M87* es el supermodelo de los agujeros negros. Si hace no demasiado tiempo era impensable fotografiar un agujero negro, hoy en día sigue siendo complicado, pero ya es una realidad. Una realidad que, de hecho, ha sido posible gracias a M87*, el agujero negro del que proceden la mayoría de fotografías publicadas hasta el momento. Primero fue su sombra la que se captó haciendo historia y ahora han sido los chorros de materia que este expulsa.

Aún hay mucho desconocimiento sobre los chorros que expulsan los agujeros negros. Por eso, poder estudiarlos en una fotografía como la que se acaba de publicar en Nature es un gran avance. 

Se ha conseguido gracias a una red de radiotelescopios ubicados en todo el mundo, que actúan como un gran telescopio del tamaño de la Tierra. Gracias a eso y a la Inteligencia Artificial, hace poco fue posible también mejorar la resolución de aquella primera fotografía de la sombra del agujero negro M87*. Con suerte, en el futuro se podrán obtener muchas más y, así, mejorar la comprensión sobre estos glotones del universo.

¿Por qué M87* es el agujero negro perfecto para fotografiar?

Casi todas las galaxias tienen un gran agujero negro en su centro, pero no todos son igual de buenos candidatos para fotografiar.

En el caso de M87* se eligió por dos motivos. Por un lado, porque está bastante cerca de la Tierra, a unos 55 millones de años luz. Y, por otro, porque es muy grande, con 6,5 millones de veces la masa del Sol.

El otro agujero negro del que se ha conseguido una foto es Sagitario A*. Está mucho más cerca de la Tierra, pues es precisamente el agujero negro que se ubica en el centro de nuestra galaxia. Sin embargo, es mucho más pequeño, con una masa mil veces menor que la de M87. Por eso, cuando se decidió ir a por los chorros de un agujero negro, se optó por recurrir otra vez a M87.

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Una gran red de telescopios para inmortalizar los chorros

Los agujeros negros son tan masivos que ni siquiera la luz puede escapar de su atracción gravitacional. Por eso, se sabe que a su alrededor se forman discos de materia que giran antes de ser engullidos por ellos. Es algo así como el agua que gira antes que la atraiga el desagüe del lavabo.

Todos cuentan con algo conocido como horizonte de sucesos, que es la distancia a la cual nada puede escapar del agujero negro. Esto es algo que se sabía y se había estudiado mucho antes de tener la primera imagen de un agujero negro. Sin embargo, las fotografías ayudan a comprender mucho mejor el proceso.

Por otro lado, están los chorros. También se sabe que cualquier objeto que atrapa un agujero negro, antes de pasar tras el horizonte de sucesos y ser completamente engullido, se encuentra tan fuertemente presionado por las fuerzas de marea generadas por la gravedad, que una pequeña parte de la materia sale disparada a la velocidad de la luz. Muy grosso modo, es algo así como cuando apretamos un bote de kétchup o un limón, y parte de su contenido sale disparado en vez de ir hacia el plato en el que se quiere depositar. 

Esos chorros se conocen desde hace años, pero aún hay algunos datos que siguen siendo una incógnita. Pero ahora, gracias a esta nueva fotografía, se pueden estudiar con más profundidad. Se ha captado gracias a las imágenes tomadas por el Global Millimetre VLBI Array, el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array y el Telescopio de Groenlandia.

Anteriormente, para obtener la primera foto del agujero negro, se habían usado ondas de radio de 1,3 mm, mientras que esta vez se han usado de 3,5 mm. Así, se pueden ver tanto la sombra como los chorros. Ha sido posible porque las antenas de los telescopios están tan distanciadas que todo el planeta actúa como una gran antena. Sin duda, es un gran hallazgo que demuestra que esto de tomar fotos a los agujeros negros no ha hecho más que empezar.

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