Ayer, dos imágenes que quedarán en los libros de historia dieron la vuelta al mundo. En ellas se veía a Margaret Keenan y William Shakespeare, dos ancianos ingleses que se convirtieron en las primeras personas en recibir la vacuna contra el coronavirus de Pfizer fuera de un ensayo clínico. En ambas fotos se puede ver cómo se les administrar la deseada inyección en el brazo. No es algo raro, pues la mayoría de vacunas inyectables se administran así en adultos. No obstante, otros fármacos se inyectan en otras zonas. Por ejemplo, si alguna vez hemos ido a urgencias con una alergia es posible que nos hayan inyectado Urbason en la nalga o la cadera. Entonces, ¿cómo se elige dónde se administran las inyecciones intramusculares?

Hay varios factores que influyen, desde la dosis del fármaco hasta las propias preferencias del sanitario que se encarga de la administración. Esto hace que puedan variar para un mismo medicamento; aunque, por lo general, es necesario seguir las guías redactadas para ello.

¿Dónde se administran las inyecciones intramusculares?

Como su propio nombre indica, las inyecciones intramusculares son aquellas que se administran directamente dentro de un músculo.

Son muchos los fármacos que se suministran de este modo. Y también son muy variadas las zonas en las que se pueden inyectar.

Las guías de administración suelen contemplar cuatro zonas diferentes: el glúteo mayor, el muslo lateral externo, el deltoides y el área ventroglútea. O, dicho de otro modo, la nalga, el muslo, el brazo y la cadera respectivamente.

Para elegir dónde se administran las inyecciones intramusculares es necesario hacerse principalmente dos preguntas: qué edad tiene el paciente y qué volumen se le va a administrar.

Cabe destacar que para niños muy pequeños, por lo general, se recurre al muslo. No obstante, esto es así solo para volúmenes pequeños, de hasta 1 mililitro. Si la dosis requiere un volumen mayor, se puede optar por la cadera, pero solo para niños de más de 7 meses.

Para adultos vale cualquiera de las demás opciones, pero también es muy relevante el volumen. En el brazo, por ejemplo, solo se pueden administrar hasta 2 mililitros. Algunas guías incluso señalan que no más de un mililitro. En cambio, el resto de zonas admiten llegar a 5 mililitros.

Preferencias de los sanitarios

Por lo general, las vacunas se administran a volúmenes pequeños, de ahí que suelan inyectarse en el brazo. No obstante, para otros fármacos, como el citado Urbason, la cantidad puede ser mayor.

Por eso, suele optarse por la cadera o la nalga. Las guías más recientes indican que, si es posible, se debe optar por la primera, ya que en el glúteo se corre el riesgo de generar lesiones en el nervio ciático. No obstante, algunos estudios en los que se analiza dónde se administran las inyecciones intramusculares preferentemente indican que la mayoría de enfermeros prefieren la nalga, especialmente si son personas con mucha experiencia. Conocen las técnicas necesarias para evitar incidir sobre este nervio y, al ser esa la zona más utilizada en el pasado, siguen optando por dicho músculo.

Por eso, si tenemos que inyectarnos un fármaco dependerá mucho de quién nos lo administre y de la dosis que necesitemos. También dependerá de si somos niños o no, pero esa ya es otra cuestión.

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