Los visitantes se estrenó en el 2019 y aunque su paso por la pantalla fue discreto, poco a poco se convirtió en un fenómeno de culto. La serie, cuyo argumento se basa en la posibilidad del viaje en el tiempo, lleva el habitual tropo de ciencia ficción a un nuevo nivel.

En esta ocasión, no sólo se trata de la llegada de “visitantes” de distintas épocas a la Noruega contemporánea. También, su lenta asimilación a la cultura actual. Es el resultado es un ingenioso juego de espejos en que la principal virtud reside en la percepción del tiempo como un fenómeno colectivo. A la vez, elaborar una cuidadosa versión sobre la identidad basada en el contexto y la versión del mundo que heredamos. 

No son conceptos sencillos para una serie, pero Los visitantes, tuvo el cuidado de reflexionar sobre cada uno de ellos desde puntos de vistas interesantes. Desde intercalar la noción sobre el individuo en medio algo mayor con la del desencanto colectivo hasta la incertidumbre cultural.

La primera temporada de Los visitantes recorrió varios espacios a la vez y lo hizo con éxito. Además, creó la percepción que sus personajes — la mayoría huérfanos de historia y origen — eran puntos calientes en un mapa amplio de posibilidades. ¿Podría una mujer vikinga lidiar con el tejido medular del mundo actual?. ¿Puede un guerrero comprender la concepción de la violencia de nuestra época inocente?

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Fría, por momentos duras y pero siempre intuitiva, Los visitantes logró crear una mirada propia acerca de lo incierto. Con su percepción sobre el fenómeno del viaje en el tiempo sin explicación, también sentó las bases para un enigma. El argumento apenas anuncia la distorsión en la realidad como un estallido de luz, lo cual hace que deba enfocarse en sus personajes. O al menos, en el enigma de su existencia. De modo que la segunda temporada, tenía la misión de responder al menos algunas preguntas. O solo, mostrar la versión sobre el extraño mapa de ruta a lo desconocido que plantea la serie con más claridad.

Los nuevos capítulos no sólo lo hacen. También, subliman el magnífico concepto sobre la temporalidad y la incógnita sobre la incertidumbre de la primera con una inesperada elegancia. Para su regreso —luego de una larga espera de dos años— Los visitantes, retoma el punto central de su argumento. ¿Por qué somos quienes somos? Más interesante todavía ¿cómo la época que nos tocó vivir sostiene esa identidad?. Con un sofisticado lenguaje visual y en especial, el uso de símbolos para narrar lo misterioso, regresa con todo su formidable vigor intacto.

Un recorrido por entre las sombras

Para su segunda temporada, Los visitantes va directamente al núcleo de su premisa. Si antes, había analizado el hecho de visitantes más o menos benignos de épocas distintas, ahora se hace una pregunta distinta. ¿Qué ocurriría si el eventual viajero es una criatura en esencia maligna? Para su primer capítulo, el escenario ya delimitó sus fronteras y dejó claro, que el recorrido es por lugares más tenebrosos que los anteriores. 

Pero Los visitantes hace algo más: en esta ocasión no tiene miedo de utilizar el ligero desorden en su guion y línea argumental para hacer la historia más retorcida. En los primeros capítulos, Alfhildr (Krista Kosonen) y Lars (Nicolai Cleve Broch) eran el emblema de un cambio en la sustancia de la realidad. Ahora, son testigos de lo que ocurre una vez que el fenómeno del viaje en el tiempo (al parecer espontáneo) muestra su reverso oscuro.

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En realidad, uno de los puntos más fuertes de esta continuación ejemplar de una perspectiva complicada sobre un fenómeno inusual, es su capacidad para desdoblarse. De brindar a sus personajes el tiempo y el espacio para crecer, hacerse más convincentes y en especial, asumir que hay un matiz desconocido. 

Sin la novedad de su punto central, Los visitantes tuvo que jugar cartas nuevas. Y esta inquietante y sangrienta perspectiva, es un nuevo trayecto que recorrer. Una versión del bien y del mal, que se sostiene sobre algo más oscuro y denso. La principal virtud de una historia basada en lo que esconde y evita mostrar de inmediato. 

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