Una revisión científica, publicada en la Revista Española de Salud Pública, concluye que no hay evidencias de que el consumo de diferentes bebidas alcohólicas tenga un efecto diferencial en la aparición y desarrollo de enfermedades cardiometabólicas, neurodegenerativas o cáncer. Es decir, no hay pruebas de que ‘recomendar’ una u otra bebida alcohólica pueda relacionarse con menor riesgo o beneficios para la salud.

Además, el artículo –cuyo primer firmante es Iñaki Galán, investigador del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII)– insiste en que la mejor recomendación es el consumo cero de alcohol.

Tal y como explica Galán, hay cierta tendencia social a creer que algunos tipos de bebidas alcohólicas podrían aportar, dentro de los comprobados efectos negativos globales que tiene el consumo de alcohol, algún efecto beneficioso (por ejemplo, en ocasiones se citan los polifenoles del vino).

Hay cierta tendencia social a creer que algunos tipos de bebidas alcohólicas podrían aportar algún efecto beneficioso, como con los polifenoles del vino, pero no hay evidencia de ello

Galán pide prudencia ante los mensajes de consumo moderado de alcohol. “Lo mejor, en cuestiones de seguridad para la salud, es no consumirlo”, aconseja. “Pero, si las personas toman alcohol, la recomendación es no sobrepasar ciertos umbrales (no llegar a 20 g/día en hombres y 10 en mujeres)”. Los resultados señalan que no es posible recomendar una u otra bebida alcohólica para manejar estos umbrales o un consumo moderado’.

El estudio se ha realizado mediante una búsqueda a través de PubMed (entre enero de 2000 y febrero de 2019) de revisiones sistemáticas y metaanálisis que reportaban resultados cuantitativos de la asociación entre el consumo de diferentes tipos de bebidas alcohólicas y efectos en salud. Los autores trabajaron con 26 estudios: 21 relacionados con cáncer, 3 con enfermedades cardiometabólicas, 2 con neurodegenerativas y uno con mortalidad general.

Sin diferencias entre las distintas bebidas

La investigación revela que no hay consumo positivo de alcohol para la salud y confirma que tomar una u otra bebida alcohólica (vino, cerveza, licores o combinados) no influye en posibles resultados de salud o en el riesgo de enfermedad o muerte.

Los datos fueron heterogéneos, de ahí la imposibilidad de extraer datos diferenciales entre bebidas alcohólicas. Determinadas variables (diferencias metodológicas en la estimación de la ingesta de alcohol, control de efectos de confusión y contraste de las estimaciones entre el tipo de bebidas) hicieron muy difícil sacar conclusiones sobre posibles efectos desiguales en la salud.

La investigación revela que no hay consumo positivo de alcohol para la salud y confirma que no hay diferencia entre tomar una u otra bebida alcohólica

Por ejemplo, en la mortalidad general y las enfermedades cardiometabólicas, aunque algunos datos apuntaban que la cerveza y los licores podían tener un mayor efecto negativo que el vino, las diferencias no fueron estadísticamente significativas.

Respecto al cáncer, en aquellos tipos cuya evidencia causal con el consumo total de alcohol era totalmente consistente (orofaringe, colorrectal y de mama [mujeres]), las revisiones tampoco mostraban un efecto diferenciado según los tipos de bebidas alcohólicas. En cuanto a las enfermedades neurodegenerativas, la información disponible tampoco permite establecer claras conclusiones.

No hay consumo seguro

La publicación del estudio ha coincidido con la celebración este viernes en el Ministerio de Sanidad del webinar ‘Actualización de los límites de consumo de bajo riesgo de alcohol’, en el que se ha presentado un documento que actualiza dichos límites con el objetivo de disminuir los riesgos asociados al consumo. La principal conclusión es que no existe un nivel de consumo seguro.

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