Llevamos meses preguntándonoslo. ¿Qué es mejor: permanecer en una gran ciudad o huir a ciudades más pequeñas durante una pandemia? Justo antes del cierre de París hace unas semanas, los coches se amontonaban a las salidas de la capital francesa. En España, ya se había vivido meses antes. Los madrileños huyeron en desbandada a segundas residencias justo antes del cierre del país el pasado mes de marzo. Fue muy criticado y con cierta razón, ya que llevaron la enfermedad a zonas en las que de otra manera no hubieran llegado. Sin embargo, ahora, una simulación explica por qué es mejor que las grandes ciudades se queden medio vacías ante una pandemia como la de la COVID-19. Y lo han hecho analizando la movilidad de grandes ciudades a otras más pequeñas.

La preocupación de las personas que viven en pequeñas ciudades y reciben en plena pandemia visitas de sus vecinos de las grandes urbes es muy normal. Esto se debe a que en las grandes ciudades las enfermedades se dispersan mejor: más gente, sitios más abarrotados y el transporte público hasta los topes. Y esto es muy diferente en las ciudades más pequeñas, donde hay más espacio disponible para cada persona.

El éxodo o cómo la movilidad en la pandemia puede ser buena idea

Este es el motivo que ha llevado a dos investigadores a realizar una simulación. Querían poner a prueba su hipótesis, ya que durante la pandemia de COVID-19 la idea generalizada ha sido la del cierre de fronteras nacionales y entre estados. Ahora, este nuevo estudio publicado en Chaos, por AIP Publishing analiza si son efectivas estas limitaciones a la hora de evitar que se propague la COVID-19. Se centraron, sobre todo, en la movilidad de personas de ciudades más grandes a las más pequeñas y probaron los resultados de esta migración unidireccional. Los investigadores ejecutaron unas 10.000 iteraciones de la simulación. Entonces, ¿es mejor cerrarlo todo a cal y canto o dejar que las grandes ciudades se vacíen un poco?

"En lugar de dar por sentada la movilidad, o la falta de movilidad, decidimos explorar cómo una movilidad alterada afectaría la propagación", comentó en un comunicado de prensa el autor Massimiliano Zanin. "La verdadera respuesta está en el signo del resultado. La gente siempre asume que cerrar fronteras es bueno. Descubrimos que casi siempre es malo".

Viajar con cuidado

Nadie quiere que la COVI-19 se expanda con la movilidad en la pandemia, pero descargar las ciudades de personas sí que parece buena idea, según apunta este estudio. "Los resultados mostraron que, si bien el movimiento de las grandes ciudades a los pueblos pequeños podría ser un poco menos seguro para las personas en los pueblos pequeños, en general, para una situación de pandemia global, esta reducción en la densidad de áreas densamente pobladas es mejor para la mayoría de las personas", explican en un comunicado de prensa.

Los dos investigadores, Zanin y David Papo, "colocaron un grupo hipotético de personas en dos lugares y asumieron que sus viajes se realizaban en patrones de movimiento aleatorios". Usaron la dinámica SIR, común en estudios epidemiológicos del movimiento de la enfermedad. "SIR significa susceptible, infectado y recuperado: clasificaciones que se utilizan para etiquetar grupos en una simulación y rastrear la propagación de la enfermedad de acuerdo con sus interacciones", explican los autores en el comunicado.

¿El problema? El principal problema de este estudio es que el modelo que han usado los autores está simplificado. Es decir, no tiene muchos detalles que "afectan los patrones de migración y la propagación de enfermedades". A pesar de esto, su enfoque en los cambios de población "indica que las prohibiciones de viaje podrían ser menos efectivas que la migración de personas a áreas menos densas". Y es que el resultado del estudio está claro. La propagación de enfermedades fue menor.

Cuarentenas, la solución a irse fuera

Esto no quiere decir que no se pueda propagar la enfermedad aunque se vaya a pequeñas ciudades. De hecho, la experiencia estos meses es que en muchas ocasiones es la movilidad entre zonas la que la expande. La cuestión está en quedarse quieto en esa segunda zona.

Es más, a pesar de lo que dice este estudio, lo mejor si uno se marcha fuera de su residencia habitual durante la pandemia es pasar una cuarentena antes de interactuar con otras personas del lugar. Estar unos quince días aislado hará que si es asintomático, no contagie a sus vecinos. Y así la enfermedad no viajará entre ciudades. En definitiva, no pasa nada por marcharse siempre que se tenga cuidado.

No es difícil pensar en los demás y en época de pandemia, esto salva muchas vidas. Está bien protegerse a uno mismo, de hecho, es lo que hay que hacer. Pero mejor está pensar en todos los que tenemos a nuestro alrededor, para evitar que también caigan enfermos.

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