A veces, ciertos síntomas pueden resultarnos vergonzosos y retrasar el momento de ir al médico. Eso precisamente fue lo que le pasó a un hombre que acudió al hospital tras dos años experimentando eyaculación anal. Sí, sí, el semen no salía por su lugar, sino algo más atrás.

Además, el paciente había experimentado otros síntomas, como un fuerte dolor testicular; que, de hecho, fue el que finalmente le empujó a pedir ayuda. También había veces en las que la orina salía por su ano. Y esa orina a veces iba acompañada de gas o materia fecal. Lo excretaba todo por donde no era.

Finalmente, los médicos del hospital, quienes acaban de describir el caso en la revista Cureus, dieron con la causa: una fístula que había conectado la uretra y el recto, provocando un desagradable intercambio de fluidos y sólidos. Afortunadamente pudo solucionarse sin problemas. Sin embargo, podemos estar seguros de que el pobre hombre no olvidará todo lo ocurrido en estos dos años.

Una eyaculación anal vergonzosa de confesar

El paciente, de 33 años, acudió al Hospital Universitario de Texas tras cinco días sufriendo un fuerte dolor testicular.

Una vez allí, no le quedó más remedio que reconocer la eyaculación anal y el resto de síntomas que había experimentado en los últimos dos años, sin atreverse a confesarlos.

El primer examen médico mostró que uno de sus testículos estaba hinchado. Pero eso no explicaba todos los síntomas. También sufría una infección de orina y, al realizarle un examen digital, vieron un defecto en la pared del recto

Seguían sin tener la pista que sirviera para unir todas las piezas, por lo que optaron por una tomografía computarizada. Y ahí estuvo la clave, pues gracias a ella pudieron ver que todo se debía a una fístula. Se conoce así a una conexión anormal entre dos órganos. Puede deberse a numerosos motivos, desde el estrés hasta una infección, pasando por cirugías o inflamaciones. 

La fístula se formó por la lesión de una sonda durante tres semanas que estuvo en coma

En su caso, parecía ser que se había generado un canal entre el ano y la uretra. ¿Pero por qué? Fue necesario buscar en su historial clínico para dar con el problema.

Desde el principio supieron que había sido drogodependiente. Tanto, que dos años atrás, justo antes de que se iniciaran los síntomas, había permanecido en coma durante tres semanas, a causa de una intoxicación por cocaína y polvo de ángel. Durante ese tiempo, se le colocó un catéter para extraer la orina y posiblemente fue este el que le generó la fístula que había derivado en la eyaculación anal y el resto de síntomas.

Un final feliz

Por suerte para el paciente, esta historia tuvo un final feliz. Una vez descubierto el origen de los síntomas, se le suministró un tratamiento a base de antibióticos y se le reparó la fístula quirúrgicamente.

Así, unos meses después, todos los síntomas habían desaparecido, incluyendo la eyaculación anal y el resto de fluidos excretados fuera de su lugar.

Su caso es un ejemplo médico curioso; pero, según los autores del estudio, también supone una llamada de atención a los profesionales sanitarios en lo referente a la colocación de catéteres, como el Foley, que se utilizó con este paciente. Son necesarios, la solución no está en no ponerlos. Sin embargo, ellos aconsejan hacer un seguimiento posterior a los pacientes, para asegurar que todo ha ido bien. Y, por supuesto, también es una llamada de atención al resto de la población. Si experimentas que algo en tu cuerpo no va bien, por vergonzoso que sea, será mejor que acudas al médico. 

Esta es una versión actualizada de un artículo publicado previamente en Hipertextual.

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