Uno de los escasos elementos rescatables de Jeepers Creepers: El renacer, de Timo Vuorensola, es utilizar la metaficción de manera intrigante. En el guion, escrito por Sean-Michael Argo, el monstruo titular es parte de la imaginación colectiva. Tanto como para ser una leyenda urbana que causa fascinación en festivales temáticos y toda la subcultura que rodea al género de terror. 

A la vez, en un giro que quiere ser ingenioso, los largometrajes que forman la saga original son conocidos como ficción. Una evidente referencia a Scream que intenta demostrar que esta versión de la conocida premisa de terror está dirigida a una nueva generación.

De modo que, Jeepers Creepers: El renacer dedica sus primeros minutos a establecer su contexto. Los personajes principales conocen la leyenda detrás de la espeluznante criatura alada que emerge de la tierra cada 23 años. Solo que no creen en ella ni tampoco conciben su existencia más allá de como inspiración para un disfraz.

Jeepers Creepers: El renacer

Jeepers Creepers: El renacer, de Timo Vuorensola, intenta recuperar la trilogía original tras el escándalo de pedofilia que rodeó a su antiguo director y guionista. Pero el resultado es tan pobre, mal construido y peor narrado, que termina por ser una imitación casi paródica de la primera película. La evidente drástica reducción de presupuesto en la producción convierte la película en un experimento fallido. Desde sus efectos digitales de mala calidad, hasta la iluminación torpe. El largometraje no logra alcanzar otra cosa que un primer tramo en el que rememora la mitología de la franquicia de la que proviene para decaer hasta un final absurdo y caótico.

Puntuación: 2 de 5.

Jeepers Creepers: El renacer, la continuación de una saga

Algo que brinda a la trama la oportunidad de establecer sus conexiones con el conocido monstruo sin recurrir a otros recursos que una conversación explicativa. Jeepers Creepers: El renacer comienza con una introducción pensada para resumir toda la información que el relato debe brindar y que recuerda a los ya clásicos primeros minutos de la cinta original, en la que Darry (Justin Long) y Trish (Gina Philips) tropiezan con la criatura.

Pero los prometedores primeros minutos se transforman de inmediato en una confusión argumental que sorprende por su torpeza. Laine (Sydney Craven) y Chase (Imran Adams) atraviesan una carretera rural anónima que pronto se convertirá en un escenario de horrores. En especial, cuando la posibilidad de un encuentro con la verdadera entidad que da nombre al mito del que se burlan se manifieste.

Una saga que decae en una espiral de errores

Al menos, eso es lo que intentar contar la película mientras desaprovecha la escasa atmósfera que consiguió al imitar la icónica secuencia. Poco a poco, Jeepers Creepers: El renacer apunta a ser una repetición ridícula y con ínfima calidad de recursos de una historia más compleja. El largometraje quiere replicar un fenómeno del cine de terror que, precisamente, basa su efectividad en la tensión de su argumento y el uso de efectos especiales para construir una historia en torno a lo que puede ocultar.

Jeepers Creepers: El renacer

Jeepers Creepers: El renacer intenta el mismo truco narrativo de Candyman, de Nia DaCosta, que ambientó el mito central dentro un hecho mayor. La leyenda es una caja de resonancia —o intenta serlo— de temores, fobias y traumas. También, de cómo la conciencia de la existencia de una criatura atroz puede convertirse en una dimensión de la realidad aterradora. 

No obstante, el argumento es incapaz de abarcar todo lo que pretende mostrar — incluyendo el ciclo vital del monstruo— sin caer en lo absurdo. Desde la carretera, el duo protagonista comienza una larga secuencia de escape, que incluye desde campos sembrados, hasta una casa, que será el escenario final.

El fracaso de Jeepers Creepers: El renacer

Sin embargo, el cambio de paisaje solo hace que la película tenga aún mayores dificultades para explorar en los miedos primarios como pretende. La oscuridad, el acecho y la claustrofobia se convierten en ideas desperdiciadas a medida que el argumento de Jeepers Creepers: El renacer se vuelve más lento y repetitivo. Una y otra vez, la edición deficiente de las secuencias que muestran a medias a la criatura se condensan en una batalla a ciegas con un enemigo endeble.

Uno de los protagonistas de Jeepers Creepers: El renacer

El monstruo protagonista, diseñado para una audiencia menos sensible, es una imitación deficiente de la criatura original. Pero el disfraz —también artesanal y con una máscara menos humana— resulta exagerado y notoriamente precario. De hecho, uno de los mayores problemas de la película es su escasa calidad visual, que termina por ser casi paródica.

Con una iluminación que convierte las persecuciones y luchas en una confusión de movimientos, Jeepers Creepers: El renacer se hace complicada de comprender. Para su tramo medio, la película se convierte en una travesía sin conclusión por habitaciones y pasillos polvorientos y en penumbra. Un duelo anticlimático que acaba en un cierre predecible.

Una oportunidad perdida para el terror

Es evidente que la película intenta crear su propio contexto. Particularmente, al alejarse de la trilogía original, sepultada bajo las acusaciones de pedofilia de su anterior director y guionista, Victor Salva.

Pero el experimento narrativo fracasa en la medida que Jeepers Creepers: El renacer no añade nada nuevo, más allá de dejar claro que no tiene mayor relación con un suceso bochornoso que ocurrió fuera de la pantalla.

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