Para sorpresa de nadie, Samsung ha dado el pistoletazo de salida al ciclo de lanzamientos en el mundo de la telefonía móvil con la renovada familia Galaxy S22 (compuesta por tres modelos) y las Galaxy Tab S8 (también con tres integrantes). El objetivo con todos estos productos es el mismo que en ocasiones anteriores: batallar con los mejores del sector e intentar satisfacer con éxito a los usuarios más exigentes.

En los días previos al anuncio oficial que acaba de acontecer tuve la oportunidad de probar de primera mano todos estos nuevos dispositivos. No como para formular una opinión extensa –como la que sí habrá en el futuro en el análisis–, pero sí como para extraer algunas conclusiones que incluso a mi mismo me han sorprendido.

Por ejemplo: el Galaxy S22 Ultra es, objetiva e indiscutiblemente, el más avanzado del nuevo catálogo, pero los que más me sorprendieron al salir de la sesión fueron sus hermanos menores (S22 y S22 Plus). Una sensación extraña teniendo en cuenta que el modelo más vanguardista suele ser el que más corazones conquista. ¿Por qué pasó esto?

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El Galaxy S22 es la principal sorpresa

Analizándolo posteriormente, encontré varias razones. La primera de ellas es el aspecto exterior. Mientras que el S22 Ultra presenta unas líneas súper parecidas a las del Galaxy Note 20 Ultra, los S22 y S22 Plus optan de nuevo por la identidad de marca que inauguraron los Galaxy S21, protagonizada principalmente por la forma del módulo fotográfico. Personalmente, no solo considero más atractivas las líneas del S22; también creo que establece una identidad de marca más reconocible. Y eso, considerando cuánto se parecen muchos de los teléfonos que tenemos en el mercado, es un factor importante.

Samsung, eso sí, no se ha limitado a repetir la fórmula de los S21. La marca ha hecho varios cambios en el chasis. Y, todos ellos, en conjunto, hacen que los nuevos S22 se sientan –y luzcan– bastante mejor en la mano que antes. Por ejemplo:

  • La parte trasera ahora es de cristal con un tratamiento mate tanto en el S22 como en el S22 Plus. Transmiten una buena sensación al tacto.
  • Los laterales son de metal, además de más planos que antes. El feeling es más premium.
  • La intersección entre el cristal posterior y los laterales forma un ángulo casi recto, en lugar de la curvatura que encontrábamos en los modelos previos. La sensación se acerca más a la que transmiten teléfonos como el iPhone 13.
  • Los reducidos marcos que rodean la pantalla producen una impresión visual buenísima cuando los ves en persona. La pantalla, además, es plana, algo que, en mi opinión, es positivo teniendo en cuenta los contras habituales de las pantallas curvas –que, además, están en desuso incluso en el catálogo de Samsung–.
  • La nueva gama de colores, de la que Samsung destaca un tono verde súper bonito, es bastante acertada. Personalmente, el que mejor impresión me dio no fue el verde, sino el blanco. Es neutro y elegante a la par que atractivo.

Otra cara positiva de los Galaxy S22 normales es la evolución de sus cámaras. Habrá que evaluar los resultados que producen, pero tenemos importantes novedades:

  • El sensor principal es nuevo –tiene, además, 50 megapíxeles– y la marca promete dar un paso hacia delante gracias, entre otras cosas, a nuevos algoritmos de procesamiento.
  • El zoom pasa a ser óptico –en los modelos anteriores era principalmente digital–. Esto puede parecer algo menor, pero, en realidad, es un salto importante. Los teleobjetivos digitales permiten acercarse a objetos lejanos, pero no deforman las perspectivas como un teleobjetivo puramente óptico. Y eso, si te gusta la fotografía, es algo que sabrás valorar.

