Varios cientos de millones de años tras el Big Bang, este par de galaxias se formaban en un universo bastante primitivo. El James Webb ha podido observarlas decenas de miles de millones de años después, y nos ofrece un vistazo de las primeras luces en iluminar el vacío espacial, como ya ha hecho con muchos otros objetos celestes antes.

El par de galaxias parece asentarse en las faldas de Abell 2744, un clúster galáctico masivo conformado por cuatro grupos más pequeños. Estos cuerpos celestes se encuentran en la constelación de Sculptor, y se formaron apenas 450 millones de años y 350 millones de años, respectivamente, tras el Big Bang.

Los números arrojados por ambas galaxias corresponden a las formaciones más tempranas en el universo, al menos que conozcamos a día de hoy. Por supuesto, ha pasado tanto tiempo de la creación de estas estructuras, que su luz ha alcanzado un corrimiento al rojo de aproximadamente 10.5 y 12.5.

¿Por qué se transforma la luz visible en luz infrarroja? Debido a la expansión del universo, que afecta a la luz que recorre el espacio desde su primera emisión. Así, mientras más grande el número, más antiguo y lejano se encuentra el objeto emisor. En este caso, dos galaxias muy, muy lejanas.

estrellas, lunares, cáncer de piel

El James Webb captura una impresionante imagen del espacio profundo, y descubre dos galaxias supereónicas

Dos de las galaxias más antiguas capturadas por el James Webb. Imagen de la NASA/ESA/CSA
Dos de las galaxias más antiguas capturadas por el James Webb. Imagen de la NASA/ESA/CSA

Hace aproximadamente 13.8 mil millones de años, el Big Bang dio origen al universo que conocemos. Por aquel entonces, las cosas eran muy diferentes a como las conocemos hoy en día, aunque con el pasar del tiempo fue tomando forma. Así, cientos de millones de años más tarde, aparecían las primeras fuentes de luz en el universo: las estrellas.

Las galaxias observadas por el James Webb se encuentran en un rango inferior a los primeros 500 millones de años de edad del universo. Es decir, son muy, muy antiguas, y su corrimiento al rojo así lo hace saber.

Este par de galaxias se encuentran a miles de millones de años luz de Abell 2744, aunque es gracias a esta última que hemos podido observarlas. ¿Cómo exactamente? Pues esto es gracias a lo que conocemos como lente gravitacional, un fenómeno que afecta y dobla a la luz de los objetos celestes, aumentándola y permitiéndonos observarla con mayor claridad. Casi como si se tratara de una lupa bajo la luz del Sol.

El cúmulo Abell 2744 sigue brindando alegrías a los científicos

Y, ¿cómo luce el famoso clúster Abell 2744? Por suerte, no es la primera vez que los astrónomos ponen sus ojos sobre él. En 2014, el Hubble capturó algunas imágenes del cúmulo de objetos celestes, y otros observatorios como Chandra, Subaru y el Karl G. Jansky Very Large Array también han creado sus propias versiones en otras ondas no visibles por el ojo humano.

Eso sí, aunque estas galaxias son muy antiguas, los científicos del Space Telescope Science Institute comentan que son minúsculas en comparación a la Vía Láctea. De hecho, solo posee un pequeño porcentaje de esta última, mientras que nuestra galaxia tiene un diámetro conocido de 100.000 años luz.

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