La búsqueda de vida en Marte es una de las grandes obsesiones actuales del ser humano. No se trata de buscar hombrecillos verdes, por supuesto. Pero si cualquier forma de vida microscópica, presente o pasada, que indique que nuestro planeta no es el único que puede albergar organismos vivos. Valdría en otros planetas, pero Marte es uno de los más explorados, con una gran cantidad de robots aún en activo tomando muestras y trabajando sobre su superficie. Sin embargo, ninguno ha logrado encontrar nada. Y, según un nuevo estudio, podría ser que esto no se deba a que no hay vida en Marte, sino más bien a que no tenemos la tecnología ni las bases de datos adecuadas para encontrarla.

Los autores del trabajo, procedentes de la Universidad Autónoma de Chile, llegaron a esta conclusión tras usar la tecnología espacial más puntera en el desierto de Atacama. Este, además de ser el lugar no polar más árido de la Tierra, cuenta con una composición que le convierte en un gran análogo marciano. Por eso, algunos puntos concretos de su geografía pueden servir para la puesta a punto de los instrumentos que buscan vida en Marte.

Con ellos, han visto que los robots podrían estar caminando sobre vida microscópica que pasaría desapercibido. Al material genético de esos organismos lo han bautizado como microbioma oscuro, por su analogía con la famosa materia oscura del Universo. ¿Pero hay entonces alguna solución? No parece sencillo encontrar una in situ, por lo que la clave será mandar muestras para su análisis en la Tierra.

Ensayo de búsqueda de vida en Marte en el desierto de Atacama

El desierto de Atacama, en Chile, presente un antiguo delta, llamado Piedra Roja, que contiene arena y roca rica en hematita y piedra de barro. Es decir, presenta una mineralogía similar a la del planeta rojo.

Por eso, es un buen escenario para probar los instrumentos de búsqueda de vida en Marte. Así, cuando estos científicos usaron dicha instrumentación, junto a la tecnología más puntera de clasificación de microorganismos por su genoma, vieron algo curioso. “Casi el 9 por ciento de las secuencias genéticas obtenidas mediante la secuenciación de próxima generación cayeron en la categoría no clasificada, mientras que el 40% de las secuencias restantes no pudieron asignarse a nada más específico que el más alto de los taxones, como órdenes o dominios”.

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Renderización en 3D de Marte (Unsplash)

Esto revela lo que califican como un alto grado de indeterminación filogenética. Es decir, se detectan por secuenciación genética algunos microorganismos, pero no se sabe exactamente lo que son. El motivo podría ser que, en realidad, se trate de restos de microorganismos que habitaron el delta en el pasado y que, al no tener parientes existentes en la actualidad, no aparece en las bases de datos de clasificación.

Si eso ya es complicado de analizar en la Tierra, lo es mucho más in situ, de ahí que la primera solución propuesta por estos científicos sea analizar las muestras en la Tierra. Y es algo en lo que ya se está trabajando. Se espera poder devolver muestras a nuestro planeta en la década de 2030 o, como mucho, en la de 2040. Lo bueno es que, para entonces, también podrían haber avanzado mucho las técnicas genéticas necesarias para buscar vida en Marte.

Solo así, se podrá desentrañar esa misteriosa materia oscura microbiana que trae de cabeza a los científicos.

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