Un equipo de científicos de la Universidad de Berna, el Inselspital Bern, y la Universidad de Connecticut ha encontrado un punto débil de algunos tumores que podría convertirse en la clave para desarrollar un arma muy eficaz contra el cáncer.

Concretamente, lo han estudiado en el cáncer de próstata. No obstante, se trata de un mecanismo que podría encontrarse en otros muchos tumores. Básicamente, esta estrategia contra el cáncer consiste en atacar a una de las herramientas que los tumores utilizan para proliferar. Una herramienta que, en realidad, no se había analizado hasta ahora.

Ahí reside la parte más interesante de esta investigación. Se trata de un punto débil que aún no se conocía, por lo que puede abrir la puerta a nuevas terapias contra el cáncer, quizás más efectivas que las actuales. Lógicamente, todavía queda mucho camino por recorrer, pero esta noticia, que se publica hoy en Molecular Cell, se presenta bastante esperanzadora.

El indispensable papel del espliceosoma en la síntesis de proteínas

Estos científicos han basado su investigación contra el cáncer en un complejo llamado espliceosoma. Se trata de un componente de la maquinaria celular que participa en el proceso por el cual los genes se transforman en proteínas.

Ya sabemos que el ADN compone el libro de instrucciones de un organismo. Es decir, los genes indican todo lo necesario para su funcionamiento e incluso para su apariencia. Pero no todos los genes se leen a la vez, como tampoco solemos leer a la vez el libro de instrucciones de una lavadora. Generalmente, recurrimos a la parte que necesitamos en cada momento. Eso es lo que ocurre en nuestro organismo. Pero, para que se puedan utilizar correctamente esas instrucciones, deben pasarse a un idioma que las células sepan leer. Por eso, el ADN se transcribe a algo llamado ARN mensajero y, después, se traduce a proteínas, que son las que finalmente harán efectiva toda esa información.

Pero no todos los genes se convierten en proteínas al final. Hay algunos, conocidos como genes no codificantes, que tienen otras funciones, pero no terminan traduciéndose. Para seleccionarlos, como el trabajador que elimina las piezas mal fabricadas en una línea de producción, nuestras células cuentan con el espliceosoma. Su función es, básicamente, retirar los fragmentos del ARN mensajero que no se pueden leer y fusionar el resto, para que puedan traducirse en proteínas. 

Consta de dos partes, el espliceosoma mayor y el menor. El primero es el que procesa la mayoría de genes. Sin embargo, en el menor se procesan prioritariamente los genes asociados al crecimiento y la división celular. Dado que los tumores proceden precisamente de células que se dividen descontroladamente, no sería extraño que pudiese haber alguna relación con el cáncer. Y, efectivamente, cuando estos científicos buscaron ahí un punto débil que sirviera como arma contra el cáncer, lo encontraron.

lucha contra el cáncer
El espliceosoma elimina los fragmentos que no se traducen a proteínas y pega el resto. Wikimedia Commons.

Un punto débil para luchar contra el cáncer

Estos científicos analizaron varias muestras de cáncer de próstata avanzado y observaron que en ellas había una mayor cantidad de un componente concreto del espliceosoma menor.

Se trata de un hallazgo importante, que indica que, como sospecharon, las células tumorales estarían propiciando la síntesis de proteínas que les ayudan a seguir dividiéndose. Por eso, pensaron que podría ser la clave para una futura herramienta contra el cáncer, pero tenían que comprobarlo.

Para ello, recurrieron a células de cáncer de próstata cultivadas en laboratorio y a organoides. Estos son pequeños órganos que se fabrican para el estudio de determinados medicamentos. En ambos casos, vieron que si se bloqueaba este componente del espliceosoma menor se reducía el crecimiento del cáncer de próstata. Podríamos pensar, con acierto, que esto podría no extrapolarse más allá de los cultivos de laboratorio. Pero otro dato interesante es que, cuando compararon en esos mismos cultivos los efectos de este bloqueo con los de los tratamientos convencionales contra el cáncer de próstata, su nuevo hallazgo fue más efectivo.

Por todo esto, estos científicos ya han solicitado la patente para seguir investigando este punto débil ubicado en el espliceosoma. Dado que otros muchos tipos de cáncer proliferan de un modo similar al de próstata, sospechan que podría ser perfectamente extrapolable. Quedan muchos pasos por recorrer, pero abrir la puerta a nuevos caminos siempre aumenta las probabilidades de llegar a la meta. 

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