Los videojuegos no están dañando tu salud mental. Desde la aparición de este medio de entretenimiento, muchas noticias han hecho eco de lo "dañino" que resultaba para la salud mental de las personas. De hecho, en muchas ocasiones se ha querido achacar a los videojuegos conductas violentas en personas de cualquier edad, pese a que nunca se ha comprobado. Ahora, no obstante, también se ha demostrado que jugar durante jornadas prolongadas no es tan perjudicial como se pensaba.

Un estudio publicado en la Royal Society Open Science así lo confirma. La investigación ha estudiado a decenas de miles de jugadores; en específico, a 38.935. Con esta cantidad, han conseguido obtener resultados confiables en cuanto al comportamiento humano tras una larga exposición a los videojuegos.

De hecho, el estudio afirma algo bastante sorprendente: una extensa sesión jugando videojuegos no tienen un impacto medible en el bienestar —o malestar— de las personas.

La letra pequeña...

Eso sí, esto no significa que puedas abusar de tus sesiones de juego. Este mismo estudio explica que, para ver un impacto significativo en tu bienestar, tendrías que jugar más de diez horas al día, todos los días. Así, esta cantidad de tiempo marca una especie de línea base donde comienza el exceso.

Por otra parte, aunque el tener varias sesiones diarias de juego no impactaba seriamente al bienestar, hay algo que sí lo hacía. Se determinó que, más que la cantidad de horas, lo que realmente afectaba al bienestar era la motivación detrás de jugar. Por ejemplo, las personas que jugaban porque tenían ganas de hacerlo demostraron un bienestar mayor al de aquellas que lo hacían por alguna obligación.

Así se llevó a cabo este estudio

Para comenzar, el equipo de investigación recavó información de casi 39.000 personas, distribuidas en títulos de varios géneros. Se decidió estudiar el patrón que seguían los jugadores de Animal Crossing: New Horizons, Apex Legends, Eve Online, Gran Turismo Sport, The Crew 2 y Forza Horizon 4.

Asimismo, como método principal, los investigadores no utilizaron datos directamente de la población de muestra. En su lugar, recibieron información de mano de las compañías responsables de estos juegos, aunque también fue complementada con tres encuestas a los participantes.

De esta forma, pudieron obtener información sin el sesgo de los jugadores con respecto a sus rutinas de entretenimiento.

A la hora de estudiar el bienestar de los usuarios, los investigadores usaron una escala para medir las experiencias positivas y negativas. Preguntaban a los jugadores si se sentían felices o asustados en algún punto de la partida. Por otra parte, se aplicó también el test denominado como Escalera de Catril, donde se le pregunta al participante en qué punto de esta escalera imaginaria se encuentra con respecto a su vida ideal.

¿Se cerca la desestigmatización de los videojuegos?

Niñas jugando a videojuegos

A partir de los resultados expuestos, los investigadores esperan poder reconciliar a los padres, representantes e instituciones con este medio del entretenimiento. Después de todo, los videojuegos son uno de los métodos de diversión más efectivos, y ha demostrado efectos positivos en la toma de decisiones y a la hora de ayudarte a encontrar una vocación.

Sin embargo, los encargados de llevar a cabo el estudio no dan la misión por terminada. Todavía quedan muchos otros videojuegos a los que prestarles atención, y es que solo se examinó el comportamiento de los jugadores en un puñado de ellos. Por otro lado, la forma y el motivo por el que las personas entran a las partidas también podría cambiar la escala de bienestar.

Incluso comentan que existen personas que podrían ser más o menos susceptibles a los cambios en su bienestar, dependiendo de ciertas características. Eso sí, parece que hasta ahora los estudios circundantes a los videojuegos arrojan resultados bastante positivos, algo muy alejado a la crisis de los noventa que hacía creer a cada padre que esta actividad era algo casi diabólico.

Sabemos que necesitamos muchos más datos de los jugadores procedentes de muchas más plataformas para desarrollar el tipo de conocimiento profundo necesario para informar a la política y dar forma a los consejos para los padres y los profesionales médicos.

Andrew Przybylski, autor del estudio e investigador sénior en el Instituto de Internet de Oxford

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