismo escenario, tanto la vida pública como la privada del célebre diseñador español. Aunque el argumento tiene algunos fallos - en especial, al narrar sucesos históricos como la guerra civil española - es lo suficientemente sólido para analizar la vida de Balenciaga en sus matices. Su mayor logro.
La ventaja de Cristóbal Balenciaga, es analizar a su figura protagónica desde la distancia de las décadas. Lo que permite a la producción, encontrar un equilibrio entre el mito de una figura inalcanzable y el diseñador, que construyó su marca a esfuerzo puro. La combinación de ambas cosas, convierte a la serie en una experiencia elegante, bien construida y con un apartado visual que emula — y rinde tributo — a la obra. Al otro lado, narra con cuidado los espacios dolorosos de una vida llena de altibajos, enigmas, pero, en particular, la creación de un estilo que todavía, ahora mismo, es digno de admiración.
Un hombre que creía en el poder de la moda
A través de una entrevista que tiene por objetivo servir de retrospectiva, la premisa de la producción es sencilla, en apariencia. El diseñador contará su vida, recordando todo lo que ha vivido — y cuantas cosas han influido sobre él — a partir de sus grandes recuerdos. La decisión del guion escrito a cuatro a manos por Lourdes Iglesias, Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga permite, así, saltarse lo lineal. Cristóbal Balenciaga no tiene un relato único, que podría añadir información a beneficio de hacer su narración más compacta u ordenada. En lugar de eso, escoge crear la sensación que su personaje (interpretado por el actor Alberto San Juan), hila el relato de su vida desde los hechos que le han impresionado y marcado.
La forma de contar, beneficia el ritmo y el tono de la serie. Ninguno de los capítulos parece apresurado, mucho menos artificialmente construido para hacer más comprensible lo que relata. En lugar de eso, el diseñador emerge del relato como un espíritu libre, lleno de contrastes, en busca de la realización y a la vez, en medio de tensiones internas. Pero los capítulos evitan ser solo un resumen de hechos. Lo más interesante es la manera como enlaza escenarios que podrían no ser del todo armónicos.
Desde un desfile — en que la fotografía de Javier Agirre Erauso usa los detalles para mostrar las influencias artísticas del artista — hasta el funeral de Coco Chanel. La serie está concebida para crear la sensación que la historia de Balenciaga se muestra en momentos extraordinarios que se unen entre sí, gracias al talento artístico. Lo que permite que todo el argumento pueda abarcar la juventud del joven diseñador, sus orígenes modestos, hasta conquistar los grandes escenarios de la moda mundial.
Un origen humilde para un mito de la moda
Balenciaga sabía coser. A diferencia de varios de los grandes nombres de la moda, que se limitaban — en su época y en la actualidad — a diseñar los trajes de las diferentes casas. El importante matiz se profundiza en la serie como un punto motor para comprender la relevancia del diseñador dentro de un mundo exclusivo. Mucho más, siendo un hijo de pescadores. Nacido en Guetaria (Guipúzcoa, en el País Vasco) gracias a su esfuerzo, encontró un lugar en el diseño.
Pero el triunfo de Balenciaga es en la serie, mucho más que una casualidad afortunada. Es también el hilo conductor para comprender la Guerra Civil — que, a pesar de los esfuerzos del guion, tiene más de contexto que de paisaje histórico — y a la vez, cómo España se convirtió en escenario del arte. Poco a poco, el argumento involucra a las distintas facetas de un país dividido por un conflicto bélico, pero también, lleno de arte que refleja el dolor. De hecho, en varias escenas se deja entrever que el diseñador se inspiró en el arte que denunciaba el terror para profundizar en su propuesta sobre las pasarelas.
No obstante, queda claro que Balenciaga se mantuvo todo lo lejos que pudo del ámbito político. Lo realmente importante en su vida, era la forma en que su arte podía expresarse, a base de una potencia creativa cercana a la locura. En varios de los capítulos, el diseñador tiene tanto de demente iluminado como el de creador, que sabe vender sus obras. Una combinación que deslumbra por todo lo que sugiere y muestra.
Balenciaga, el hombre herido
El argumento, también, analiza el punto de la sexualidad del protagonista, que logra mostrar sin caer en sensacionalismo. No obstante, sí la convierte en el motivo de sus angustias y dolores. Pero incluso, en ese punto, la noción acerca de lo que hizo a Balenciaga un gran creador, se envuelve en el misterio. Más allá de su ambición, indudable talento y la capacidad para el trabajo, está la búsqueda del propósito. Lo que hace de la serie un documento elegante acerca de la vida de una figura polémica.
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Algo queda claro en Cristóbal Balenciaga. El legado del artista, es mucho más que la belleza de sus diseños. Es la noción de la moda como un hecho histórico. Un elemento que hace de la serie una versión acerca del talento creativo con carácter íntimo. Su mejor rasgo.