Una antropóloga de 54 años que había viajado a República Centroafricana recientemente ha sido ingresada en el Hospital Donostia por síntomas de ébola. Aún no se ha confirmado que esté infectada con el virus, pero, dado que el cuadro grave que padece es compatible con esta patología, se han activado todos los protocolos necesarios para evitar que la enfermedad se extienda en el País Vasco.

De momento no debe cundir el pánico, pues es un caso aislado. Y, si bien eso de que solo van a ser unos pocos casos puede sonarnos a pesadillas del pasado, lo cierto es que solo en una ocasión se detectó un caso de ébola en España y los protocolos ayudaron a que quedase solo en eso.

El ébola, al contrario que el causante de la COVID-19, se caracteriza por ser un virus muy mortal, pero no extremadamente contagioso. Además, precisamente el hecho de que sea tan mortal es lo que lo hace muy poco hábil para extenderse. Los pacientes se sienten tan enfermos que no interactúan con otras personas, por lo que no es tan fácil que se contagie.

Por eso, incluso en África, donde es endémico, la mayoría de brotes de la historia han cursado solo con unas decenas o, como mucho, unos pocos cientos de casos. Solo hubo uno mucho más grande, entre 2014 y 2016, cuando se infectaron 28.616 personas de 10 países diferentes, incluida la enfermera española Teresa Romero. Aun así, no está de más conocer la enfermedad, saber cómo se transmite y cuáles son las formas de tratarla, si es que las hay. Esto es lo más importante que debemos conocer sobre el virus del ébola.

¿Qué es el virus del ébola?

En realidad, el ébola es un género que incluye a varios virus de la familia Filoviridae. Se llama así por el río Ébola, ubicado en la República Democrática del Congo, donde se detectaron los primeros casos en 1976.

Desde entonces se ha descubierto que hay al menos cinco especies de virus del ébola que afectan a primates humanos y no humanos: Bundibugyo (BDBV), Zaire (ZEBOV), Sudán (SUDV), Reston (RESTV) y Taï Forest (TAFV). Los tres primeros son los que afectan a humanos, siendo el de Sudán y el de Zaire los responsables de la mayoría de brotes.

¿Cuáles son sus síntomas?

Los síntomas del virus del ébola suelen comenzar de forma repentina, con fiebre, fatiga, dolor muscular, dolor de cabeza y dolor de garganta. En esa fase se puede confundir con otras enfermedades, pero después empiezan otros síntomas más específicos como vómitos, diarrea, erupción cutánea y sangrado interno y externo. Es por eso por lo que se considera una fiebre hemorrágica.

Estos síntomas pueden aparecer entre 2 y 21 días después del contacto con el virus. La parte positiva es que una persona solo es contagiosa cuando tiene síntomas.

virus del ébola
Unsplash | CDC

¿Cómo se contagia el virus del ébola?

A la hora de mencionar el contagio del virus del ébola debemos hacer referencia a dos tipos. El que se produce por zoonosis, de un animal a humanos, y el que tiene lugar entre humanos. 

No está del todo claro cuál es el principal hospedador del virus del ébola en animales, aunque se cree que pueden ser los murciélagos de la fruta. El contacto con los órganos, la sangre u otras secreciones de este y otros animales, como los monos o el puercoespín, pueden causar el paso a los humanos.

Después, estos pueden contagiarse entre sí del mismo modo, a través del contacto directo con fluidos o las mucosas de los enfermos, así como con prendas y objetos que hayan estado en contacto con ellos. Ya hemos visto que una persona puede ser contagiosa desde que empieza a padecer los síntomas, pero es capaz de serlo incluso después de muerta. Por eso, no solo hay que tomar precauciones en el entorno familiar y hospitalario. También durante los sepelios.

Estas medidas deben consistir en el uso de elementos de protección individual que actúen como barrera para no entrar en contacto con los fluidos y las mucosas de los pacientes o fallecidos.

¿Cómo se cura?

No existe una cura para el virus del ébola. Como ocurre con otros virus, más o menos graves, se cura por sí solo. Tiene una mortalidad muy elevada, pero algunas personas son capaces de sobrevivir sin necesidad de ningún tratamiento. Eso sí, una vez que lo hacen, pueden seguir teniendo durante años síntomas como dolor de cabeza y muscular, cansancio, depresión, ansiedad, problemas para dormir, problemas de visión o problemas auditivos, entre otros.

Esos síntomas ya se producen sin el virus en el organismo, por lo que estas personas ya no son contagiosas. 

En cuanto a la vacuna del ébola, ya hay algunas en investigación, pero aún no se tiene ninguna definitiva. Sí que se han tratado algunos pacientes con plasma sanguíneo de personas que se han curado, con el objetivo de que los anticuerpos refuercen el papel de su propio sistema inmunitario. En algunos pacientes ha dado buenos resultados, pero no puede considerarse una cura ni una vacuna.

Aún habrá que esperar para saber qué le ocurre a la paciente vasca, pero está bien saber todo esto. Al fin y al cabo, no deberíamos interesarnos por una enfermedad solo cuando nos toca de cerca.

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