Peaky Blinders llegó a su punto final con la osadía de llevar a su punto más alto la fórmula que hizo exitosa su historia. La mirada sobre el mundo del crimen organizado, la batalla despiadada por el poder y los vínculos familiares, convirtió a la serie en una epopeya. Pero también en una brillante combinación de elementos acerca de la naturaleza humana y la oscuridad moral. El argumento de Steven Knight es un recorrido por lugares despiadados y poco comunes en la televisión. En especial cuando logró ensamblar la conexión entre la percepción de sus personajes (todos falibles) con cierta cualidad de lo predestinado.

Y quizás, sea ese sentido del futuro y el destino lo que signó a su sexta y última temporada. En el último capítulo de la quinta, la añorada Tía Polly (Helen McCrory) señaló el camino de la conclusión de la historia. “Uno de ustedes morirá. No puedo decir quién, pero ocurrirá”, dijo refiriéndose a la rivalidad entre Michael (Finn Cole) y Tommy (Cillian Murphy). Para su brillante cierre, Peaky Blinders demostró que su argumento asumió el sentido del fatalismo como un escenario amplio. Y lo hizo con una sensación de urgencia que incluyó cada punto y personaje de interés a través de cinco temporadas. Desde la concepción del bien y del mal llevado a lo sobrenatural, hasta la mirada sobre la sangre como final esencial. La serie encontró cómo concluir su largo periplo a través de la violencia, la pérdida y el triunfo con una sofisticada madurez. 

Pero también dejó a su paso la convicción de algo más intrigante. La forma en que una serie puede reescribir su propia fórmula tantas veces como reflexionar sobre ideas dispares a partir de una premisa eficaz. A la vez, cómo mantener una elegante e inteligente estructura narrativa que pueda admitir nuevos personajes y conflictos sin perder su solidez. Peaky Blinders deja tres lecciones de importancia para el mundo de las series. Y en especial, el de las historias que intentan crecer a la par que su audiencia. 

Un enorme sentido de la identidad como base del argumento

https://www.youtube.com/watch?v=2nsT9uQPIrk

Desde su primera temporada, Peaky Blinders narró una historia con un fuerte sentido de la identidad. No solo se trataba de una mirada al crimen, sino una específica basada en la herencia étnica de sus personajes. Los llamados gitanos o chatarreros de la ciudad de Birmingham fueron figuras de considerable interés a principios del siglo XX. No solo se trataba de un grupo mportante asociado al crimen callejero y a delitos turbios. A la vez se le relacionaba con una concepción acerca de un estrato excluido y marginado, que les hacía un estrato incomprensible incluso para la ley. 

La serie traslada ese especial submundo de relaciones y vínculos, a un estrato en que el crimen se analiza como una consecuencia de esa connotación específica. Uno de los grandes triunfos de Peaky Blinders fue poner especial interés en el contexto cultural y social que rodeaba a sus personajes. Desde su percepción sobre la magia, el misterio hasta la ultraviolencia. La serie profundizó en conjeturas cada vez más elaboradas sobre el sentido del bien y del mal en las calles de Birmingham. Que además logró universalizar al llevar a sus personajes a nueva esferas y escenarios. Pero en esencia — y lo demuestra su último capítulo — Peaky Blinders sostuvo su personalidad a lo largo de toda la historia. Una de sus características más formidables y exitosas. 

El sentido de lo mágico en una serie basada en la violencia

Peaky Blinders trabajó con cuidado el mundo interior de sus personajes. Pero a la vez se esforzó por crear un contexto creíble para costumbres, rituales y mitos que acompañaban a la familia Shelby. Las supersticiones, creencias sobrenaturales y el sentido de la predestinación tuvieron un lugar preponderante en la serie. En especial, a medida que los conflictos de los Shelby se hicieron más extraños y se extendieron en varias situaciones distintas. 

Cillian Murphy - Tommy Shelby - Peaky Blinders 2

Profecías, lo sobrenatural como elemento atmosférico, personajes fallecidos que tienen una enorme importancia en la historia. La sexta temporada en Netflix demostró el motivo por el que Peaky Blinders construyó un universo intangible tan importante como el que ocurría en las componendas del poder. A pesar de ser una serie que basó su argumento en los vínculos que engendra la violencia, hubo un estrato más sutil que profundizó con inteligencia. Uno además que le permitió subvertir esa cualidad realista y brutal de sus hilos narrativos principales, con una visión más esotérica y singular. 

La familia lo es todo en Peaky Blinders

Peaky Blinders

Peaky Blinders es una serie acerca de una organización criminal que además, se sustenta en los lazos familiares. De hecho, para su extraordinario final de temporada, la confrontación entre Michael Gray y Tommy tuvo una importancia considerable. No solo por el hecho del simbolismo con que se dotó a la mirada sobre dos formas de comprender el miedo y el crimen. A la vez se trató de una exploración cuidadosa del motivo por el cual la serie se sostiene sobre los lazos de sangre de sus personajes. Durante todo el programa, hubo un importante interés por narrar, de manera inteligente e intuitiva, el peso de la herencia. La condición del legado emocional, fundacional y personalísimo. Algo que creció y se hizo más maduro a medida que transcurrieron las temporadas, hasta un capítulo final que cerró el ciclo con elegancia.

A la serie se le comparó con frecuencia con El Padrino y su visión sobre la mafia como orden familiar en lugar de percepción únicamente criminal. Fue esa mirada doble a una situación cada vez más dura, lo que permitió a Peaky Blinders crecer, abarcar varios espacios y lugares. Pero en especial, convertirse en un legado para la historia de la televisión.

Recibe cada mañana nuestra newsletter. Una guía para entender lo que importa en relación con la tecnología, la ciencia y la cultura digital.

Procesando...
¡Listo! Ya estás suscrito

También en Hipertextual: