Las piedras en los riñones, al igual que en otras partes del cuerpo como la vejiga o la vesícula, pueden ser muy dolorosos. Este dolor se produce cuando taponan la salida de los diferentes conductos de nuestro organismo, ya que impiden el normal funcionamiento de los diferentes órganos. Pero, ¿qué tipos de piedras en el riñón hay? ¿Cuáles son los síntomas de que tenemos piedras? ¿Se pueden operar? ¿Cuáles son las causas? ¿Se pueden evitar?

Para entender cómo se forman las piedras en el riñón hay que entender un poco cómo funciona. De forma general, todos nacemos con dos riñones. Aunque algunas personas pueden venir al mundo con uno solo y otras se deciden a donarlo a lo largo de su vida. No pasa nada por tener un solo riñón siempre que esté sano. Pero, ¿qué hace el riñón?

El riñón es uno de los órganos que se encarga de filtrar y eliminar desechos; además mantiene el equilibro entre el agua y los minerales, según señalan en el Manual MSD. Otras de sus funciones son la regulación de la presión arterial y la secreción de algunas hormonas.

Tipos de piedras en el riñón

Al tratarse de una de sus funciones el filtrar y eliminar desechos que viene de la alimentación, los medicamentos y otras sustancias perjudiciales (toxinas), por el riñón pasan muchos elementos y compuestos. Y algunos de ellos cristalizan en pequeñas piedras, también llamadas cálculos renales.

Estas piedras en el riñón pueden ser de cuatro tipos: piedras de calcio, son las más comunes; piedras de ácido úrico, piedras de estruvita, que están relacionadas con las infecciones bacterianas de orina; y las piedras de cistina, que son muy raras y están causadas por un trastorno genético (cistinuria), tal y como indican desde la web de Cinfa.

Piedras en el riñón: causa y síntomas

Los cálculos renales pueden aparecer por diversas causas. Por ejemplo, como explicábamos antes, hay un trastorno genético que produce piedras de cistina. Pero no es la única causa. Y es que hay varios factores que pueden predisponernos a tener más piedras en el riñón.

"Una alimentación rica en grasas, azúcares y proteínas animales y la ingesta de cantidades elevadas de sodio (sal) aumentan el riesgo de sufrir cálculos de calcio"

Entre esos factores están tanto la predisposición genética, es decir, si alguien de tu familia ya lo ha tenido, como la dieta que tengamos. "Una alimentación rica en grasas, azúcares y proteínas animales y la ingesta de cantidades elevadas de sodio (sal) aumentan el riesgo de sufrir cálculos de calcio", explica Cinfa.

Otros factores son los trastornos metabólicos, del tracto urinario y algunos trastornos renales. También no beber suficiente agua puede hacer que la orina sea más concentrada y se formen estas piedras en el riñón.

¿Y cuáles son los síntomas de las piedras en el riñón? Pues como decíamos antes, el principal síntoma es el dolor. Puede ser tanto al ir a orinar como un dolor agudo en la espalda o abdomen bajo. La sangre al orinar, fiebre o infección de orina, por ejemplo, son también otros síntoma de los cálculos renales. Y, por último, también puede venir acompañado con náuseas y vómitos.

Operación y tratamiento

Hay que señalar que no todos los cálculos renales permanecen en el riñón. Algunos pueden migrar hacia la vejiga. Tanto unos como otros se pueden tratar. Hasta hace relativamente poco, la mejor forma de quitar las piedras era mediante litotomías (un tipo de cirugía pensada para quitar cálculos del organismo). Ahora hay tratamientos más novedosos como el uso de ondas de choque para hacerlas más pequeñas y que puedan pasar a través de las vías urinarias.

Las otras opciones (cistoscopia, ureteroscopia y nefrolitotomía percutánea) son un pelín más complejas y necesitan anestesia. Por ejemplo, la nefrolitotomía percutánea consiste en una incisión en el riñón en el que se mete un instrumento especial (nefroscopio) para poder ver las piedras en el riñón. Después, se sacan.

A algunos pacientes se le receta como parte del tratamiento antiinflamatorios, antibióticos, analgésicos o alfabloqueadores antes o después de la operación. Los analgésicos ayudan, sobre todo, con el dolor; los antiinflamatorios con la inflamación que se puede producir. Mientras que los alfabloqueadores en ocasiones se recetan para ayudar a que las piedras pequeñas sean expulsadas junto con la orina. Por último, dependiendo del tipo de piedras que haya en el riñón, podría ser necesario un antibiótico tras la operación.

¿Y cómo evitar piedras en el riñón?

Las piedras de cistina son difíciles de evitar, ya que está relacionado con un trastorno genético. No obstante, las demás personas sí podemos tener ciertas consideraciones para cuidarnos y evitar los cálculos renales.

Una dieta variada y beber agua son dos puntos clave. Evitar el alcohol, vigilar el calcio y el oxalato en la dieta y mantenerse en forma son algunas de las recomendaciones. Además, ante cualquier duda lo mejor es acudir al médico de cabecera o al especialista.

En definitiva, el dolor de las piedras en el riñón puede ser una de las situaciones más molestas por las que pasen los pacientes. Sin embargo, hay que tener claro que pueden tratarse y eliminarse. Mantener una vida sana (comer correctamente y realizar ejercicio) puede ayudarnos a evitarlas.

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