Todo esto está aderezado, además, por una nueva generación de procesadores –Exynos 2200 con GPU de AMD en Europa–, memoria RAM de gran capacidad, sistemas de carga rápida (hasta 45W en el caso del S22 Plus), carga inalámbrica, conectividad 5G, paneles AMOLED con tasas de refresco de 120 Hz y elevadas capacidades de almacenamiento interno. Es decir: son productos súper completos en todos los sentidos que, además, mantiene un precio razonable teniendo en cuenta la gama a la que pertenecen.

En el S22 Ultra, por otra parte, encontramos un teléfono brillante desde el punto de vista técnico, aunque algunos aspectos habrá que validarlos en pruebas más extensas. Me encanta que Samsung siga apostando por dos teleobjetivos –es una de las pocas que lo hace–, los sensores fotográficos evolucionan y prometen entregar resultados de primer nivel, la pantalla apunta a ser una de las nuevas referencias en su terreno con sus absurdamente altos niveles de brillo, el chip con GPU AMD puede dar mucho juego de sí y la inclusión del S-Pen permitirá satisfacer a esos consumidores de la gama Note que quedaron huérfanos durante 2021 –el Galaxy S21 Ultra era compatible con el S-Pen, pero no estaba integrado en el chasis–.

Todos esos elogios no son en absoluto inesperados. Samsung siempre pone el listón bastante alto. Y el S21 Ultra fue una excelente prueba de ello. Que este S22 Ultra tenga los ingredientes para ser uno de los mejores móviles del año no debería sorprender a nadie.

Lo que sí sorprende más, como decía líneas más arriba, es la evolución de los S22 y S22 Plus, que, a mi, personalmente, me producen especial interés en esta generación pese a no ser los más vanguardistas del catálogo.

La otra sorpresa: la Galaxy Tab S8 Ultra

Pero eso no es todo. Junto a los Galaxy S22 también hemos conocido una nueva gama de tablets, bautizada como Galaxy Tab S8. Y de las tres integrantes que forman la citada familia, una de ellas, la Tab S8 Ultra, me dejó bastante fascinado. Y sí, has leído bien. Una tablet con Android de unos 1.000 euros me dejó fascinado.

Es una tablet de algo más de 14 pulgadas –el tamaño de un portátil– con un chasis súper delgado, un hardware bastante potente, conectividad 5G para trabajar sin problemas independientemente de dónde estés y un peso muy reducido en relación a su tamaño. Pero lo más impresionante de todo es la pantalla: 14 pulgadas en las que trabajar o divertirse a gran escala, tecnología AMOLED como en los Galaxy S22 y una tasa de refresco de 120 Hz. Hacer cualquier cosa en ella es una delicia. Y, por cierto, tiene notch.

La tablet llega acompañada además de una funda con teclado y trackpad que transmite buenas impresiones. Quizá no sea tan robusta o tenga un diseño tan llamativo como el Magic Keyboard para el iPad Pro, pero, funcionalmente, apunta a cumplir bastante bien su cometido. Al igual que el lápiz que acompaña a la Tab S8 Ultra.

Cuando adhieres el teclado, esta tablet es prácticamente un ordenador al más puro estilo Surface. Más aún si activas el modo DeX, que altera la interfaz del sistema y permite usar las aplicaciones de Android en ventanas como en Windows o macOS.

La clave de esta tablet, eso sí, es el software. Android sigue siendo Android en tablets, a pesar de DeX. Y el catálogo de aplicaciones sigue siendo el que es. Si quieres una tablet para ver Netflix o leer, probablemente no te importe. Pero si quieres hacer más cosas con ella, como trabajar, esta situación es un importante punto a considerar.

Al César, eso sí, lo que es del César. Samsung ha hecho un trabajo bastante bueno con este producto –al igual que con los Galaxy S22–. Ahora solo falta que Google haga evolucionar una rama de Android que, durante años, se ha dejado de lado. Hay indicios de interés en este camino, pero, independientemente de lo que ocurra, todavía queda camino por recorrer.

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