Desde pequeños nos enseñan más o menos cuál es la mejor forma de lavar los dientes. Nos explican que debemos hacerlo idealmente después de cada comida, que se debe hacer durante un tiempo adecuado, cubriendo tanto las zonas que se ven como las que no… En general son una serie de pasos que creemos tener controlados. Pero lo cierto es que hay algunos detalles que puede que pasemos por alto.

Es mejor lavarse los dientes pocas veces, pero siguiendo todos los pasos, que hacerlo mal y rápido después de cada comida. Por eso, en este artículo vamos a ver una lista de esas condiciones de las que puede que nos olvidemos.

Y es que hay algunos errores que están tan extendidos que los consideramos sin dudar como la opción correcta. Por ejemplo, ¿eres de los que mojan el cepillo antes y después de poner el dentífrico? Ese es el primer error que estás cometiendo, pero hay bastantes más.

No mojes el cepillo de dientes

Como estábamos viendo, uno de los errores más extendidos al lavar los dientes es mojar el cepillo. Generalmente, lo mojamos un poco, ponemos la pasta y luego lo volvemos a mojar.

Pero pensemos ahora en lo que ocurre cuando se nos moja por accidente el cepillo de barrer. Normalmente esperamos a que se seque o cogemos otro para poder seguir barriendo. Esto se debe a que si sus cerdas están húmedas no pueden arrastrar correctamente la suciedad. Y con el cepillo de dientes pasa exactamente lo mismo. 

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Pones demasiada pasta

Con la pasta de dientes pasa como con el jabón. Solemos pensar que más cantidad y más espuma supone un mejor lavado. Pero no es así. Al final, lo único que conseguimos es derrochar un producto que, sobre todo si es de tratamiento, no es nada barato. Con una cantidad del tamaño de un guisante es suficiente para lavar los dientes adecuadamente.

No te laves los dientes inmediatamente

Otro de los grandes errores a la hora de lavar los dientes es hacerlo justo después de comer. Así no se nos olvida. El problema es que en ese momento el entorno de la boca es muy ácido, porque los azúcares y otros componentes de los alimentos reducen notablemente el pH. En ese caso, si cepillamos los dientes inmediatamente, lo que hacemos es extender esa saliva ácida por los dientes, aumentando la probabilidad de que se erosionen.

Por eso, se aconseja esperar entre 15 y 30 minutos después de comer antes de lavar los dientes. Ahora bien, si no podemos esperar, existe la opción de enjuagar la boca con agua justo antes, para retirar parte de ese ácido. No es la mejor opción, pero puede servir un día concreto.

¿Cada cuánto cambias tu cepillo de dientes?

Por suerte, la necesidad de cambiar regularmente el cepillo de dientes es una de las medidas que sí que tenemos interiorizadas. Pero a veces hay dudas sobre cuál es el tiempo correcto. Este en realidad es variable. Se recomienda hacerlo cada tres meses. No obstante, si vemos que las cerdas están demasiado dobladas, decoloradas o escasas, debemos cambiarlo antes.

No vayas demasiado deprisa

Con las vidas tan ajetreadas que llevemos, ya podemos dar las gracias por sacar un tiempo para lavarnos los dientes. El problema es que si no lo hacemos el tiempo adecuado puede que no sirva de mucho. 

Lo ideal es cepillarlos durante al menos dos minutos. Hoy en día muchos cepillos eléctricos tienen un temporizador que avisa en ciclos de 30 segundos y añaden una alarma justo a los dos minutos, para que seamos conscientes del tiempo que empleamos. Pero, si somos más de cepillo manual, también podemos usar el temporizador del móvil o un reloj de arena. Se venden algunos precisamente para que los niños aprendan la importancia de lavar los dientes durante el tiempo adecuado.

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No te olvides de la lengua después de lavar los dientes

Todos sabemos que lavarse los dientes es importante. Pero también lo es la higiene de la lengua y esa la tenemos bastante más olvidada. 

Y es que esta está llena de grietas y elevaciones que, junto a la humedad, generan un entorno perfecto para la proliferación de bacterias. Estas pueden provocar mal aliento, pero también contribuir al deterioro del esmalte. Por lo tanto, cada vez que nos lavemos los dientes debemos lavarla a conciencia. Hay cepillos especiales, pero podemos usar el mismo que con los dientes. Solo hay que frotar la lengua, tanto hacia arriba y abajo como a los lados. Después, enjuagamos con agua y listo.

El hilo dental es muy importante

El hilo dental puede ser un poco molesto, pero usarlo es esencial si queremos lavar los dientes de la forma correcta. Tanto si usamos cepillo manual como si optamos por uno eléctrico es muy difícil llegar a los huecos entre los dientes, por lo que las bacterias dañinas para la boca pueden proliferar justo ahí. Por eso, el hilo o los cepillos interdentales deben ser piezas clave de nuestra higiene bucodental.

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