La Agencia Espacial Europea (ESA) ha anunciado hoy la ruptura de su colaboración con su homóloga rusa, Roscosmos, para Luna 25, 26 y 27, tres proyectos dirigidos a explorar nuestro satélite antes de que los humanos vuelvan a caminar sobre él. No es la primera gran misión que se ha visto truncada en Europa a raíz de la guerra de Ucrania. La ESA tuvo que cancelar también al principio de la contienda el lanzamiento de ExoMars, planificado para finales de este año. Con él, se habría puesto sobre Marte el primer rover Europeo, pero Rusia rompió su colaboración como queja por las sanciones impuestas desde la Unión Europa.

Desde entonces han sido muchas más las misiones y proyectos de otros países que han debido cancelarse por la misma causa. Desde el lanzamiento de los satélites británicos de OneWeb hasta el proyecto Icarus, dirigido a vigilar los movimientos de los animales desde la Estación Espacial Internacional (EEI). Incluso la propia colaboración con la NASA en esta última podría sufrir las consecuencias del enfado de Rusia.

Pero eso no hace menos sorprendente el anuncio emitido hoy mismo por el director general de la ESA, Josef Aschbacher. La colaboración con Roscosmos se ha roto. Ahora habrá que buscar otras alternativas, aunque en este caso la más afectada no es Europa.

Europa ya no viajará a la Luna con Rusia

Luna 25, 26 y 27 son tres naves, construidas por Roscosmos y dirigidas a explorar la Luna en una etapa previa al lanzamiento de las primeras misiones tripuladas a nuestro satélite. 

Sus lanzamientos, a bordo de cohetes Soyuz, están -o al menos estaban- planeados para los tres próximos años. Sin embargo, ahora la situación podría cambiar.

Las tres misiones estaban planeadas para los tres próximos años

Esta vez no ha sido Rusia la que se ha retirado de un proyecto mayoritariamente europeo, como en el caso de ExoMars. Ha ocurrido lo contrario, ya que las tres misiones están operadas por Rusia, ya sea a través de Roscosmos o de la Academia Rusa de Ciencias. Estaba planeado que la ESA colaborase en tareas como comunicaciones, aterrizaje de precisión, prevención de peligros, perforación, muestreo, análisis de muestras y apoyo en tierra. Esa colaboración es la que se retira tras el anuncio de Aschbacher, quien ha asegurado haber tomado esta decisión en consonancia con las sanciones impuestas por la Unión.

Algunas de las tres misiones de Rusia cuentan también con el apoyo de otras agencias espaciales, como la china (CNSA) y la japonesa (JAXA). Ahora quedaría saber si estas siguen adelante. Lo que está claro es que, al menos mientras las circunstancias no cambien, la ESA prefiere volar por separado. Literalmente.

Para ello ya están comenzando a colaborar con compañías privadas, siguiendo en cierto modo los pasos de la NASA y su asociación con grandes empresas, como SpaceX. Desde luego lo necesitan, pues la retirada del personal ruso del puerto espacial europeo de Kourou, así como el veto al uso de cohetes Soyuz en determinadas circunstancias será un problema para futuras misiones. Tanto como ya lo ha sido para ExoMars. 

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