Poder vivir donde uno desee. Disfrutar de un día a día estando rodeado de la gente a la que quiere. Llamar hogar a un enclave que sirva de motivación al despertar cada mañana. Estos conceptos, que rozan las frases motivacionales de los más pueriles libros de autoayuda o los textos de copia y pega de cualquier cuenta de Instagram intentando vender un estilo de vida idílico, se han vuelto protagonistas en 2020 como consencuencia de la pandemia del coronavirus y la que ya es una de sus grandes consecuencias: el aumento del teletrabajo.

Porque para nadie es un secreto ya que la pandemia ha llegado para darle la vuelta a muchos conceptos asentados en los cimientos sociales y que han permanecido incuestionados –generalmente hablando– durante décadas. El del trabajo presencial es uno de ellos.

Durante años se ha asumido que el acudir a una oficina a diario era la mejor manera de manejar a un equipo de personas y sacar adelante una empresa, pero la pandemia a puesto contra las cuerdas dichas creencias. En los últimos meses, la sociedad se ha hartado a hablar del teletrabajo. Se ha puesto a prueba como nunca antes. Se ha llegado, incluso, a hablar de un posible éxodo de Silicon Valley, donde el aumento de la presencia de compañías tecnológicas y el encarecimiento del suelo ha derivado en condiciones de vida que no han hecho sino empeorar la vida de sus empleados.

Con 2020 acariciando ya el final de su angosto recorrido, el que ha sido el un año para el olvido para la mayoría será también el que pueda marcar el desempeño profesional de muchas de las generaciones presentes. Y España está lista para intentar aprovecharlo y conseguir hacer de una mala mano un resultado favorable, apostando por la combinación de teletrabajo y calidad de vida que muchos extranjeros buscan.

Canarias, destino de teletrabajadores, ¿dígame?

Si te dieran la posibilidad de vivir donde quisieras, trabajando en remoto, ¿elegirías España? Esa es la pregunta a la que, cada vez más, desde los gobiernos locales se intenta empujar a que la respuesta sea afirmativa. Recientemente, Canarias daba comienzo a una iniciativa para conseguir llevar a las islas a miles de nuevos inquilinos de larga duración. Un lugar que se antoja, en invierno, todavía más atractivo.

Otras campañas, como #ElPaísMásRicoDelMundo, también pretenden promocionar, de nuevo, el relevante peso que tiene la gastronomía a lo largo y ancho del territorio nacional.

Imagen: Elena Kloppenburg

Entre las personas que ha decidido dar el paso se encuentra Simon Hamp. Este desarrollador de software británico ha hecho las maletas y, junto a Noelia, su mujer, cambiado en noviembre los grises cielos de Londres por los más soleados paisajes del lugar de nacimiento de esta última: Gran Canaria.

Un destino turístico, bien conocido entre sus hasta ahora conciudadanos, que han visitado de manera frecuente en los últimos años y cuyo atractivo les ha empujado a dar el paso. Decisión que no llega como consecuencia de la pandemia, pero sí por la posibilidad que ambos tienen para trabajar en remoto. Él, en una startup; ella, como empresaria de una firma de estilismo online.

Aunque la Covid-19 provocó inicialmente que tuvieran que posponer la mudanza algunos meses, "el momento no podría haber sido mejor, en muchos sentidos: con el Brexit y el coronavirus, no parece que valga la pena aferrarse a Gran Bretaña y, en particular, a Londres... especialmente cuando ambos podemos trabajar de forma remota".

Ese gran valor que comienza a florecer

Evaluar la conveniencia del trabajo en remoto es, en cualquier caso, algo que ha de plantearse siempre desde situaciones particulares y en ámbitos concretos. Lo que para unos aplica, para otros, quizá, no tanto. Sin embargo, para un buen número de empleados que se veían obligados, hasta ahora, a realizar largos desplazamientos diarios hasta el trabajo, ha supuesto un punto de inflexión.

"No soy una persona madrugadora, y me siento mal por la pobre gente que han tenido que ver mi penosa cara en el autobús y el metro en ese momento... [el camino al trabajo] especialmente en los días fríos y húmedos", relata Simon a Hipertextual.

"Así que, poder salir de la cama y ponerme zapatillas en lugar de zapatos es genial; definitivamente, puedo estar lo suficientemente presentable para una videollamada de Zoom cuando no he tenido que salir corriendo de la casa y correr hacia la parada del autobús", explica. "Y luego 'volver a casa' por la noche es mucho más fácil. Lo último que quiero hacer después de un duro día en la oficina es afrontar de nuevo el transporte público; relajarse en el sofá con una buena copa de vino es mejor que ser aplastado contra una sucia ventana del autobús todos los días de la semana".

