Que la PS5 no es rentable para Sony es un secreto a voces. En cada lanzamiento de una consola de nueva generación, el retorno de la inversión, el desarrollo y los costes de fabricación siempre se calcula al largo plazo.

En caso de la PS5, teniendo en cuenta solo los costes de fabricación de la consola, y haciendo caso a algunas fuentes un tanto específicas, debería venderse a unos 470 dólares para que el coste de venta fuese igual al coste de fabricarla. Eso dejando de lado los costes de I+D y las inversiones realizadas por Sony durante los años en las que la consola era un misterio para el público final.

Ha sido así con casi todas la generaciones de consolas. No obstante, todo parece indicar que con la PS5, Sony alcanzará la rentabilidad el próximo mes de junio. Así lo indica la propia compañía en un informe a inversores, en el que calcula que cada consola vendida será rentable en pocas semanas.

Previsiones del informe de Sony

Hay que tener en cuenta que la rentabilidad a la que se refiere Sony es para el modelo estándar, es decir el que lleva lector de discos. Aunque desconoce el margen de cada unidad vendida, el mero hecho de que la consola incluya un lector Blu-ray 4K Ultra HD, obliga a Sony a pagar hasta $8 dólares por consola en licencias.

Eso hace que, con márgenes tan ajustados en lanzamiento, sea más complicado alcanzar la rentabilidad del modelo estándar de la consola, por mucho que su precio de venta sea 100 dólares superior al digital. Algo más sencillo para el modelo solo digital, por la ausencia de la inclusión de un lector y de su electrónica, y de licencia especiales asociadas.

No importa que la PS5 no sea rentable (ahora) para Sony

DualSense de la PlayStation 5 PS5

Lógicamente, el hecho de que una consola no sea rentable en su lanzamiento importa poco. A medio plazo las economías de escala abaratan el precio de fabricación por cada unidad final.

Por otro lado, las licencias de juegos, las comisiones de venta por título y los servicios asociados no solo son suficientes como para cubrir los costes de desarrollo y los intangibles, también son una industria por sí misma que supone ingresos muy encima de la venta propia de hardware.

Y dado que las consolas son apuestas a largo plazo, con unos 6-7 años de media por generación, más las consolas anteriores (y amortizadas) vendidas en la siguiente generación, la rentabilidad de un modelo como el de Sony, en una industria como la del videojuego, está más que garantizada. Eso sin contar el éxito sin precedentes que supone cada consola que la compañía japonesa pone en el mercado cada año.

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