En varias de sus escenas más entrañables, Schmigadoon!, el musical de Apple TV+ tiene toda la apariencia de un cuento de hadas. O mejor dicho, un recorrido por la esencia de los musicales en su edad dorada. Y aunque es evidente que la serie pretende convertirse en una reinvención de la fantasía inocente, su vena de género es poderosa. 

Tanto como para recordar por momentos la magia de la película el Mago de Oz y la serie Pushing Daisies. Entre ambas cosas, Schmigadoon! carece de la ambición para ser algo más que un entretenimiento encantador. Pero aunque no lo parezca, es suficiente para sostener lo que parece ser el experimento más audaz de la plataforma de Apple TV+.

Schmigadoon! es también una gran mirada a un género a menudo menospreciado. Más allá de las premisas exitosas de Damien Chazelle, el musical está relegado a capítulos especiales de series. O en el mejor de los casos a rarezas cinematográficas. Pero la serie tiene el ímpetu y el espíritu suficiente para ser un recorrido por un tipo de felicidad inocente que asombra. El show quiere hacer feliz a la audiencia y la premisa queda clara de sus primeras escenas.

Desde el amor hasta el desencanto, Schmigadoon! es un tránsito amable a través de temas profundos

Pero también se hace preguntas sobre la moral, el origen de la felicidad y pequeños debates contemporáneos sobre el amor. Schmigadoon! oculta bajo su radiante esplendor, una serie de reflexiones sobre la identidad, la búsqueda de la esperanza y por qué amamos. ¿Preguntas en exceso complicadas para una serie en la gran palabra final la tiene una canción? Sin duda, puede ser así en algunas ocasiones. 

Sin duda hay una profunda necesidad de encontrar el lado brillante de la vida en Schmigadoon!, pero también de cuestionar lo necesario ese optimismo. Al final, la serie tiene la suficiente solidez para combinar ambas cosas en una búsqueda casi filosófica de respuestas bienintencionadas. 

Desde el amor hasta el desencanto, Schmigadoon! es un tránsito amable a través de temas profundos. Y aunque no siempre logra una mirada sublime a lo sentimental, Schmigadoon! se esfuerza lo suficiente para crear un espectáculo conmovedor. 

'Schmigadoon!', un recorrido directo al corazón 

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Melissa (Cecily Strong) y Josh (Keegan-Michael Key) viven un romance que pasa por momentos bajos. Tanto como para que el guion se tome la molestia de recordarlo en más de una vez. 

La vida de estos abnegados y bondadosos médicos está detenida en mitad de cierto aburrimiento vital. Schmigadoon! relata un primer trayecto hacia la vida cotidiana y la paleta de colores sigue al argumento. Deslucido, un poco opaco, el mundo de los personajes parece atravesar un momento bajo. 

Decididos a recuperar los primeros años de la relación — idealizados y reconstruidos — , emprenden un viaje en el que están dispuestos a “encontrarse”. Es un término que se repite varias veces en la serie y que sin duda es una forma de comprender su núcleo. Schmigadoon! es un metáfora de ciertas búsquedas personalísimas que además se conectan con algo más profundo.

En el caso de Melissa y Josh, esa reconexión con lo fantástico y lo ideal de encontrar una respuesta al desencanto es literal. Y lo es cuando se topan casi por accidente con la ciudad de Schmigadoon!. A mitad de camino entre Oz y una especie de paraíso de alegría pura, la ciudad es un reto a la imaginación. 

Porque además, el pueblo es la esencia pura de la música. Algo tan vibrante y conmovedor que deslumbra por su sencillez. Schmigadoon! (pueblo y serie) tiene la capacidad de deslumbrar y a la vez, ser una respuesta sugerente a la fantasía. 

Y fueron felices para siempre… no tan rápido, pero lo fueron

Como comunidad misteriosa que es, Schmigadoon! se trata también de un acertijo. Melissa y Josh están atrapados en ella hasta que encuentren el amor verdadero. Y es entonces cuando la serie comienza un recorrido gracioso, extravagante y frenético hacia la felicidad. ¿Qué es la felicidad en un lugar en el que todo parece relucir al ritmo de la belleza? Nadie lo dirá y mucho menos sus extravagantes habitantes.

Pero el secreto de Schmigadoon! es justamente mantener intacta la frescura de su premisa. Melissa, amante de la música, parece deslumbrada por la cualidad del pueblo para convertir todos los sentimientos en melodías. Josh, más descreído, está abrumado, desconcertado y ofuscado. Pero entre una y otra cosa, la serie encuentra la forma de indicar el camino correcto. 

La serie tiene un buen humor nostálgico que recuerda a los grandes momentos de los musicales de la era dorada de Hollywood

Hay algo amable y sutil en la forma en que Schmigadoon! atraviesa todo tipo de temas sin perder el sostén de la música. Desde la raza, pequeños guiños a comentarios sociales, hasta la percepción de la identidad: todo pasa por las notas. Lo hace además con un buen humor nostálgico que recuerda a los grandes momentos de los musicales de la era dorada de Hollywood. Casi podría pensarse en un espacio atemporal, espléndido y radiante que existe al borde un mundo más complejo y oscuro.

Por supuesto, Schmigadoon! no pierde la oportunidad de hacerse preguntas interesantes. ¿El pueblo es real o se trata de algo que imagina Melissa?¿Es algo más que un pueblo de ensueño en busca de hacer el bien? El director Barry Sonnenfeld no deja pistas claras, pero la serie quizás no necesitas darlas. 

Con su cuidadas coreografías, canciones para casi todo sentimiento imaginable y su dejo de misterio levemente confuso, Schmigadoon! es una caja de sorpresas. Una muy colorida y entrañable sin duda. Pero con un trasfondo más singular del que podría suponerse en una primera mirada. 

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