Los que son nómadas y aquellos que no lo son tanto

Marcel Fahle es un desarrollador de software alemán que vive en Dénia desde 2018. Después de residir en Estados Unidos y el sudeste asiático, trabajando en remoto en ambos lugares, es otro de aquellos que lo tienen claro: su futuro está en España.

"Para mí, definitivamente, es la gente", asegura, resaltando "lo amable y acogedoras que son las personas aquí. No juzgan a otras personas por su apariencia o estatus social y realmente parecen preocuparse unos por otros como personas, lo que es aún más evidente durante la crisis actual". Por su buena experiencia en este tiempo, él y su mujer han decidido quedarse y establecer en suelo español su proyecto de vida.

Teletrabajando en Sella, Comunidad Valenciana | Imagen: Euan Cameron

Como otros antes, conectó de manera instantánea con la forma de vida, "por eso decidimos que queríamos que nuestra hija creciera aquí". Aspectos como la comida son un aliciente, apostilla, antes de catalogar a San Sebastián como un "paraíso" culinario.

Teletrabajo para todos

Con la pandemia acuciando de nuevo, y a pesar de tener la vista cada vez más puesta en la futura vacuna, parece más que claro que el teletrabajo no ha llegado para ser una imposición pasajera. Sin embargo, en ciertos países puede ser más sostenible que en otros mantenerlo con la vista puesta en el largo plazo.

Un vistazo al análisis realizado por LinkedIn en relación a las ofertas de trabajo en remoto publicadas recientemente así lo evidencia. Mientras que la tendencia muestra un claro incremento de manera generalizada, en países como España o Reino Unido el aumento roza el 300 % desde la primera semana de marzo a la última de mayo de este año.

Atención al cliente, gestión de cuentas y puestos de marketing, ventas o desarrollo son algunos de los perfiles en los que más han incrementado las nuevas ofertas de empleo.

Al mismo tiempo, las solicitudes de puestos en remoto por parte de quienes buscan teletrabajar también han escalado. Con España y Reino Unido rozando el 200 % en el citado periodo, los Emiratos Árabes Unidos se llevan la palma, acariciando el 300 %. Muchos de ellos ya lo han conseguido y, de manera temporal o definitiva, han abrazado el nuevo escenario laboral.

Mucho por determinar

Definitivamente, para los empleadores el teletabajo puede suponer un importante aliciente de cara al crecimiento de las firmas. Facebook ya ha anunciado sus intenciones de que miles de sus trabajadores –el 50 % de su plantilla, de casi 50.000 trabajadores–, trabaje en remoto de manera permanente en 2030. Un incremento en dinamismo operativo que en la cuna de la tecnología, paradojas de la vida, se ha comenzado a considerar ahora más seriamente.

El CEO de la canadiense Shopify expresaba, también, la gran posibilidad que el trabajo en remoto supone para empresas y empleados, pudiendo acceder a todo el talento global sin que la reubicación y mudanza sean un factor a considerar.

Imagen: Firos Nv

Así lo apuntaba también Hamp, quien considera la situación inversa, donde los empleados de firmas en grandes ciudades se van de ellas: "muchos trabajadores [...] podrían considerar mudarse a un lugar donde su calidad de vida podría aumentar drásticamente, especialmente si pueden mantener su salario", explica. "Eso puede traer enormes beneficios a las comunidades de las que forman parte".

Fahle es un claro ejemplo de ello. Él, por ejemplo, acostumbra desde un coworking, espacios florecientes en muchos puntos geográficos que combinan teletrabajo y contacto social durante la jornada laboral –y, en ocasiones, también fuera de ella–. Lugares que propician y extienden las oportunidades de atraer a nuevos residentes a las ciudades donde se encuentran.

A pesar de que al teletrabajo y a la implantación de a vida en remoto aún le queda mucho por demostrar, el coronavirus comienza a perfilarse ya como el motivo que hará de palanca para mover la sociedad hacia esta nueva realidad. Una que tendrá que venir de la mano de legislación y facilidades por parte de las administraciones públicas, como señala también, quien ve posibilidades para que la aventura que él inicia "sea la norma" en unos años. "Sé que todo suena muy utópico... quizás todo este sol me está convirtiendo en un optimista".

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