No hay fecha, ni tampoco un plan de ataque, pero el Gobierno de Portugal ya ha iniciado la senda –complicada en cualquier caso– para legislar el sector de las criptomonedas en el país. Hasta ahora con una de las normativas más laxas en lo que a estos activos digitales se refiere y reclamo para un gran número de fortunas que han decidido instalarse en el país luso.

Portugal era el último de los bastiones europeos que resistía con fuerza cualquier legislación que pudiese limitar –o controlar– la actividad cripto del país. Pero el Ministro de Finanzas luso, Fernando Medina, ya ha soltado el globo sonda. "No quiero comprometerme con una fecha límite. El cronograma será lo antes posible, cuando tengamos una propuesta consistente y luego de un amplio debate público”, apuntaba a los medios hace unos días. "La intención del Gobierno es la de legislar este tema", añadió.

¿Qué camino tomará Portugal para legislar estos activos digitales? Ese es el punto que el legislativo luso aún no tiene claro. Apuntan a que será justo, efectivo y competitivo para los intereses del país y su papel respecto a sus competidores internacionales. Y aunque el camino a tomar no está del todo claro, lo que sí queda patente es que Portugal dejará de estar en la lista –blanca para los inversores en criptos– de los paraísos fiscales. La política de 0 % de tributación tiene los días contados.

Adiós a la fiscalidad 0 para los inversores en criptomonedas

Los Taihattu son una conocida, y muy numerosa, familia holandesa. Desde 2017 están afincados, al menos fiscalmente, en Portugal. ¿El motivo? La familia decidió invertir todo su capital en Bitcoins. Justo en el momento en el que rondaba los 900 dólares. Ahora en horas bajas, el pico de la familia por cada uno de sus activos financieros digitales alcanzó los 41.000 dólares. Se convirtieron en criptomillonarios y hasta contaron su periplo en un libro y redes sociales.

Como ellos, y como consecuencia de la Guerra de Ucrania, el país luso ha visto un incremento de su población de origen ucraniano. No solo por el conflicto bélico. Estos refugiados son inversores en activos digitales y Portugal era el mejor lugar para echar raíces. De nuevo, su política amiga del Bitcoin y otras monedas digitales.

Si a esto se le suma la normativa vigente desde 2012 referente a la residencia fiscal no habitual, que exime a los extranjeros de pagar por los ingresos de fuera de Portugal, se forma la tormenta perfecta. En la última década, el país ha aumentado en un 40 % su número de extranjeros atraídos por el clima y, por supuesto, la fiscalidad.

Pero, ¿qué quiere decir que Portugal es un paraíso fiscal para las criptomonedas? Muy sencillo: no se pagan impuestos por las ganancias percibidas con las criptomonedas. Es, dicho de otro modo, un vacío legal al considerar que estas no son activos financieros. Tampoco monedas. Por supuesto, cuenta con excepciones. Dependiendo de quién posea el activo digital, se grabará o no con un 20 %. De esta manera, los trader –o profesionales del negocio– sí que deben aclarar cuentas con la administración. Son el gremio de los holder – y por supuesto al que todos terminan acogiéndose– los que cuentan con una barra libre de criptos. Al no ser su "negocio" principal ni ganar nada con sus transacciones, al menos de cara a la Agencia Tributaria, no tienen que rendir cuentas con nadie.

Es, como explicamos, un vacío legal que se aprovecha de una ausencia absoluta de regulación. La misma que podría tener los días contados.

¿Qué dicen los portugueses?

Como no podía ser de otra manera, la cuestión apunta a ser un tema político que enfrente a los bandos más liberales y a los de izquierda. Aunque ambos coinciden en la necesidad de crear una regulación, aún no están de acuerdo en cómo afrontar esta normativa. Como era de esperar, los unos apelan a la inestabilidad del mercado de las criptomonedas. Una que El Salvador, que convirtió a Bitcoin en una moneda oficial del país, sufre los estragos del desplome de los precios en el mercado digital internacional. O el caso de Luna y Terra o los stablecoins argentinos. Los otros apelan a que Portugal debe seguir siendo un lugar atractivo para este tipo de activos, manteniendo la posición que ha ostentado estos últimos años. De momento, y según las primeras declaraciones políticas lusas, se apunta a una normativa de impuestos fijos y bajos.

En principio, Portugal apunta considerar los criptoactivos como activos en sí mismos. Solo queda ver cómo los fiscaliza. España, por su parte, graba las ganancias de forma creciente: 19 % desde 0 hasta 6.000 euros. 21 % desde 6.001 hasta 44.000 euros. 23 % desde 44.001 hasta 200.000 euros. 26 % para cantidades superiores a 200.000 euros. El vecino galo apunta a una fiscalidad unitaria: 30 % de impuesto fijo para las ganancias con criptomonedas.

De hecho, España y Francia –aún con sus deferencias–, llevan tiempo mirando de cerca la actividad de Portugal. El propio Banco de España ya emitía un informe a principios de mes en el que apuntaba a que las operaciones cripto de Portugal eran desproporcionadas al tamaño de su economía.

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