Si Barbie fuera humana no podría caminar. Esta es la conclusión a la que llegaron hace unos años varios expertos, al comprobar cuáles serían sus medidas en la vida real. Lejos del canónico 90-60-90, tendrían unas dimensiones 100-45-80, totalmente mal proporcionadas. El resultado serían unas piernas demasiado finas para soportar un peso totalmente desequilibrado. Afortunadamente, ya no son las muñecas delgadas que eran antes. En los últimos años, Mattel ha puesto mucho empeño en redimirse de los errores del pasado, lanzando al mercado Barbies más realistas, tanto por el aumento del abanico de profesiones y culturas que representan, como por la constitución de sus cuerpos.

Aun así, sigue habiendo muchas muñecas extremadamente delgadas, de esta y otras marcas, que pueden dar una idea equivocada a las niñas que juegan con ellas. Esto es algo que se ha sospechado durante mucho tiempo. No obstante, ahora un equipo de psicólogos procedentes de las Universidades de Durham, Newcastle y Northumbria, ha puesto sobre la mesa los datos que lo demuestran. Y lo han hecho a través de un estudio, que justo se acaba de publicar en la revista académica Body Image.

La imagen surrealista de las muñecas delgadas

Lógicamente, este estudio no trata de apuntar a que un cuerpo delgado es anormal. La normalidad está en cualquier tipo de cuerpo. Sin embargo, mostrar a las niñas como si ese fuese el canon de belleza una muñeca cuyo índice de masa corporal estaría muy por debajo de lo considerado saludable, puede ser muy peligroso.

El índice de masa corporal de muchas de las muñecas que se venden está entre 10 y 16

Las que se analizaron en el estudio no eran muñecas delgadas, sino extremadamente delgadas. Y es que, a pesar de que la situación actual es mejor que la de aquellas primeras chicas de juguete, siguen siendo las más habituales.

De hecho, las muñecas que se utilizaron en el estudio, de marcas variadas, representaban índices de masa corporal (IMC) de entre 10 y 16. Esto está considerado como infrapeso y es lo más extendido en las jugueterías.

Por lo tanto, el objetivo de estos científicos era comprobar si jugar con ellas podría afectar a la percepción que tienen las niñas de las dimensiones corporales humanas.

Dos tipos de muñecas y un coche

Para estudiar los efectos de las muñecas delgadas sobre la concepción de los cánones de belleza de las niñas, reunieron a 30 de ellas, con edades comprendidas entre los 5 y los 9 años.

Antes de dejarles ningún tipo de juguete, se les preguntó a través de un juego de ordenador cuál era la percepción sobre su propio tamaño corporal y las dimensiones que consideraban normales en una mujer adulta.

Una vez completado este primer paso, se dividieron en tres grupos. En uno jugaron con muñecas delgadas de bajo IMC, como las que habitualmente se encuentran en el mercado. Las del segundo grupo también jugaron con muñecas, pero más realistas, con la apariencia de niños de entre 7 y 9 años sanos. Finalmente, en el tercer grupo jugaron con coches de juguete.

Finalizado el tiempo de juegos, se les volvió a repetir la prueba inicial. Curiosamente, las del primer grupo variaron sus respuestas, reduciendo notablemente lo que consideraban un tamaño corporal normal. Además, si después se les dejaba cualquiera de los otros dos juguetes, mantenían el cambio de canon, por lo que no es una situación fácil de revertir. 

¿Por qué es tan peligroso?

La autora principal de este estudio, Lynda Boothroyd, ha explicado en un comunicado que la insatisfacción corporal “puede tener graves consecuencias para el bienestar de las niñas y conducir a trastornos alimenticios y depresión”. 

"La insatisfacción corporal puede conducir a trastornos alimenticios y depresión"

Lynda Boothroyd

Esto no ocurre solo a través de las muñecas delgadas. Se ven bombardeadas con estas imágenes en la televisión, las revistas y cualquier otro tipo de información visual que llegue hasta ellas. De hecho, al preguntar a las niñas que participaron en el estudio sobre sus hábitos diarios, el 80% reconocieron que solían jugar con ese tipo de muñecas, ya fuera en su casa o con amigas. Además, casi todas ellas solían ver películas de Disney en las que, si bien también se ha puesto mucho esfuerzo en traer a los nuevos tiempos a la vieja princesa que buscaba a un príncipe que la salvara, aún queda mucho por hacer en lo referente a la representación corporal.

Boothroyd reconoce que 30 niñas pueden ser pocas para llegar a conclusiones sólidas. Sin embargo, los resultados son suficientemente relevantes como para prestar más atención a los juguetes que elegimos para los más pequeños de la casa.

El primer error, desde luego, es considerar las muñecas como juguetes únicamente de niñas. No obstante, el estudio se centró en ellas por ser las que más representadas pueden verse. Pero da igual si se trata de niños o niñas. Puede que vean en la estantería de la juguetería una muñeca que les encante y creamos que vamos a complacerles si se la compramos. Pero antes de hacer el gesto de tomarla del estante y llevarla al mostrador, quizás deberíamos preguntarnos si queremos que se comparen con ella. Puede que haya otra muñeca o cualquier otro juguete que también les guste y les transmita mejores valores. No pierdes nada por buscar un poco más. 

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