¿Quién no se ha pasado de copas y ha olvidado algo en un bar? Las llaves de la casa, unas gafas, o hasta el prototipo de uno de los smartphones más innovadores del mundo. Nadie está exento de dejar alguna posesión en el camino tras un festejo espirituoso, claramente. Pero lo ocurrido en Japón en los últimos días parece subir la vara hasta un nuevo nivel: funcionarios de la ciudad de Amagasaki han tenido que pedir disculpas públicamente, tras conocerse que un trabajador se emborrachó y perdió las memorias USB que contenían los datos personales de todos los habitantes.

El sujeto en cuestión era empleado de una contratista privada a cargo de supervisar el pago de ayudas a residentes locales por la pandemia de coronavirus. Los dispositivos de almacenamiento que se extraviaron no solo incluían los nombres completos y direcciones de los 460.000 habitantes del lugar, sino también sus fechas de nacimiento, números de cuentas bancarias e información impositiva.

El hecho fue informado a la policía por el propio trabajador, un hombre de unos 40 años que no ha sido identificado públicamente. Según el protagonista de esta historia, perdió el bolso con las memorias USB tras emborracharse en un restaurante y quedarse dormido en plena calle.

Ahora bien, la gran pregunta es qué hacía un contratista privado con los pendrives que incluían los datos personales de toda la población de Amagasaki. De acuerdo con la información disponible, el sujeto tomó la información de las oficinas de la administración municipal para hacer una "transferencia de datos". Una vez completada, se produjo el episodio de la borrachera.

Datos personales perdidos en una borrachera, mucha confusión, y un 'final feliz'

datos personales | Japón
Photo by Alex Knight on Unsplash

Enterados de la desaparición de las memorias USB con los datos personales de los habitantes de la citada ciudad de Japón, los funcionarios locales salieron a disculparse. Un portavoz de Amagasaki pidió perdón por "el daño causado a la confianza del público"; mientras que el gobierno aseguró que tomaría medidas para "garantizar la gestión de seguridad" al manejar datos personales en formato electrónico.

Dentro de lo malo de esta situación, lo bueno fue que, al menos, la información estaba protegida y se pudo recuperar. Según se informó, las memorias USB estaban encriptadas y el acceso a los datos personales de los habitantes estaba protegido con contraseña. Además, una vez que se hizo la denuncia, se comisionaron unos 30 policías a recuperar los dispositivos perdidos, consiguiéndolo a las pocas horas. Según informó The Asahi Shimbun, el bolso con las unidades de almacenamiento se encontró en un complejo de apartamentos a un kilómetro del restaurante.

Independientemente de la recuperación final de la información, aún existe mucha confusión con respecto al episodio. Según recogió The Guardian, el empleado debía trasladar la información a un call center ubicado cerca de Osaka; no obstante, los medios japoneses no lo reflejan. Lo que sí mencionan los informes locales es que el gobierno de Amagasaki no les había dado permiso a los contratistas privados para trasladar datos personales en memorias USB.

Lo cierto es que, pese al "final feliz" de esta historia, Japón ha sumado un nuevo dolor de cabeza en materia tecnológica en pocas semanas. No olvidemos que los asiáticos quedaron en una encrucijada tras el retiro definitivo de Internet Explorer. Esto se debe a que la gran mayoría de los trámites de la administración pública dependen obligatoriamente del obsoleto navegador web de Microsoft.

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