Un apasionado mestizaje, fruto del amor prohibido entre los Montesco y los Capuleto de la prehistoria, nos está saliendo caro hoy a los seres humanos. Hablamos ni más ni menos que de humanos y neandertales. A día de hoy sabemos que el sexo entre ellos, hace unos 50.000 años, es el responsable de que aún a día de hoy tengamos algunos vestigios de ADN neandertal. Y no podemos decir que hayamos heredado lo mejor de cada casa, pues entre estos genes se encuentran algunos asociados con las alergias, la depresión o las adicciones. Pero, además, por si eso no fuera suficiente, un nuevo estudio publicado en Nature demuestra que también podemos tener una mayor predisposición a desarrollar formas graves de COVID-19 por un gen neandertal.

La investigación la ha llevado a cabo un equipo de científicos del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, después de analizar el genoma de un neandertal de 50.000 años de antigüedad hallado en Croacia.

¿Por qué se puede enfermar gravemente de COVID-19 por un gen neandertal?

Los autores de este estudio reciente se basaron en una investigación anterior en la que se relacionaba un grupo de genes del cromosoma 3, con una mayor probabilidad de ingresar con insuficiencia respiratoria por COVID-19 y requerir ventilación artificial. De hecho, la probabilidad es tres veces mayor que la de las personas que carecen de este rasgo en su genoma.

Al analizar el genoma del neandertal de Croacia, comprobaron que ya poseía estos genes, por lo que parecían ser el resultado de su cruce con el Homo sapiens, hace más de 50.000 años.

Se trata de un fragmento de ADN cuya conservación se distribuye de una forma heterogénea por todo el mundo. Por ejemplo, aproximadamente el 50% de las personas procedentes el sur de Asia lo tienen. No ocurre lo mismo en Europa, donde solo se encuentra en uno de cada seis humanos. En el otro extremo se encuentran África y Asia Oriental, donde la presencia de estos genes es prácticamente indetectable.

En definitiva, parece ser que la gravedad de la COVID-19 por un gen neandertal, o más bien por un grupo de genes, puede ser uno de los factores de riesgo. Pero no es el único. La edad, la obesidad, el tabaquismo o la presencia de ciertas patologías previas también juegan un papel fundamental. No podemos dejar recaer toda la culpa en aquellas “historias de amor”. De hecho, en todo lo referente a esta pandemia no nos hace demasiado bien señalar culpables. Ni siquiera si murieron hace decenas de miles de años.

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